Cuando voy de compras a algún supermercado es normal que me fije en las ofertas porque puede ser interesante adquirir algo en el momento apropiado, pero lo cierto es que acaba siendo estresante. Lo que hoy está a dos por tres, mañana tiene un descuento del 10% o una promoción rebote aplicable a la compra de la semana siguiente, o te dan un vale que solo se puede canjear un mes después en compras superiores a no sé cuántos euros. Más que una compra de supermercado parece un examen de matemáticas. Hay supermercados que creo que se han dado cuenta de eso y aplican un precio medio sin complicaciones, prefieren aplicar las promociones a la media del PVP y no andarse con argucias incómodas. Creo que lo de Mercadona en eso fue un acierto al implantar lo del SPB (Siempre Precios Bajos). No sé si aún lo aplican porque hace tiempo que no voy por allí, pero me parece una opción más saludable para la psique del comprador que no ha de ir calculadora en mano pensando siempre que se va a equivocar en la fecha de la compra. A veces, esto que comento también ocurre en el mundo de los impuestos, ayudas y subvenciones, y todo este tipo de cosas basadas en cuántos trabajadores tienes, la edad de los mismos, o lo que facturas al año, o a qué te dedicas.
Ayudas y subvenciones… ¿para qué?
Ayudas y subvenciones… ¿para qué?
Yo soy más partidario del equivalente fiscal al SPB de Mercadona, mejor un impuesto razonable que se pueda pagar sin que parezca que te están robando y sin estar pendiente de si te pasas en algún parámetro o no. ¿No me digan que lo de los impuestos no se parece a veces a las ofertas de las telefónicas? ?¿Quién es capaz de entenderlas? (a las ofertas me refiero). Que si minutos gratis, que si SMS hasta 50 sin coste los primeros diez días de un mes de febrero pero solo en años bisiestos…
La famosa revista The Economist ha puesto recientemente verde a España por un asunto parecido. No es que critique en sí mismo las ayudas y subvenciones, pero en el fondo es lo mismo. Al analizar la fiscalidad de las empresas ha llegado a la conclusión de que, o eres una grandísima empresa, o mejor que no tengas más de 50 trabajadores… Es otra cosa que no entiendo. Me parece genial que se incentive a la pequeña empresa, pero si cuando creces te crujen… ¿Eso no es un desincentivo para el empleo? Creo que ninguna ayuda o mejora fiscal debería ir aparejada a un número de trabajadores, o a una facturación en concreto, todo eso son falacias sin sentido. Lo que hay que buscar es una fiscalidad sin altibajos y que sea llevadera.
Ramón Cerdá
Ayudas y subvenciones… ¿o mejor una fiscalidad apropiada? was last modified: febrero 25th, 2015 by Ramón Cerdá