Hoy he leído esta noticia, aparecida en El Norte de Castilla del 19/12 y me he quedado helada:
El sueño del vallisoletano Unai, ocho añitos, era ser futbolista. La temporada pasada jugaba en los prebenjamines de la Unión Deportiva Sur (fueron subcampeones) y ya tenía preparada la ficha de benjamín para este año. Pero el verano y una trágica enfermedad se cruzaron por el camino. Unai contrajo mientras estaba de campamento de verano en Palencia una sepsis meningocócica que obligó a su ingreso en el hospital Clínico el pasado 8 de agosto. Desde entonces, su vida ha estado encadenada a las paredes de un hospital y el chaval y su familia han tenido que hacer frente a un «duro proceso médico con numerosas intervenciones quirúrgicas». Sufre un daño renal severo y los médicos le han tenido que amputar las dos piernas por debajo de las rodillas. «Pero Unai es un luchador que no se da por vencido», explica Emma de León desde la Fundación Irene Megías contra la meningitis, que ha emprendido una campaña de recaudación de fondos para sufragar el tratamiento médico de Unai. «Aún no ha salido de peligro y los médicos que lo atienden todavía temen por su vida», explican desde la Fundación. Por ello, el pasado lunes 29 de noviembre, Unai tuvo que ser trasladado hasta al hospital La Paz de Madrid «donde disponen de todos los servicios necesarios para tratar sus numerosas secuelas, también psicológicas». Es decir, una Unidad de Nefrología para el cuidado de sus riñones -seguramente necesite un transplante- y unidades de Quemados, Cirugía Plástica y Cirugía Reconstructiva para las piernas y las demás cicatrices del cuerpo. El dinero que se recaude con esta campaña solidaria -en solo una semana ya se han conseguido 2.000 euros- servirá para ayudar a sus padres y la familia, que se encuentra en una «complicada situación económica». Su madre, Beatriz, no trabaja. Y el padre, Ángel, tuvo que solicitar la baja laboral de la imprenta en la que trabaja, en el polígono de Argales, para acompañar a su hijo y ocuparse en todo momento de Unai. «Somos una familia media, con su hipoteca. Y todos los gastos que supone esta situación son inasumibles para cualquier trabajador», explica Cristina, la tía de Unai. Sobre todo ahora, que los padres han tenido que trasladarse a Madrid, por tiempo indeterminado, para estar cerca del chaval y cuidar además de sus dos hermanos, Asier (de 10 años) e Íker, el pequeño -«aunque no tenemos familia allí, siempre nos han gustado los nombres vascos»- que nació además el 7 de agosto (parto prematuro), un día antes de que Unai fuera hospitalizado.Ante esta situación, la Fundación Irene Megías ha abierto una cuenta en La Caixa para ayudar a Unai y su familia. El número es 2100-2351-12-0200252688 y allí esperan un donativo que pueda echar una mano a este pequeño vallisoletano, un auténtico deportista que no solo jugaba en el equipo de fútbol del barrio, sino que también participaba en carreras populares, como la que organiza Don Bosco. «Siempre ha sido un chaval incansable. En vacaciones subía a toda velocidad las escaleras de la torre de Hércules en La Coruña o trepaba sin cansancio en el castillo de Peñíscola. Es un chaval muy delgado, pero con una fortaleza impresionante», recuerda su tía Cristina.Unai ingresó en el hospital Clínico de Valladolid el pasado 8 de agosto con síntomas de sepsis meningocócica, contraída presumiblemente mientras estaba de colonias -junto a otros 49 niños, entre ellos su hermano Asier, de la parroquia de Santo Tomás de Aquino (ubicada en al calle Álvarez Taladriz)- en un campamento de verano en la localidad palentina de San Salvador de Cantamudo. «Los monitores y organizadores se portaron muy mal. No atendieron bien a Unai y ni siquiera avisaron a la familia primero de su traslado a Cervera, donde el niño entró ya muy mal, y luego a Valladolid», dice Cristina. La Fundación Irene Megías fue creada en 2006 por Jorge Megías después del fallecimiento de su hija Irene, de 17 años, por una sepsis meningocócica 24 horas después de la aparición de los primeros síntomas.
Me toca de cerca, porque, aunque no lo conozco, el niño es de mi ciudad. Jugaba en el equipo de mi barrio. Y para colmo su madre tuvo a su tercer hijo, prematuro, en el mismo hospital en que yo tuve a Valeria justo un mes antes.Además, tiene la misma edad que mi hermana menor. No puedo imaginar los difíciles momentos que está viviendo esta famila. Aportemos entre todos nuestro granito de arena para ayudarles!