Revista Sociedad

Ayuso, Madrid y la falacia comunista

Publicado el 28 marzo 2021 por Abel Ros

Con el eslogan: "Comunismo o libertad", Isabel Díaz Ayuso prepara toda su artillería pesada contra las izquierdas. Así las cosas, la presidenta de la Comunidad de Madrid se proclama como la salvadora de la libertad frente al comunismo. Frente a un "Madrid soviético", liderado - al parecer - por leninistas y marxistas. Un Madrid, como les digo, dirigido por creyentes de la dictadura del proletariado. Así las cosas, el debate electoral no es otro que decidir entre prisión - comunismo - o libertad - neoliberalismo -. Un debate que se aleja, por tanto, de los asuntos que, de verdad, preocupan a los madrileños. Y un debate que parte de una frase que adolece de sentido. Y adolece, queridísimos lectores, porque en la España del siglo XXI existe el Estado del Bienestar. Un Estado compatible con la economía de mercado. La Hispania, que recoge la Carta Magna, responde a un modelo híbrido que aglutina el mercado y el Estado.

Decidir entre "libertad o comunismo" sería algo así como elegir entre Adam Smith y Lenin. Dos extremos difíciles de encajar en la complejidad geopolítica del presente. Este debate, que proclama Ayuso, resucita las secuelas de la Guerra Fría. Una guerra que se libró, como todos sabemos, entre EEUU - buque insignia del capitalismo salvaje - y la URSS - baluarte del socialismo con mayúsculas -. Y una guerra que finalizó con la caída del muro de Berlín y la "capitalización" de Rusia. El neoliberalismo extremo tuvo lugar en la Inglaterra de la Revolución Industrial. En aquella Inglaterra - sin Estado del Bienestar - surgió la cuestión social y, con ella, la sociología. En esa Inglaterra - injusta por antonomasia - existía una desigualdad exacerbada entre los propietarios de los medios de producción - el tejido empresarial - y los proletarios. Fueron los segundos quienes, influenciados por el pensamiento marxista - tomaron conciencia de clase y consiguieron - después de que corriera mucha sangre - que se llevara a las constituciones, y dignificara, el derecho del trabajo. Y dicha constitucionalización inició lo que hoy conocemos como socialdemocracia. La misma que Ayuso, al parecer, confunde con comunismo.

El comunismo fracasó, entre otras cosas, porque se llevó a cabo en el lugar equivocado. Y fracasó porque se desarrolló el Estado del Bienestar, un elaborado social que sirvió para que surgiera, en Europa, la clase media. Hoy, en un mundo interconectado y organizado por sistemas económicos híbridos, el comunismo no tiene cabida. Y no la tiene en ninguna democracia avanzada y menos, todavía, en Madrid. Por ello, el eslogan "Comunismo o libertad" se presenta como un insulto a la inteligencia política. Si por comunismo se entiende la articulación de un "Madrid Soviético", no hemos entendido nada de política. Y si por libertad entendemos "lo contrario a dictadura", el mensaje de Ayuso deja mucho que desear. Y lo deja porque su sinónimo sería algo así como "Liberalismo o dictadura". Y este eslogan, amigas y amigos, no tendría cabida en la España constitucional. Estaríamos ante un mensaje irreal, provocador y poco respetuoso con nuestras instituciones. El mensaje de Ayuso resulta engañoso, polarizador e incendiario. Tres adjetivos que retratan la baja calidad de nuestra democracia.


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