El festival Azkena Rock (ARF) que se celebra anualmente en Vitoria-Gasteiz desde hace once ediciones, va camino de convertirse en una de las citas imprescindibles para todo aquel que aprecie el riesgo de traer a España bandas que ya tienen su lugar en el Olimpo del rock, junto a grupos que realizan parada en nuestro país por primera vez. Por este festival han pasado nombres como Bob Dylan, Kiss, Black Crows, Deep Purple, Queens of the Stone Age, Pearl Jam… consiguiendo un conglomerado de viejas glorias con nuevas promesas que es difícil encontrar en otro festival de estas características. En esta onceava edición contaban con unos cabezas de cartel de lujo: Ozzy Osbourne & Friends que sustituían a los caídos Black Sabbath y los legendarios Lynyrd Skynyrd.
© Big Loke
El primer concierto destacable del primer día fueron Blue Öyster Cult, grupo de rock veterano con más de 40 años a sus espaldas y de sobras conocidos. A pesar de lo temprano de su actuación consiguieron reunir a muchísima gente que tarareaba sus canciones más conocidas, principalmente su mayor éxito ‘Don’t fear the reaper’.
Una hora después subió a escena Twisted Sister, grupo de glam rock de los ochenta. El público agradeció la entrega de la banda de Dee Snider y disfrutó del repertorio que desgranaban a medida que pasaba el tiempo hasta que llegaron al himno ‘We’re Not Gonna Take It’, cuyo estribillo se transformó en “Huevos con aceite” por parte del cantante como cachondeo del nivel de inglés del público. Un momento muy épico. Y nada más acabar con su último tema ‘I Wanna Rock’ cambiamos de escenario para ir a una atmósfera mucho más pequeña.
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No consigo entender como con tres escenarios y unas once bandas por día, la dirección hace que se solapen conciertos. Esto hace que casi nos perdamos a Graveyard, un grupo muy influenciado por Led Zeppelin y Deep Purple. Aprovechando su escasa popularidad en nuestro país, aprovecharon para tomar unas cervezas a pie de pista y hacerse fotos con sus fans. Si los buscas en You Tube, te pensarás que son una banda de los años setenta, pero nada más lejos de la realidad. Graveyard visita España por primera vez en su tour europeo y nos deja la sensación que serán un grupo a tener en cuenta pronto.
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A medio concierto de Graveyard, la mayoría del público marcho a ver a Status Quo. ¿Qué decir de esta banda de viejas glorias que rivalizan por edad con los Rolling Stone? Sonaron contundentes y dejaron claro que para ellos no pasa el tiempo. Los fans más maduros saltaron y bailaron al ritmo de ‘Whatever you want’ y ‘Down Down’, mientras que los más jóvenes tuvieron que mudarse de nuevo de escenario para ver a Steel Panther.
Todo aquel que estuviese entrando en el recinto se estaría preguntando ¿cómo puede ser que en pleno año 2012 todavía salgan bandas glam? Esta formación nació como grupo parodia a todas esas bandas de pelo cardado y mayas rosas que tanto nos avergüenza ver ahora en videos y fotos. Con un repertorio justito, Steel Panther se ganó al publico entre canción y canción, animando a que las fans enseñasen las boobies mientras se retocaban el maquillaje durante las canciones.
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Después de seis horas de festival, mi cuerpo me pedía combustible a gritos y fui a aprovisionarme. A ocho euros el litro de cerveza y cinco una piedra a la que querían llamar bocadillo, me vi obligado a buscar alimento en el exterior, cosa que hizo que me perdiese a Pentagram. Por suerte llegué justo cuando comenzaba Porco Bravo, grupo patrio formado en 2004, con un directo de rock salvaje y arrollador, presentando su disco “Grooo!”.
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Y para acabar el primer día, Dropkick Murphys. Puro punk folk irlandés de este grupo venido de los barrios bajos de Boston que mezcla las melodías de las canciones irlandesas clásicas con un sonido hardcore.
Y a dormir!
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En la segunda jornada asistí directamente a uno de los grupos que más me interesaban; Black Label Society. La banda liderada por el virtuoso guitarrista Zakk Wylde hizo retumbar los altavoces y los pechos de todos los asistentes en el segundo escenario con ‘Stillborn, Overlord’ o ‘Suicide Messiah’. Un aperitivo para ver al primer cabeza de cartel del festival y uno de los primeros confirmados, el señor Ozzy Osbourne & Friends.
Precedido por un video repasando los mejores momentos de su carrera que ponía los pelicos del cogote de punta, dio un repaso a su carrera en tres fases: Primero con su banda actual formada por el bajista Blasko, el guitarrista Glus G y el batería Tommy Cluffetos. Posteriormente Blasko dió el relevo a Geezer, bajista original de Black Sabbath y finalmente subió al escenario Zakk Wylde para rematar el concierto con todos los miembros tocando a la vez ‘Paranoid’.
Apenas pudimos rehidratarnos cuando subieron The Mars Volta al escenario. Lo tenían todo para triunfar: Público, sonido, entrega y entusiasmo, pero la puesta en escena de Ozzy marcó e hizo que a Mars Volta se le quedase el escenario grande y los esfuerzos de Cedric Bixler por animar tardaron en dar sus frutos. Esto unido a que apenas tocaron sus grandes éxitos provocó una espantada de público hacia el otro escenario en el cual estaba calentando Dick Brave & The Backbeats, grupo de versiones rockabilly que era capaz de levantar los ánimos en un funeral. La noche la cerró Danko Jones, una de esas “jóvenes promesas” que llevan más de veinte años de carrera a sus espaldas y que fuera de los Estados Unidos no tienen una gran repercusión.
Y ya en el siguiente día, directamente al plato fuerte. Lynyrd Skynyrd, el grupo de nombre impronunciable y padre del rock sureño. Una de las leyendas de la música actual con el himno conocido por todos, ‘Sweet Home Alabama’. El grupo congregó al público más variopinto, desde quinceañeros hasta maduros de corazón sincero que se entregaron por ver a estas leyendas de la música en el escenario. Se llevaron de calle a la mayor parte de asistentes al festival durante su actuación, hecho que se notó al finalizar con el tema ‘Free Bird’, de diez minutos que parecieron dos de manera espectacular y explosiva.
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Quince minutos después del último acorde de Free Bird, aparecieron My Morning Jacket, una de esas sorpresas que te llevas ante el directo de un grupo que apenas has escuchado un par o dos de canciones. Con un concierto increíble no se dejaron apabullar por el listón dejado por los Lynyrd y ofreció todo su repertorio de la mejor manera posible: Tocando y dando todo lo bueno de uno mismo.
Y para rematar la noche, The Darkness, la banda liderada por Justin Hawkins demostró a todo el mundo que la disolución fue un espejismo y que están en plena forma. El showman no paró de saltar y correr por el escenario evocando a los mejores momentos de Freddy Mercury, falsetes incluidos. En su repertorio no faltaron los clásicos que les catapultaron a las radios comerciales, además de canciones del nuevo disco que va a salir después de verano
Y con todo esto, he ido comentando los conciertos que he podido o he querido asistir, me he dejado muchas bandas en el tintero que no he podido verlas y pasados los días me arrepiento de no haber podido estar ahí a pie de pista, como con Triggerfinger o Gun. De todas formas puedo decir por experiencia después de haber asistido al Azkena Rock un par de veces, que este tipo de festivales solo puede ir a mejor. Las cifras de asistencia lo confirman este hecho con cerca de 45.000 personas en total.