Texto original escrito por Ana. Sígueme en Twitter.
Cuando les platiqué sobre las conferencias a las que asití hace un par de semanas, les dije que quería platicarles con más calma sobre la que en particular llamó más mi atención: la adicción al azúcar.
La ponencia estuvo a cargo de la Doctora Julia Ross, experta en adicciones y una de las pioneras en los programas de rehabilitación en Estados Unidos. Al trabajar con comedores compulsivos, Ross se dio cuenta que un alto índice de ellos presentaban cuadros muy similares a los de los alcohólicos o cocainómanos, con el consumo de azúcar. Para muchos, el trabajo terapéutico y las dietas, no eran suficientes.
Esto la llevó a dedicar los últimos 20 años de su carrera al estudio de la adicción al azúcar, ofreciendo un programa innovador y muy exitoso que conjuga nutrición, terapia psicológica y complementación nutricional. Además, es una activista a favor de una mayor restricción y reglamentación del uso de la azúcar en los alimentos, especialmente hacia los niños.
Al hablar azúcar, no nada más se refiere a la sacarosa, o al polvito blanco que todos conocemos, sino a todo tipo de azúcar (de caña en cualquier nivel de refinamiento, remolacha, piloncillo, jarabes) y a las harinas refinadas.
Las investigaciones de la Dra. Ross y de muchos otros académicos, han concluido que el azúcar y los sustitutos del azúcar pueden ser cuatro veces más adictivos que la cocaína y que sus efectos en la bioquímica del cerebro son similares a la de otros opiáceos como la heroína.
El azúcar es tan tóxico para el cuerpo como el alcohol o el tabaco, y de hecho al año causa la muerte a más personas que los dos anteriores. Para conocer una amplia lista de los daños que el azúcar causan al cuerpo y una larga lista de referencias a artículos de investigación al respecto, lean How sugar ruins your health.
“El azúcar no es comida. Es una droga alta en calorías.” – Julia Ross, MD
De acuerdo a Ross, los síntomas de la adicción al azúcar, son, como en otras adicciones, los siguientes:
Pérdida de control.
No poder parar de comer.
Uso continuo de la sustancia a pesar de las consecuencias adversas.
Continuar comiendo harinas y azúcares, aún siendo obesos o diabéticos, y aún sabiendo que es dañino.
Síndrome de abstinencia
Al dejar de consumir azúcar se experimentan dolores de cabeza, fatiga, ansiedad, irritabilidad, antojos incontrolables, atracones, mareos…
Recaídas en arriba del 97% de los casos
Aún teniendo periodos de abstinencia, se tiende a reincidir en el consumo y caer nuevamente en el ciclo adictivo. Ejemplo: círculo vicioso de las dietas: dieta – atracón – dieta
El consumo es progresivo y terminal
La dependencia a la sustancia hace que cada vez se necesite mayor cantidad y/o un consumo más frecuente, lo que va mermando la salud del paciente, llegando a ocasionar la muerte.
La adicción al azúcar no es un defecto de carácter ni falta de voluntad. Es una condición compleja en la que inciden factores bioquímicos en el cerebro, nutricionales y psicológicos, que deben de tratarse desde otro enfoque. Por eso, para un adicto al azúcar, las dietas como las conocemos no funcionan.
Otros investigadores que se han dedicado al estudio de los efectos del azúcar en el cuerpo y a difundir el peligro de su consumo excesivo y repetitivo a lo largo del tiempo son el Dr. Robert H. Lusting, Profesor de Pediatría en la División de Endocrinología de la Universidad de San Francisco (UCSF), de quien les comparto esta ponencia titulada Sugar: The bitter truth.
Gary Taubes, escribió al respecto en su artículo del New York Times Is Sugar Toxic?
La buena noticia: existe un tratamiento innovador, integral y que está siendo muy exitoso para tratar esta condición. ¿Y la mejor noticia? ¡Yo lo estoy aprendiendo! Así que en este año estaré ofreciendo el programa para todas aquellas personas que creen que pueden estar lidiando con una adicción al azúcar. Estén pendientes, además de muchos otros artículos sobre este tema.
¿Qué opinan? ¿Alguno de ustedes ha intentado dejar el azúcar y las harinas? ¿Cómo les fue?