Título: Azul casi transparente (Kagirinaku tomei ni chikai buru)
Autor: Ryu Murakami
Traducción: Jorge G. BerlangaEditorial: Anagrama (junio 2010)Año de publicación: 1976Páginas: 144Precio: 7,50 euros
Con este libro, que había leído antes de las vacaciones y del que tenía pendiente hablaros, ya sabía un poco lo que iba a encontrarme gracias a algunas reseñas que había leído previamente y que no lo ponían precisamente bien. En mi caso ni me ha gustado ni me ha disgustado, aunque quizá, el que un libro nos produzca indiferencia, sea lo peor que le pueda pasar a una novela. Me ha recordado mucho a El almuerzo desnudo de William Burroughs, aunque sin su genialidad, o a Menos de cero de Bret Easton Ellis, sin su originalidad y frescura. Se trata de una novela de realismo sucio y crudo, donde el autor nos muestra sin entrar a juzgar, como si de una cámara de vídeo que lo registra todo se tratara. De hecho, la novela posee un lenguaje muy cinematográfico, por lo que no es de extrañar que fuera llevada al cine en 1979.
Daido Moriyama
Seguimos a un grupo de chicos y chicas japoneses, todavía estudiantes y muy jóvenes, que viven junto a una base militar norteamericana. Se pasan el día consumiendo todo tipo de drogas y organizando orgías para los soldados americanos, mientras se empapan de la cultura occidental de la época (los años 70) escuchando discos de The Doors o de los Rolling Stones. Todo ello lo hacen como autómatas, sin encontrar ni placer ni desagrado en lo que hacen, simplemente lo hacen, pasa un día más, otro y otro, todos iguales, entre drogas y sexo. Ese aparente distanciamiento del autor no es total, ya que la historia nos la cuenta en primera persona uno de los chicos del grupo, Ryu (el mismo nombre del autor, que juega con ello a confundirnos en saber si se trata de experiencias propias o de una simple fantasía), él nos cuenta cómo transcurren esos días.
Daido Moriyama
La novela es muy explícita, se cuenta con detalle cómo se chutan la heroína o relata con todo lujo de detalle escenas sexuales totalmente pornográficas. A pesar de ello, algo que llama la atención y que es un punto a favor de la novela, es que esas escenas escabrosas se alternan con pasajes de lo más poéticos, llenos de imágenes que muchas veces no tienen que ver con lo que se está contando, con lo que el efecto es aún más sorprendente.
La lluvia producía diferentes sonidos en distintos lugares. Al ser absorbida entre la hierba, la gravilla o la tierra, sonaba como una orquesta de pequeños instrumentos musicales. Un soniquete como de piano de juguete, lo bastante pequeño para caber en la palma de la mano, resonaba en mis oídos, era la bajada de la heroína.
Daido Moriyama
¿Y por qué no me ha entusiasmado? Quizá habría que ponerse en contexto, se trata de la primera novela de Ryu Murakami, quien escribió el libro cuando aún era un estudiante de 24 años. La novela se publicó en 1976, unamos la época a la sociedad tradicional y apocada japonesa para imaginarnos que un libro de estas características fue toda una revolución en su momento. Vendió en pocos meses millones de ejemplares y recibió críticas de lo más elogiosas así como otras que lo tachaban de pornográfico. A día de hoy, una novela de estas características causa ya poco escándalo. Quizá si lo hubiera leído de adolescente, quizá si no hubiera leído ya El almuerzo desnudo, Menos que cero o La naranja mecánica, con los que se la compara, quizá y solo quizá, entonces me habría llamado más la atención, conmovido, asombrado. La cuestión es que me parece más de lo mismo, y aunque las anteriores novelas que he nombrado me gustaron, no es tampoco un estilo de libros que me llame especialmente la atención. La ausencia total de trama, ya que no hay un hilo conductor, tan solo les vemos drogarse, hablar de cosas insustanciales entre ellos y practicar sexo, hace que nuestro interés sea relativo. El hecho de que los personajes sean tan desapasionados, se muestren tan apáticos y se comporten casi de un modo idéntico hace difícil que nos identifiquemos con ellos o que al menos simpaticemos con alguno de ellos.Daido Moriyama
¿Me arrepiento de haberla leído? No, porque quería conocer la prosa de Ryu Murakami que en sí no me ha desagradado, abundantes diálogos, frases cortas y secas, intercaladas con pasajes más poéticos y descriptivos. Además, es una novela muy breve de poco más de 100 páginas que es lee fácilmente en una tarde, con lo que no me ha robado mucho tiempo. ¿La recomendaría? Esta pregunta es más difícil de responder. Es una lectura que no deja apenas poso y que en mi caso me ha aportado más bien poco. Si os apetece leer libros de este tipo os recomendaría cien mil veces antes los anteriormente nombrados de Burroughs y Easton Ellis. Sin embargo, si sentís curiosidad, como me ha pasado a mí, tampoco supone una pérdida de tiempo muy grande por lo breve que es, y aburrir no aburre, ya que como digo, el lenguaje es muy sencillo, hay abundancia de diálogo y se lee en nada de tiempo.Daido Moriyama
Para ilustrar esta entrada he usado las imágenes del fotógrafo japonés Daido Moriyama, desasosegantes, llenas de interrogantes y de sensualidad. Fue miembro fundador del grupo Provoke en 1969 junto a otros fotógrafos, así como de la Photo Workshop School en Tokio. En sus fotografías suele utilizar desenfoques en las figuras, sobreexposiciones y fuertes contrastes que rompen con la perfección de la fotografía y la hacen aún más genuina. Sus inspiraciones se encuentran en Robert Frank, Shomei Tomatsu, Andy Warhol y William Klein. Entre los premios que ha obtenido se encuentran el premio anual de 1983 otorgado por la Sociedad Fotográfica de Japón y el Premio de Cultura de la Asociación Alemana de Fotografía de 2004.
Ryu Murakami
Ryu Murakami (no confundir con Haruki, el popular escritor japonés de novelas como Tokio Blues o 1Q84) es un escritor y director de cine nacido en Sasebo, Nagasaki, en 1952. Su primera novela fue Azul casi transparente, publicada en 1976, obra que se convirtió inmediatamente en bestseller. Él mismo vivió cerca de una base militar estadounidense en Sasebo, algo que aplica en su novela. Entre las películas que ha dirigido se encuentra Tokyo Decadence (1992). En español, además de esta, se encuentran las novelas Sopa de Miso y Los chicos de las taquillas. Con esta novela ha ganado el primer premio del concurso literario de la revista Gunzo y el prestigioso premio Akutagawa