Revista Cultura y Ocio

Azul casi trasnsparente, de Ryu Murakami

Publicado el 20 noviembre 2011 por Xula

Azul casi trasnsparente, de Ryu Murakami

Azul casi transparnte

Ryu Murakami

ISBN:9788433914798

Formato: Tapa blanda– 143 Págs.

Editorial: Editorial Anagrama
¡Buenas a todos!
Después de levantarme casi sin ganas (maldita gripe), he decidido que voy a hacer una repesca de algunas reseñas que tenía escritas para otra plataforma. Estas ya fueros publicadas en su momento, así que no se tratará de novedades editoriales, pero sí de algunas novelas que merece la pena leer o al menos conocer de ellas.
Ya aviso desde aquí que cuando escribí esta en concreto, hace unos años, lo hice de calentón, así que no me tengáis en cuenta el sarcasmo que utilizo en la primera parte.
Para saber más del autor, AQUÍ
Argumento
Esta parte va a ser un poco difícil, porque el argumento está un poco en el aire. La “historia” ronda la vida de unos jóvenes cerca de una base militar. Inconformistas, enganchados a todo tipo de drogas, fiesteros e irresponsables. Pasan sus días, uno tras otro, entre orgías, peleas y colocones.La verdad es que no hay mucho más que decir acerca de su argumento, porque esto es en esencia de lo que versa el libro.
Los personajes
En cuanto a los personajes, como otras veces, no voy a desglosarlos con nombres y apellidos ya que podemos considerarlos como un conjunto.
La única excepción es Ryu, que podría incluso considerarse el propio autor, que narra la historia en primera persona. Lo suyo no podría llamarse inconformismo ni rebeldía, ni nada parecido, es más bien una dejadez, un estado continuo de apatía del tipo me da igual meterme una ralla que pincharme heroína, que participar en una orgía bisexual que mirar el techo pensando en mariposas.
El resto de sus amigos muestran un poco mas de entusiasmo por las cosas: unos porque les gusta drogarse, las otras porque les gusta dejarse sodomizar, o tal vez ambas cosas a la vez.
Pero total... ¡Son jóvenes! Apenas llegan a los 20 ninguno de los personajes y ya hay poli toxicómanos, prostitutas, agresores de género y delincuentes.
Mi opinión
Estoy casi en la obligación de contaros como fue a parar este libro a mis manos. Yo estaba tan felizmente en la biblioteca buscando algo nuevo de Murakami (MI Murakami, el de Tokio Blues y Sputnik mi amor) cuando vi este pequeño volumen (apenas 150 páginas) que se llama Azul casi transparente.
El titulo es sugerente, para que lo vamos a negar, y si además era de Murakami, más todavía. Total, que me lo llevo y cuando llego a casa empiezo la primera página. Después de 5, ya notaba yo que algo no estaba bien. Así que cuando le di la vuelta al libro y leí la portada me lleve el gran susto: Ryu Murakami, no Haruki Murakami. Total, que me había equivocado de autor sin darme cuenta.
Aun así, el libro lo termine porque a mí 143 páginas no se me revelan.
Quiero dejar claro que con el tono de sarcasmo y las malas palabras que he usado para describir el libro hasta ahora no pretendo ni mucho menos juzgar a los personajes (son ficticios, es decir, que no hace falta cabrearse tanto) Pero intento haceros una idea del susto que me lleve cuando leí el libro, sobre todo porque yo esperaba una maravillosa historia medio romanticona y llena de sentimentalismos al más puro estilo de Haruki Murakami.
Así que ahora toca empezar por las cosas buenas y un poco del análisis.
Lo primero y punto a favor: es muy fácil de leer. No se hace pesado, aunque quizás un poco desagradable para tiquismiquis y estómagos sensibles, pero yo ya estoy inmunizada a muchas cosas. Usa frases muy cortas en un lenguaje que bien podría utilizarse hoy en día, y no en los años 60 en los que está ambientado.
A lo que me refiero con escenas desagradables es por ejemplo la paliza a un policía, que voy a transcribir (el que quiera se la salta)
“Se planto delante del guardia y le arreo un bofetón en la cabeza caída. La fuerza de su mano la mando hacia un lado, casi lo suficiente para arrancarla de cuajo. Salto la sangre, pensé que se la había debido romper algún diente. El tío cayo redondo al suelo. El hippy estaba terriblemente borracho o muy pirado; sus ojos enrojecidos centelleaban, aparto a Y. cuando trato de frenarle y entonces le rompió el brazo izquierdo al guardia. Un sonido seco como el chasquido de un palo. (…)”
Otras escenas desagradables son las de las orgías, pero esas ni las transcribo no vaya a ser que me denuncien por pornografía. Y es que a este Murakami se le acusó en sus primeras épocas de brutalidad y pornografía, aunque está visto que el morbo de la gente (y también que escribe muy bien, todo hay que decirlo) pudieron más que eso.
Se dice también de él que es “frío y antisentimental”. Frío igual un poco, porque la manera de narrar estas salvajadas, sin un ápice de arrepentimiento, asco, compasión o conciencia, sí que gélido. Pero no creo que sea antisentimental. El personaje principal, que podría ser una imagen de sí mismo, muestra unos sentimientos, aunque solo sea de vacío, que no pueden ignorarse. De hecho, al final me da bastante pena el pobre…
Se comprara esta novela con una mezcla de La naranja mecánica y El extranjero de Camus. Y yo creo que es totalmente verdad: la crudeza del primero y la apatía existencialista de Camus. Al parecer es una reseña del Newsweek, de EEUU, y me parece totalmente acertado.
Y volviendo al tema de la coincidencia del nombre. Ryu puede ser una imagen de sí mismo, pero también puede ser real. Al final de la novela, aparece una pequeña carta escrita a Lilly, uno de los personajes que es su pareja sentimental esporádica. Dice que hace 4 años que no la ve y le gustaría decirle que aunque haya escrito este libro no ha cambiado. ¿Es una técnica narrativa o realmente existe una Lilly? ¿Será realmente autobiográfico?
Ahora viene lo más difícil: ¿Lo recomiendo? La verdad es que si. Me he metido mucho con este libro, pero en el fondo me ha gustado. Solo que tal vez espere un poco para leer la otra novela de este autor.
También decir que según fui leyendo mi valoración aumentaba: en las primeras páginas le di 1 estrella, que fueron 2 a la mitad, y 3 al terminar. No le doy más... Porque tampoco es para tanto.

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