Tango
Tiene esta noche el amor una resaca, un hijo atrincherado en el vómito, una vocación pura de cántico.
Material sensible
Los años acaban delatándose, publicando sus vicios. Los recuerdos libran su íntima batalla con las palabras. La vida dicta severas instrucciones de uso, disciplinas muy precisas, maneras de medir el espanto y soportarlo. Los años ocultan escenarios vacíos. En el ocaso, en esa plenitud que no estalla, perfilas nombres, fechas, argumentos. Es más tarde cuando viene Brahms con su migraña de agujas. Kafka con su libro de quebrantos. El tiempo es un mcguffin. Me lo dijo anoche un personaje secundario de una película menor de Alfred Hitchcock.
Pollock
Se cae, en un descuido, el rojo. Emerge, comido de vértigos, el azul.
Milton
Pienso en rosas. Nubes tangibles de rosas. Ríos de formidables rosas. Espléndidas. Fragantes. Rosas como palabras abandonadas únicamente a sus sílabas sin atender al cauce limpio que secretamente las navega. Quizá el tiempo, el inmarcesible, congregue rosas, rosas perfectas o herrumbradas rosas, que oscuramente fingen ser días y habitan la breve estancia del verbo.
Un blues
Años entonces felices de trenka en sábado, doce canicas en el bolsillo y cromos del Atleti. Trajo más tarde la vida la turbia evidencia de su incierto propósito. Los amores imposibles. El corazón siempre tan blando. Era Stravinski, ahora lo sé, solemne y severo el que incendiaba pétalos en un sueño que tuve.
Coda
Vivir con absoluto desparpajo.