B. Sobre el cine y el asunto español
Cuando miro a nuestros vecinos franceses, ingleses e italianos y veo la cantidad de cine político que hacen siento una gran envidia. En Francia, sobre todo, es este un género que goza de muy buena salud y han retratado (no siempre de forma seria) a políticos como Mitterrand o Sarkozy. En cambio en el cine español la política y los retratos ficcionados de políticos reales brilla por su ausencia. Por eso es una gran noticia que se haya realizado una película como B, de david Ilundain; un film que condensa en 78 minutos las cinco horas de declaración del extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas ante el juez Pablo Ruz. Basada en la obra teatral del mismo título, la película ha tenido que ser financiada mediante crowdfunding y distribuida por una productora y distribuidora independiente, ya que nadie del mundo del cine español estaba dispuesto a hacerlo. De hecho, sólo se estrenará (por ahora) en poco más de 20 salas de todo el país.
Foto: Avalon
Y ahora es cuando me pregunto por qué esa negativa del cine español a tratar temas políticos de actualidad. Y me vienen a la cabeza las subvenciones que el cine recibe desde el Gobierno, o la cercanía de sectores de la industria a determinadas opciones políticas. Algo va terriblemente mal en la “industria cultural” (horrible expresión, por cierto) de un país cuando una parte de ésta no quiere mojarse ni tener un papel crítico más que cuando están en juego sus propios intereses. Porque para salir a protestar por la piratería, por los recortes o por la subida del IVA sí que parecen muy interesados en la política y en el devenir del país.
A la industria del cine español debería darle vergüenza que una película como B se realice y se estrene en estas condiciones, así como que no haya más películas como ésta en la cartelera.