El dios patrón de Ugarit, denominado simplemente Baal, tenía su residencia en el monte Ṣaphon, actual Djebel el-Aqra, de unos 1.800 m. de altitud y situado a unos 40 km. al norte de la ciudad. El Baal Ṣaphon es por tanto el Baal de Ugarit, pero es al mismo tiempo la montaña sagrada por excelencia del norte de Siria, lo que explica que para los hurritas fuese el monte Ḫazi, importante divinidad que reconocieron igualmente los hititas. La historia de su culto no acaba, sin embargo, en la ciudad de Ugarit sino que sigue su desarrollo singular del que desgraciadamente no se conocen del todo bien los hitos.
Puerta monumental de entrada a Ugarit
Poco se sabía de los ritos y la adoración a Baal antes realizarse las primeras excavaciones de Ugarit (la actual Ras Shamra, Siria) a principios del siglo XX. Durante esas campañas se sacaron a la luz muchos objetos religiosos y cientos de tablillas de arcilla. Se cree que muchos de esos documentos antiguos -conocidos ahora como los Textos de Ras Shamra- son las liturgias o las palabras de aquellos que participaban en los rituales de las fiestas religiosas dedicadas a este dios.
En los Textos de Ras Shamra se alude a Baal -llamado también Aliyan [“prevaleciente”] Baal) como “Zebul [“príncipe”]) de la Tierra” y “el Jinete de las Nubes”. Estos nombres armonizan con una representación de Baal en la que se le muestra sosteniendo en la mano derecha un garrote o maza y en la mano izquierda un relámpago que acaba en una punta de lanza. También se le representa llevando un yelmo con cuernos, lo que parece indicar una estrecha relación con el toro, símbolo de la fertilidad.
Estela de Baal del Louvre
Baal era el hijo del dios El. En la mitología cananea se denominaba así (El) a la deidad principal. Se lo conocía como “padre de todos los dioses”, el dios supremo, “el creador”, “el bondadoso”. Por lo general, El se representa como un toro, con o sin alas. También se lo llamaba Eloáh o Elah y su esposa principal era Asera (Astarté, Athirat o Ishtar).
Especialmente interesante es su aparición en el panteón de Tiro, siempre como deidad marina, entre el 675-670 ANE, y poco más tarde. En el siglo III ANE sabemos que tiene un templo en Cartago y está bien documentado su culto en Egipto, ya desde el II milenio, tanto en el puerto de Menfis como en la zona fronteriza del NE, región en la que parece haber tenido especial arraigo. En ese lugar, en el promontorio Ras Kasrum, estuvo el monte Kasios de las fuentes griegas, término que no es sino la helenización del Ḫazi hurrita, cuya forma latina es Casius.
En todos esos traslados el dios va evolucionando y mutando su esencia originaria. Así la forma helenística del Zeus Kasios, subraya el carácter uránico y soberano de Baal, pero siguiendo las tendencias de tiempos posteriores, parece haber tenido una connotación solar. En cualquier caso, el que fuera una divinidad de los marinos se mantuvo invariable con el correr de los tiempos.
Por esta razón, no sería insólito encontrar culto al Baal Ṣaphon tirio en las costas del sur de la Península.
Mención aparte debe guardarse para Baal Hadad. Hadad es el nombre originario del dios de la tormenta en Mesopotamia (Adad) y Siria (Ebla, Mari, Aleppo), y como tal, aparece en ocasiones relacionado con el toro. En Ugarit era uno de los nombres de Baal; sin embargo, en el primer milenio antes de nuestra era ambos nombres: Baal y Hadad se presentan como bien distintos; el primero se aplica a las divinidades cananeas y fenicio-púnicas, el segundo es exclusivamente arameo. Por tanto, no es correcto utilizar esta denominación para referirse a las deidades que los fenicios pudieron haber traído consigo a la Península Ibérica y al Occidente en general. Del mismo modo, no parece adecuado hablar simplemente de Baal en este mismo contexto, ya que lo habitual durante el primer milenio ane. Era que el título fuese acompañado de un apelativo para referirse a la ciudad a cuyo panteón perteneciera (Baal de Sidón, Baal de Tiro) o algún otro aspecto que lo singularizase (Baal Hammon, Baal Shamen). Si bien es cierto que la forma más común que puedes encontrarte en la Península Ibérica es el Baal de Tiro pues fueron los que llevaron a cabo la empresa de llegar hasta el occidente mediterráneo; y suele generalizarse al hablar de este dios marino.