Por Verónica Sánchez y Alejandro del Castillo (n´UNDO)
Sobre lo acontecido el día 19 de febrero de 2013 en la
sesión del Club de Debates Urbanos «Laarquitectura española desde después la guerra civil».
Un formato interesante. Varias generaciones de arquitectos y
arquitectas invitados a ofrecer una visión de lo que es o ha sido la
arquitectura española desde el final de la guerra civil hasta el día de ayer,
quizá atisbando lo que puede ser en el futuro cercano e incierto. Tras hora y
media de ponencias, tan sólo leves hilos conductores permitieron establecer una
secuencia lógica de la transformación de nuestra arquitectura, dejando entrever
un círculo que se cierra, como lúcidamente señaló Andrés Perea.
El recorrido comenzó con Antonio Vázquez de Castro en los años 50, quien mencionó, entre
otros temas, la autoconstrucción. Habló de arquitectura de la necesidad, de
minimalismo impuesto por la escasez, de procesos participativos fracasados —«era imposible, porque la gente no
entendía los planos y no sabía lo que quería»— y del proyecto de los poblados dirigidos. Tras cinco
intervenciones y con seis décadas de diferencia, Zuloark volvió a pronunciar la palabra participación, y otros
conceptos como mediación social y autoconstrucción, esta vez desde la creencia
verdadera, desde la arquitectura como
herramienta de la sociedad, y mostrando evidencias de que estos procesos son
posibles y fructíferos. Resurgió la arquitectura de la necesidad, la actual.
Entre los dos extremos de la mesa, una secuencia de ponencias,
un interesante paseo histórico, tan sesgado como personal: Eduardo Mangada con discurso enérgico y siguiendo el hilo de su
predecesor, habló de arquitectura social y de nuevo, de los poblados dirigidos,
de austeridad de medios. Lamentó la evolución de lo urbano como mera expansión,
el pretendido aburguesamiento de la sociedad reflejado en sus viviendas y en la
jibarización de sus estándares. La palabra maestro, las referencias a los
grandes apellidos y los agradecimientos se sucedieron, pero sin perder la
mirada hacia el futuro que tenía a su lado. Mariano Bayón, con una articulada exposición definió la
Arquitectura como un producto de derecho social, habló del arte de la
construcción y de las leyes del 97 y 98, como un momento de imposibilidad ética
en el que la liberalización de tasas y del suelo otorgaron un enorme poder a
los planes de expansión y a las inmobiliarias, dejando indefensa a la,
meditadamente diferenciada, Arquitectura con mayúsculas.
Maite Muñoz fue
punto de inflexión en la tarde. De palabras claras, directas y ordenadas,
replanteó cuál es el análisis que se hace de la arquitectura, si es posible
hacer verdadera crítica sobre obras asumidas como incuestionables y de qué
manera se miran cuando se conoce el veredicto previamente. Un repensar la
historia que a su generación le tocó escribir. El primero en utilizar su
ordenador fue Federico Soriano, en
un escueto discurso lleno de preguntas, aislado y muy representativo de lo que
han sido los arquitectos y profesores de esa generación, ponencias
ensimismadas, entre lo vacuo y lo complejo, completamente separados de realidad
y materia. Un lenguaje que ha alejado la arquitectura de la ciudadanía,
enmarañando su significado y su función de servicio a la sociedad. A
continuación Izaskun Chinchilla en
un ejercicio de orden, análisis y crítica, hizo una ponencia construida sobre
imágenes, centrada en la defensa y crítica de la singularidad, con un final de
perfecta introducción para la última intervención de Zuloark.
La mayoría de discursos alumbraron incoherencia en la
asunción de la responsabilidad por parte del colectivo arquitectónico de la
situación actual. Referencias a los sistemas políticos de cada época,
reflexiones y lamentos por un sistema que ha ganado la batalla, como bien se
apunto desde el público, pero ninguna explicación de porqué esta gran familia,
como se nos definió, no se ha unido para defender sus derechos o porqué ha sido
el verdugo, el lacayo y el esbirro de un sistema que ha colapsado ciudades y
territorio.
Se habló de sociedad, ética y servicio, sin embargo se hizo
desde imágenes de espacios vacíos y nuevos, en términos metafísicos sólo
comprensibles desde dentro de la profesión, desde el único lugar donde se
entendían las referencias a los Maestros y a ese Movimiento que con un siglo de
antigüedad, como dijo Ramón López de
Lucio, resultó simplista y urbanamente deficiente. Los Maestros se fueron
diluyendo a lo largo de las intervenciones, primero abandonando los nombres
propios para transformarse en una Escuela, la de Madrid concretamente, y más
tarde en el actual anonimato de una colectividad que defiende maneras de hacer
y no nombres propios, cosa que el moderador no pareció entender.
Finalmente condescendencia de una generación sobre la
posterior, afirmaciones paternalistas que se repiten. Desde el público hubo que
defender que los nuevos arquitectos sí están investigando, sí escriben y saben
hacerlo, y sí están preocupadas por lo común.
El balance interesante, lleno de preguntas y tremendamente
abierto y sugerente. Puntos de vista más que contrarios, dispares. Desde el
hecho construido personal que ofrece un resultado concreto y así pretende la
activación urbana, a la mediación técnica anónima para la mejora social y
cultural; la búsqueda de la obra perfecta como generadora de ciudad y calidad
de vida, frente al proceso social; edificio frente a activación de lo público.
Una mezcla jugosa, que como bien apuntó Maite Muñoz, salpicó en tantas
direcciones, que arrojó como conclusión el interés de juntar a las diferentes
generaciones y seguir hablando, pensando y debatiendo.
Las últimas líneas, para aquellos que sin pertenecer a la «familia» se acercaron al Círculo a escuchar, arrastrados por el gran
titular: «Arquitectura española
tras la Guerra Civil».
Nuestras disculpas, una vez más fue una reunión entre nosotros, para hablar en
nuestro lenguaje de nuestras realidades.
Verónica Sánchez y Alejandro del
Castillo forman n´UNDO. Su trabajo se fundamenta en la crítica, el
debate y la reflexión, desde donde desarrolla su base teórica, la cual tiene
como consecución diversas prácticas y actuaciones basadas en la participación y
la multidisciplinariedad. http://www.nundo.org
Créditos de las imágenes:
Imagen 1: Demolición de «La Pagoda» de Fisac (fuente: n´UNDO)
Imagen 2: Mesa redonda de la sesión «La arquitectura española desde la Guerra Civil». De izquierda a derecha: Federico Soriano, Maria Teresa Muñoz, Mariano Bayón, Antonio Vázquez de Castro, Eduardo Mangada, Izaskun Chinchilla y Zuloark (fuente: Club de Debates Urbanos).
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