Hoy ya no baila, porque bailar es de niñas. Ya no quiere.Mi Princeso no quiere bailar.
Ya no. Porque bailar es de chicas.
Mi niño quería bailar y saltar y correr, y al ritmo de la música lo hacía y volaba.
Y en el parque inventaba sus pasos y corría y reía al ritmo de músicas imaginarias.
En el coche, con el volumen al máximo movíamos los brazos y la cabeza y aprendíamos las letras de las canciones.
En la alfombra con los brazos abiertos practicábamos saltos y arrítmicamente nos movíamos por el salón.
Nos han robado su sueño...
Tenía 4 años recién cumplidos cuando sin saber de dónde lo sacó se pasó el verano diciendo que quería bailar.
Yo quiero bailar.
Se paraba el mundo cuando veía en el televisor un baile, y se movía sin mas.
No, no llevaba el baile en las venas, con 5 años el lleva el movimiento, el delirio, la libertad...
La locura de la infancia, que todo lo convierte en dorado, en brillante, en mágico.
Buscamos una academia para que lo hiciese.
Y le encantaba. Aunque seguía sin saber de ritmos ni tempos, aunque entre risas fuese incapaz de marcar los pasos, y es que el simplemente vuela...
Y soñaba cuando por la ventana en la academia veía a los mayores bailar en los ensayos, y quería llevar los pelos de punta como ellos, y sudaderas con capucha, y pantalones anchos y zapatillas como las de los bailarines...
Quería bailar y ser como ellos, sus ídolos.
Sus primeros ídolos! Con sólo 4 años.
Hoy ya no quiere bailar, porque le han contado que sólo las niñas bailan, que los chicos hacen artes marciales, y juegan al futbol, y a la pelota, y corren...
Pero no bailan.
Porque el no quiere hacer kárate, ni jugar a la pelota, ni correr, el sigue queriendo bailar, pero ahora le avergüenza.
Y es que bailar es de chicas...
Y donde ayer sólo había ilusión y música, hoy hay silencio y un niño que corre alejándose, huyendo de los prejuicios y las mentes corruptas de nuestra sociedad.
Mañana volverá a ser libre pese a todo, con esfuerzo y constancia, con empeño.
Le enseñaremos que puede hacerlo, que debe hacer lo que quiera, pese a la opinión de los demás, que no debe rendirse, y si aún así decide no bailar más, no pasará nada.
Pero lo decidirá el. No el mundo, no los corsés impuestos por mentes cerradas por convencionalismos y tabúes.
Hoy no cambiaremos el mundo pero trabajaremos porque mañana sea un poco mejor, más justo, en el que los niños sean solamente niños, que jueguen, que bailen, que sueñen, que vuelen, que vivan...
Nosotros no tenemos prejuicios pero el mundo sí.
Hoy me doy cuenta de lo difícil que es educar intentando estar al margen del resto.
Hasta hoy el no entendía de colores, ni de opciones sexuales, ni de adjetivos, ni de etiquetas.
Porque educar niños felices es nuestra meta y hasta hoy, lo habíamos logrado, niños que no tengan que elegir, ni aprender tan pronto a vivir enfajados por las creencias colectivas.
Y es que educar depende de todos, padres, educadores, vecinos, familia, amigos...
Porque se aprende lo que se ve, y el entorno es importante, no basta con el hogar.
Hoy niños felices, mañana hombres felices.
Creía que una educación NO sexista era posible, educación en igualdad, porque hay Princesos y Princesas... -
Yo no tengo miedo de que el baile, un juguete, un color o un juego pueda afeminar a mi hijo, qué temen los demás?
Los niños, son niños y debieran ser libres de convencionalismos y prejuicios, crecer en blanco.
Queda mucho por hacer, cambiar las creencias aprendidas por todos, abrir mentes para crear una generación que no robe sueños, que eduquen en su hogar a sus hijos diciéndoles que los niños si bailan y estos lo compartan en el patio, y lo aprendan y crezcan sabiéndolo.
Para que no crezcan sus hijos creyendo mentiras.
Para que nuestros hijos e hijas, el día de mañana, descubran sin dolor que los hombres bailan, y cocinan, y crían, y limpian, y educan.
Que conciban el mundo en igualdad.
Que les acompañen en su camino hombres que bailen.
Y es que los niños que hoy no bailan, serán hombres que mañana no sabrán bailar.