Son las cuatro y diez de la mañana. Estoy asomado en el borde de una colina y hace un frío del carajo. Mis prismáticos de visión nocturna me permiten ver la pista de despegue y el enorme hangar desde donde el siniestro Doctor Krapp enviará su nueva remesa de políticos populistas pasteurizados a diferentes países. Recibí la llamada esperada tres días atrás.
- La próxima entrega será el 27 de noviembre antes del amanecer. Tienen una pista propia más allá de los antiguos terrenos de la central térmica. Es difícil no verla, está en el único monte que no tiene aerogeneradores jodiendo el paisaje.
- ¡Te tengo, Krapp, maldita sea! -grité triunfal para mí mismo.
- No me escondo. Estoy al otro lado de la pantalla. Escribiendo tu historia.
- ¿Mi historia? ¿Eres el supremo hacedor? Baja y da la cara.
- Soy tu hacedor, el que te ha inventado y te aseguro que no me apetece nada pelearme contigo ahí abajo a las 7 y pico de la mañana con un frío de la leche en pleno mes de noviembre. Estoy aquí, muy tranquilo y confortable en mi sillón, pensando en lo que vas a decir ahora.
- ¿Entonces mi boquita es la tuya, campeón?
- Es lo bueno de ser un dios, ¿Te gusta el tono chulesco que te acabo de poner?
- Al parecer solo soy tu marioneta sin nombre.
- Tienes nombre, eres Fiz Arou, detective privado en Kaskarilleira. No te quejes, has sido protagonista en muchas de mis historias y hasta en una de principios del 2018 he dejado que me replicases.
- Me acuerdo, me dejaste en una taberna de un asteroide de Saturno durante más de un mes y en plenas Navidades.
- No lloriquees tanto, solamente las criaturas privilegiadas pueden tener contacto directo con su deidad. Tus compañeros del blog nunca llegaron a tanto.
- No me vengas con monsergas, tú lo que quieres es hacer una entrada original para pasmar a tus lectores.
- Difícilmente voy a pasmarles con un título tan explícito y si mi discusión contigo tiene antecedentes.
- Al final vas a ser un letraherido al que debemos compadecer. Pobrecito.
- Te recuerdo que tú no existes, solo eres un personaje.
- Un personaje al que antes de este inútil diálogo, abandonaste a su suerte en una colina. ¿Estabas falto de ideas?
- Te dejo con la duda. Quizás no me apetecía trasladarme hasta allí con ese frío. Es duro ser personaje y autor de tu propia historia. Ahora voy a terminarla.
- ¿Vas a cortarla a las bravas, sin un final sorprendente?
- Sí, esta vez voy a ser previsible.
- Defraudarás a tus lectores.