Revista Salud y Bienestar
Inmerso en el automatismo de la consulta, del enfermo tras otro y de los 6 minutos, hay ocasiones en las que puedes hacer el ridículo por caer en la simpatía de la imitación inconsciente...-. Me duele mucho la garganta y mire como tengo la voz - me dijo la paciente desde una intensa disfonía que hacía de sus diálogos algo tan tenue como ininteligible...-. Sígame, por favor, vamos a ver esa garganta - le respondí con una voz parecidaPoco después, tras examinarla...:-. ¿Tiene Ud. la faringe muy irritada... Ha tenido fiebre? - seguí diciéndole muy bajito-. ¡No hace falta que me hable Ud. tan bajo! - me dijo la enferma desde una sonrisa - ¡Porque oir, oigo bien!...-. ¡Caray! ¡Es verdad! ¡Jajaja!... ¡Tiene Ud. razón! ¡Perdón!