Es curioso como, con la habilidad que tiene mi hijo para gritar, las poquitas cosas que dice las dice tan bajito tan bajito que uno duda realmente de haberlas oído.
El sábado vinieron mis padres con nosotros al concesionario, para ocuparse del niño y de paso ver el coche. Estuvieron haciendo juegos en los que había que contar "1, 2 y... ¡3!" y aseguraban que cuando decían "¡3!", le escuchaban decir, muy bajito, muy bajito, "¡tes!". Yo acogí la noticia con bastante excepticismo pero luego he comprobado que es verdad. Sentados en el suelo, hago la misma cuenta, y cuando llego al 3 sale corriendo como si de una carrera se tratara y luego vuelve riéndose y diciendo por lo bajini "tes, tes", como para que lo repita.
Ayer estábamos jugando a que se escondiera detrás de mi. Yo estaba diciendo en voz alta: "¿dónde está el bebito?, ¡anda, si se ha ido!, bebito, bebito, ¿dónde estás?". Y en un momento dado, escuche casi en un susurro: "¡no tá!". ¿Lo había soñado?.
Llegó la noche. Mi marido estaba guardando ropa en su lado del armario y el niño siempre que le ve en la habitación juega a esconderse al otro lado de la cama. Yo estaba en el salón y de pronto oigo a mi marido: "¡¿lo has oído, lo has oído?!". Obviamente no había escuchado nada. Voy corriendo y me cuenta que como no le estaba haciendo caso porque estaba ocupado colocando, le había escuchado decir: "¿onde tá?" y qué se había quedado alucinado.
¿Casualidades o realmente ha empezado a repetir cosas?. Tengo la impresión de que siente bastante inseguridad respecto al lenguaje oral. Lo único que dice alto y claro (a veces incluso lo reclama a voz en grito) es "agua" (y quizá "papá") porque eso ya sabe que funciona, que lo tiene dominado. Es como si quisiera hablar muy bajito por si se equivoca, que no se note. Estoy intrigada.