Revista Música
Pearl Jam – Binaural
Pasó la década , se remato el siglo, el grunge desapareció como la leyenda del fénix hecho cenizas pero sin resucitar nunca mas, y para sorpresa del mundo Pearl Jam seguía ahí y muy lejos aun de que se les acabasen las ideas y por sobre todo la buena música. Porque cerrar la mente y darse vuelta constantemente alrededor de dos discos es una absoluta perdida de tiempo en esta banda, el abanico de discos sólidos es muy amplio para solo enfocarse o mas bien limitarse a tan poco, personalmente considero que artísticamente cada album de PJ, esconde un mini-universo yuxtapuesto a su antecesor y asi van confabulando de a poco galaxias sonicas imprescindibles, y bueno….este es el caso, una nueva obra maestra del milenio menos longevo. Ahora luego de mi afirmación debería caer la pregunta clásica y no por ello menos justa… ¿Por qué?
Veamos, primero que todo acá ya se notan mas texturas variables y espesas en casi todo el larga duración, atmósferas floydianas muy opresivas, asi como un poco del vértigo de los Who, un poco del famélico acústico de su tutor de siempre y si hasta un ukelele se cuela en el resultado final, solo queda ver como carajo consiguen ordenar todas esas piezas tan disímiles unas de otras y ahí hay una nueva impresión pues lo consiguen en orden y una especie de sutil cobertura de homogeneidad recubren el album de unidad, produciendo una fuerte sensación de escucha cohesiva. Segundo, tiene un sabor a lo mas nocturno que les he oído, asi como un poco de gustillo a vino estival, Binaural se concibe en muchos vértices, cada cual conectado de forma elegante con cualquier otro; desde esa bestia que dejamos nos amedrente en Rival a la opresión de Insignificance, o porque no? los rieles sonoros del ultimo track oculto, casi todo se me vuelca indispensable para el total de un primer disco de la nueva y decadente década (fea cacofonía). Tercero, su portada es preciosa, la fotografía de la nebulosa reloj de arena entra de lleno como una cárcel de sinestesia que enjaula la esencia del album, esa especie de vaho estelar y la vez noctámbulo, bellísimo. Definitivamente a la hora de las virtudes, casi todo suma, o no?..
Lo interesante es que a nivel de grupo los encontramos en un excelente momento también, una vez mas y esta ya seria la definitiva, las percusiones sufrirían otro relevo, abandonando el grupo Jack Irons, para el ingreso de Matt Cameron, ex - bataco de la extinta en esas fechas Soundgarden y quien dará esa profundidad aplastante a su puesto, no olvidar de donde venia. Aparte, para cuando ya se empezó a forjar esta placa, venia tocando con ellos desde la gira del disco Yield, por ende cualquier traba química era ya inexistente, conformando un quinteto sísmico sin fisuras. Lo interesante es que la gestión de Binaural venia precedida también por el sorpresivo éxito del single Last Kiss (que llego a ser el tema mas exitoso de Pearl Jam, increíble no?) Bueno y creo entender que ante las estelas dejadas por ese nuevo respiro artístico, vendría la soltura para desarrollar en potencia, las mixturas del sexto hijo de PJ.
Como resultado tendremos un disco muy alentador y vigente, espeso a ratos, veloz en otros, mas siempre preciso en donde ahondar en recursos, toda una experiencia estereofónica como versa su titulo, por cierto y de paso, sería en la gira promocional de Binaural cuando como banda experimentaron la decisión de publicar oficialmente TODOS los bootlegs de su gira, en discos dobles un numero no menor (72). Un momento álgido para dar un paso seguro en los nuevos tiempos, y un nuevo revés aun se veía lejano, mas eso es otra historia, mientras que la música siga contando la fabula, porque hay mucho desde donde desmenuzar.
El inicio se carga de vertiginosidad, una triada de temas poderosos y urgentes, incluso al inicio de Breakerfall, se deja oír una sonoridad de tensión eléctrica idéntica a la partida de “I can see for miles” de los Who, y lo mejor es que no se queda ahí, martillazos gravitantes golpean una y otra vez con las sucesoras God’s dice y Evacuation. Y para quien dude que la intensidad no puede ir de la mano de la profundidad chequeen las líricas de estos temas, unas líneas sobre el cuestionamiento de la existencia divina bastantes adecuadas. “Guiados como monos. ¿A esto le llamas vida? Já /Presta atención a lo tuyo, lo que es mío no te pertenece. Nos va a terminar desconectando” . Como si Dios fuese un dictador absolutista allá arriba.
Y como ya les citaba en la introducción luego de esa euforia madura, viene el ahondar en texturas Light years y Nothing as it seems son las encargadas, la primera es muy nostálgica de una pena muy honda, distanciamiento y demases, enarbola esos sentimientos de perdida de manera sobria y brillante. La segunda por otro lado es inquietante más que triste, recrea las atmósferas floydianas de las que antes hablaba, ese navegar espeso ejemplificado en la letra como un ticket de ida a la tumba y me encanta ese gusto enlodado que deja en el aire. Thin air, va en una capa similar aunque mucho menos gruesa, adormecida por decirlo asi, el sabor acústico que tiene va embriagando despacito hasta provocar esa lluvia de estremecimiento que suelen evocar estos temas. Cuando nos posicionamos en el Ecuador del album Insignificance, es un péndulo de tensión, y es ese vaivén metido en su estructura quien se encarga de ir moviendo la intensidad del tema, al 00:50 se hilan unos intercalados guitarrazos que acompañados de la voz de Vedder pronunciando desganado que la luna llena es piel muerta, es impagable. Ya mas de la mitad de la placa y ningún tema me parece descartable por el contrario cada cual cumple su función a cabalidad en el espacio que les fue otorgado, y eso que la lista varió mucho antes de ser publicada, se descartaron varios temas y el orden de reproducción de vio alterado hasta llegar a esta lista.
Of the girl, es mucho más apantanada, y como Grievance, vuelven su estancia más apesumbrada, mucho mas cargada, encementando uniformemente trazos lodosos, no son temas formidables, tampoco temas desdeñables, están ahí y si bien no elevan el promedio del disco, tampoco lo bajan, están ahí y se vuelve necesario pasar por ellos, asi como también podrían tomar un atajo de esta parte de Binaural. Luego se siente un sonido gutural de algo asi como una bestia, que da el puntapié a Rival, con guitarras un poco más cadenciosas y funkies emerge hipnóticamente, también sigue formando parte de esa sección mas oscura/nocturna por ponerle algún adjetivo.
Sleight of hand, ya casi terminando narra una especie de relato muy depresivo donde la rutina hace ecos interminables en el protagonista, casi como un martillazo invisible de un ventrílocuo incorpóreo, aluciones a lunes hechos para caer o leer interminablemente un mismo libro en sueños, son todas letras que ejemplifican muy bien la opresión del tema, la rutina como radicalización y absolutismo opresor, pura vida moderna, como dicen por ahí la realidad es mil veces peor que la ficción. A esa rotunda bruma negra le entra un pequeñito rayo de sol con el Ukelele de Vedder y Soon forget, un tema corto pero efectivo para disipar un tanto el ambiente, de todas maneras el decimotercer track vuelve a disolver este espejismo con su fuerza gravitatoria, Parting Ways y sus múltiples cuerdas sicodélicas despiden la nebulosa noche de Binaural.
Bueno Pearl Jam nunca mas retornarían a las sendas coléricas y muestra de ello es este opus maduro, aparte la prueba firme de que el camino que señalaron era el correcto, un paso adelante en su discografía y aunque por ahí por allá luego de pasar la mitad hayan algunos rellenos menores, no alcanzan a empañar la totalidad de uno de los mejores discos de PJ. Déjense pintar por el tinto de esta sexta y esplendida pieza…
PD: ¿Sabían que la imagen de esta nebulosa "Reloj de Arena" es tomada por algunos manuales religiosos como la prueba de la existencia Dios?