Puedo afirmar sin temor a equivocarme que
Bajo la misma estrella es uno de los libros que más dio que hablar el año pasado (al menos en la blogosfera). Se trata de la carta de presentación deNube de tinta, el nuevo sello de Random House Mondadori que pretende llegar a jóvenes y adultos con propuestas fáciles de leer que transmitan sentimientos y buenos valores. El género que trata no es nuevo (es el mismo que títulos de éxito comoMi hermana vive sobre la repisa de la chimenea o El niño con el pijama de rayas; de hecho, hay una novela del autor de este último en su catálogo); aunque sí lo es el hecho de apostar en exclusiva por él. De momento está teniendo buena acogida entre los lectores; veremos qué ocurre en el futuro.es la sexta novela del estadounidense Bajo la misma estrella John Green (Indianápolis, 1977), la que le ha catapultado a lo más alto de las listas de ventas y ha lanzado su obra al mercado internacional. Sus libros anteriores, entre los que se encuentra uno escrito junto a David Levithan, ganaron varios premios y el autor cuenta con un buen número de seguidores en su país. Con la buena acogida que ha tenido en España, estoy segura de que la editorial no tardará en rescatar otros títulos suyos para aprovechar el tirón.
Entrando en materia, Bajo la misma estrella forma parte de ese nutrido grupo de libros sobre adolescentes con cáncer, como el best-seller de Nicholas Sparks Un paseo para recordar, también adaptado al cine, o el más reciente Promise. ¿Crees en los milagros?, de Wendy Wunder. Todos nos cuentan la misma historia y corren el peligro de caer en el manido melodrama de sobremesa; no obstante, es ahí donde debe brillar la habilidad del autor para demostrar que no manipula las emociones del lector y aporta aire fresco al tema. ¿Lo consigue John Green? En parte, sí.
La novela está narrada en primera persona por Hazel Grace, una chica de dieciséis años con un cáncer de tiroides que después se extendió a los pulmones y actualmente se encuentra controlado gracias a un medicamento de la invención del autor. Hazel acude a un colectivo de apoyo, donde conoce a Augustus Waters, un chico atractivo y simpático que perdió una pierna por la enfermedad y ahora parece que se está recuperando. Los dos conectan enseguida y, gracias a la complicidad que les da haber pasado por el mismo trance, Hazel le habla de un libro que la tiene especialmente obsesionada. Todo lo que ocurre después lo dejo a vuestra imaginación.En esencia, la historia es lo mismo de siempre: adolescentes enfermos y sus dificultades, una trama previsible con momentos para sonreír y para llorar. ¿Dónde está, pues, el truco de John Green? Tiene varios. El primero, el sentido del humor: la narración es muy amena y está llena de escenas que transmiten buen rollo a pesar de las circunstancias. Parece que este es el rumbo que está tomando la novela sobre enfermedades terminales: hablar del cáncer con humor y sin tapujos, puesto que también es una de las bazas dePromise. ¿Crees en los milagros?, que pasó mucho más desapercibida aunque su protagonista tiene bastante carisma. Se puede decir que se ha progresado con respecto a los libros de Nicholas Sparks, un auténtico especialista en dramones al que se puede aplicar aquello de "leído uno, leídos todos" (una servidora tuvo que leer cuatro para darse cuenta).
En segundo lugar,
los personajes están bastante bien caracterizados y resulta fácil sentir simpatía por ellos, en especial Hazel, tan inteligente y divertida, y Augustus, uno de los guaperas más adorables que he encontrado en la literatura juvenil. Sus diálogos distan mucho de parecerse a las conversaciones que tendrían dos adolescentes corrientes, hacen metáforas sobre la vida y en algunos aspectos son más "profundos", pero se comprende porque han pasado por una situación muy dura y aun así eso no resta frescura a sus voces. Los secundarios también merecen una mención, sobre todo los padres de ambos, que encarnan un papel complicado, y un amigo de los chicos, Isaac. Me gusta la naturalidad y el respeto con el que se trata la enfermedad, y me he creído las situaciones que viven los protagonistas: la imposibilidad de Hazel de hacer una vida normal, el hecho de sentir que la gente la mira cuando acude a algún sitio, el fastidio de algunos momentos en el grupo de apoyo, las dificultades de los amigos sanos para relacionarse con ellos...Por otro lado, el tema de fondo de este tipo de libros suele ser el carpe diem, pero en esto John Green propone una alternativa: aquello que se deja atrás después de morir. Augustus está obsesionado con el legado, sufre al pensar que solo se recuerda a los héroes y no a los niños que murieron de cáncer, y Hazel se preocupa por sus padres, por el daño que les hará algún día. Se establece un paralelismo entre su angustia y la novela que Hazel lee una y otra vez, Un dolor imperial: la trama relativa a este libro resulta eficaz para reflexionar sobre la pérdida desde diversos puntos de vista y ofrece una visión interesante del escritor como ídolo y el escritor como persona.
Hasta aquí, todo bien: el libro utiliza bien sus armas, no cae en el melodrama facilón y tiene detalles interesantes. Sin embargo, no puedo decir que me haya entusiasmado. Mi principal problema para disfrutarlo se debe al hecho de que
he leído muchos libros parecidos y cuando se tiene esta herencia lectora resulta difícil conmoverse como la primera vez. Leo reseñas de lectores que prácticamente han tenido una revelación después adentrarse en las páginas de Bajo la misma estrella y no puedo evitar pensar que yo lo que habría disfrutado mucho durante mi adolescencia, cuando todavía me emocionaba con Marc Levy y Nicholas Sparks, pero que ahora me sabe a poco y echo de menos algo más de sustancia en su elaboración. Hay que tener presente que aunque la editorial diga que se dirige a lectores de todas las edades, todos los títulos que ha publicado hasta el momento se consideran juveniles en la versión original y creo que esto influye a la hora de disfrutarlos. Sé que también hay adultos fascinados con Bajo la misma estrella, pero digamos que yo lo recomendaría antes a una persona joven.Además, me hace gracia que muchas reseñas califiquen esta novela de "realista". Yo soy una amante del realismo y crecí con lecturas de este género, pero si ahora tuviera que hacer una lista de libros realistas os aseguro que este no sería el primero que se me ocurriría. Sí, es realista en el hecho de tratar una enfermedad terminal, pero también bebe del humor de la comedia romántica y tiene un elemento que se carga todo el realismo que podía tener: el medicamento "milagroso" que toma Hazel, algo que le va de perlas al autor para plasmar lo que quería, pero que real no es. No me parece realista puro; lo considero un libro sentimental sobre un tema difícil que transmite emociones bonitas, un subgrupo que hoy en día tiene su propio género.
En conclusión, Bajo la misma estrella me parece una novela agradable, fresca y con un enfoque diferente a un tema muy manido. No se recrea en el morbo, consigue llegar al lector mediante un acertado equilibrio entre escenas amenas y momentos duros. Está bien dentro de su género, me ha gustado y la recordaré con cariño, pero no me ha cautivado tanto como a otras personas porque no deja de ser una historia que he leído muchas veces y no la considero de diez. La recomiendo a los lectores que busquen una lectura sencilla y con sentimientos.
Nota: las fotografías están sacadas de una página que recopila imágenes inspiradas en el libro.