Bajo la puerta de los susurrosT. J. Klune (trad. de Carlos Abreu)CrossbooksTapa dura / digital | 496 páginas | 18,95€ / 7,99€
¿Qué sucede después de morir? No sé si hay un cielo, un infierno o una dimensión alternativa, pero esta es una pregunta que como humanos nos hacemos desde que sabemos que existe la muerte. Inspirado por el momento en que intentaba procesar la muerte de un amigo que murió por coronavirus, la nueva publicación de T. J. Klune titulada Bajo la puerta de los susurros intenta explorar una respuesta a la eterna pregunta. Conmovedora y divertida a partes iguales —como su exitosa La casa en el mar más azul— esta novela sobre el duelo y la muerte es un poco más taciturna que la anterior, pero aún manteniendo ese curioso equilibrio entre el humor y la triste melancolía. Bajo la puerta de los susurros es una fantasía ligera, un dulce romance, y a la vez, una interesante exploración emocional del dolor.
Wallace y su transformación
Wallace no es un hombre muy agradable, tiene aires de Ebenezer Scrooge y acaba de morir de forma repentina. Sin embargo, la muerte no es el final del camino. Ni mucho menos. Tras su muerte habita en forma de fantasma, espíritu o como lo quieras llamar, en un momento de pura transición. Mei, la segadora, lo recoge y lo lleva a la tetería de Hugo, un apacible lugar donde las almas procesan su vida antes de entrar en el más allá. Gracias a la guía de Hugo, y el resto de residente de la tienda de té, Wallace se dará cuenta de que la forma en que vivía nunca había sido la que quería ser. Una historia de transformación, que reflexiona sobre la propia vida a través de la muerte y nos insta a cambiar para ser mejores en vida. Ilustración de Venessa Kelley
Fácil, directa y bien intencionada
Pesé a las casi quinientas hojas que forman parte de Bajo la puerta de las susurros, la novela de T. J. Klune es de esas que se leen de forma rápida y fácil. Y es que aunque la primera mitad del libro parezca en ocasiones escasa de rumbo y repetitiva en su discurso, las travesuras y momentos divertidos hacen que prácticamente no nos demos cuenta del pasar de las hojas. Sin embargo, la segunda mitad del libro cobra un sentido mucho más claro, a veces incluso demasiado, especialmente de cara al final de la novela. Si bien los mensajes que la novela transmite son cosas que probablemente ya has escuchado antes, Bajo la puerta de los susurros supone un buen recordatorio de estos pensamientos bien intencionados. Es una exploración sobre el dolor y cómo celebrar la vida a través de él, con una conclusión que funciona muy bien a nivel emocional siempre que te hayas implicado con los personajes, pero que a nivel narrativo se siente un poco contradictorio y evasivo.
Fantasía de atrezo
Si has leído la premisa de Bajo la puerta de los susurros y vienes esperando una historia fantástica sobre la muerte y el más allá, tengo una mala noticia. El elemento fantástico del libro es casi de atrezo y el escenario no es otro que una excéntrica casa que también funciona también como tienda de té. Durante el día sirven té a muchos clientes mientras que por la noche todos pasan el rato y conversan sobre seguir adelante y aceptar el final de la vida. Si alguna vez has visto series como Dead Like Me o Pushing Daisies, tendrás una buena idea de qué tipo de historia es esta, sobre personajes que ayudan al recién fallecido a aprender a seguir adelante. Sin embargo, Klune se centra especialmente en el arco emocional de Wallace y deja un poco de lado los detalles de la otra vida. En general, hay una falta de elegancia general en la construcción del mundo, y aunque todo funciona, se sienten vacíos y de puro adorno. Al final, Bajo la puerta de los susurros consiste — entre travesuras— en personajes sentados junto a la chimenea hablando sobre la vida.
Fragmento de la portada original
Optimismo en la muerte
Con lo mucho que Bajo la puerta de los susurros gira en torno a los conceptos de muerte y dolor, hubiera sido fácil que las cosas se volvieran demasiado deprimentes cada pocas páginas. Sin embargo, T. J. Klune, logra un gran equilibrio entre los momentos más ligeros y los más serios. Hay instantes en los que el tono oscila con violencia entre lo humorístico y la tristeza, pero todo funciona bastante bien. No roza la perfección emocional transformativa como lo hacía La casa en el mar más azul, pero también tiene corazón y está repleta de llamitas cálidas para el alma. El duelo no es algo por lo que uno se abre camino a través de la fuerza, es un concepto que se vuelve parte de uno mismo y una especie de nudo alrededor del cual crece nuestro propio corazón. Bajo la puerta de los susurros es un abrazo cálido en ese dolor mientras todo parece teñirse de tristeza.
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