No hace muchos días os colgué la reseña de la antología romántica La mirada del amor donde esta autora tuvo un par de microrelatos que me dejaron con buen sabor. Llevaba ya varios días sin coger un libro (al programar entradas no lo parece tanto, pero sí, y ya tenía mono) y probar con su primera novela, que pedí por Círculo de Lectores aun sin estar muy segura, me pareció una buena forma de desconectar cuando lo necesité el otro día. Se vino in extremis, en la última aparición en la revista, y me alegro de haberle dado al final una oportunidad.
Argumento: Navarra, 1296. La pequeña Margheritte, hija de un orfebre de la villa de Estella, escucha junto a otro muchacho, Gabriel, una extraña conversación que ninguno de los dos comprende. Pocas horas antes el muchacho llegó jadeando a la vivienda del orfebre pidiendo ayuda, pues los dos monjes templarios con los que iba habían sido atacados y uno de ellos estaba gravemente herido. Apenas logran captar entre los susurros de los adultos que debían esconder algo con el orfebre, pues con ellos ya no estaba seguro.Once años más tarde, nada tienen en común. Margheritte se ha quedado sola tras la muerte de sus padres y, después de descubrir que tiene familia en Francia, ha decidido reunirse con ella llevando consigo lo único que posee: una tablilla esmaltada y un anillo de plata, que su padre había mantenido ocultos hasta su muerte. Pero alguien poderoso está tratando de hacerse con las joyas. Gabriel, que se ha convertido en un trotamundos y se busca la vida como puede, es perseguido por la Guardia Real por defender a los monjes templarios que lo cuidaron de pequeño y que han sido detenidos por orden del infante de Francia, recién coronado rey de Navarra. Es entonces cuando sus destinos vuelven a cruzarse.
Nos encontramos ante una novela del género de la romántica histórica pero con una carga muy importante de aventuras, la mayor de todas las novelas de dicho género que he probado hasta la fecha. Por un lado está el misterio que envuelve a Mar, sus escasas posesiones y su familia, y por otro la complicada empresa de Gabriel de liberar a los monjes. Esto hace de ésta una lectura muy entretenida, sin apenas momento de descanso, que podría hacerla recomendable a un mayor público, no sólo el que acostumbra a leer historias románticas.
La novela funciona casi a la perfección. Se nota que la autora es historiadora por lo bien construidos que están los escenarios, las costumbres, los personajes y hasta el mínimo detalle. Incluso consigue meter cierta crítica al papel tan limitado de la mujer en aquella época.Si tuviese que decir qué es lo que más me ha gustado sería la sorpresa constante, el no saber por dónde va a tirar la trama a cada paso. Es fácil imaginar el desenlace en lo que al romance se refiere, pero no todo lo demás que forma la historia. Por el contrario, el punto flojo que le he visto ha sido cómo algunas cosas iban cogidas con pinzas, algunas salidas de atolladeros sin grandes problemas que, aunque tengan su explicación, me dejan un poco escéptica. Además de cierta falta de cohesión interna, de desarrollo más lógico de los acontecimientos.De los protagonistas no tengo ninguna queja. Mar, a pesar de ser una mujer de su tiempo, no es una doncella ingenua, es valiente y le encantaría vivir aventuras, pero es consciente de lo cruel que puede llegar a ser el mundo. Aunque es rescatada por el héroe en un par de ocasiones, sabe apañárselas sola y cambiar las tornas para ser ella la rescatadora.Gabriel, por su parte, no es el protagonista con posición, poder, riquezas... más habitual del género. Es un trotamundos, no tiene nada y unos días consigue dormir a cubierto con monedas en el bolsillo y otro sólo puede mendigar comida. A pesar de la insistencia del monje que lo crió tras la muerte de su padre para que eche raíces y se case, ya que lo de tomar los hábitos no iba con él, es feliz con esa vida. Es un personaje bastante realista, con sus defectos y sus miedos.La relación entre ambos echa chispas desde su primer encuentro, lo que se acepta, pero el amor surge demasiado rápido para lo que dura la novela, lo que ya no es tan creíble. Personalmente me ha faltado algo de sentimiento en algunos momentos. Quizás porque se separan y se reencuentran tantas veces que lo que se siente la primera vez, tras su primer beso, ocurre tan pronto que las posteriores separaciones ya no se sienten con la misma intensidad.De los secundarios me quedo con Feliciana, una prostituta con un gran carácter y Teresa, una cría adorable, un diablillo de seis años. Todos están muy bien construidos, sin embargo pecan de ser muy buenos los buenos y muy malos los malos, faltan matices.Teniendo en cuenta que es la primera novela de la autora, Bajo las estrellas tiene algunos problemillas que seguramente irá solventando en próximas historias. La base está, los personajes pueden tener más fondo y, seguramente, ganará en consistencia de la trama. Es un inicio prometedor el de la autora y una novela, que aún con sus pegas, es bastante recomendable.