En muchas ikastolas los niños aprenden que los españoles y los no nacionalistas de Euskadi oprimen al pueblo vasco: cuando sean mayores, los más apasionados querrán vengar tal agravio.
En distintos periódicos de toda España aparece estos días una página publicitaria del Gobierno Ibarretxe en la que se ven una bala y un lápiz de labios.
El texto bajo la bala advierte: 42.000 personas sufren en Euskadi la amenaza y el acoso terrorista. Bajo el pintalabios se dice que 2.040.587 vascos no pueden maquillar esta realidad.
Primera reflexión: en el mundo actual de creciente globalización, el PNV pretende crear un ridículo miniestado independiente con tantos habitantes como un par de ciudades-dormitorio de Madrid.
Segunda: la mitad de esa población rechaza que pueda establecerse tal país dominado, además, por quienes le enseñan a sus niños monstruosidades tan terribles, provocadoras del odio que genera la persecución de 42.000 ciudadanos.
Si fundimos mentalmente los dos objetos de esta publicidad, innecesaria en toda España porque donde tiene que calar es en las ikastolas, obtenemos una siniestra bala de labios.
Muy aciaga: a los 42.000 amenazados de muerte debemos sumarles sus escoltas y protectores, lo que da un mínimo de 126.000 personas en peligro de ser asesinadas.
Son el 12,6 por ciento del millón de las víctimas presentadas como opresoras en las escuelas, y el 6,3 por ciento de todos los vascos: como en tantas madrasas islamistas, algunas ikastolas forman fanáticos para aterrorizar y, su pueden, matar.