Pues sí, ya han pasado 5 meses desde que volví al trabajo y tuve que dejar a la peque en la escuela infantil. 5 meses de aquellos malos ratos, de llantos y nervios a la hora de la despedida y enfados en el reencuentro. Algunos de esos momentos los conté aquí, en vuelta al trabajo.
Ya han pasado 5 meses y las cosas, por suerte, han mejorado bastante.
Los primeros días, en el periodo de adaptación, la peque se quedaba llorando las 2 horas. Después, durante más de 1 mes, lloraba cuando la dejaba y allí se quedaba más o menos tranquila, aunque cuando se acercaba la hora de salida, ella empezaba a ponerse nerviosa, esperando a que yo llegara. Salía enfadada y estaba un rato sin hablar conmigo y sin mirarme. Luego, se pasaba la tarde colgada a mi teta. Fuimos muy pacientes las dos, ella no entendía el por qué de mi abandono, yo no entendía el motivo por el cual tenía que abandonarla. Lo pasamos bastante mal.
Y un día, cuando fui a recogerla, salió con una sonrisa en la cara, y se abalanzó a mis brazos, contenta de verme. Casi muero de amor y de felicidad. A partir de ese día, las cosas empezaron a cambiar.
Dejarla en el “cole” iba siendo cada vez más fácil, empezó a despedirse de su hermano en el coche y ya no lloraba. Empezó a pasarlo bien. Ahora, va contenta. Siempre habla de su amigo y de su profe (del resto de los niños aún no he conseguido saber los nombres, sólo tiene uno favorito), hace un montón de actividades, aprende canciones, se divierte. Yo estoy tranquila, porque sé que ya no lo pasa mal, que ya no le angustia la separación momentánea de mí. Ella ya entiende que el cole es un rato y allí se divierte.
Pero, no estoy contenta. Estoy tranquila, sí. Tranquila de saber que mi hija ya no sufre, que lo pasa bien, que juega con otros niños. Tranquila de saber que la cuidan. Pero eso no me hace feliz. Lo que de verdad me haría feliz sería pasar las mañanas con ella. Como hacía antes de volver a incorporarme al trabajo. La gente me dice que ha aprendido cosas, que se relaciona con otros niños…pero yo sigo opinando igual, que esas son excusas para dejar a los peques al cuidado de otros y no sentirnos mal. Conmigo también aprende, conmigo también pinta y colorea y canta y baila y aprende los colores y los números. Y conmigo también se relaciona con otros niños y juega en el parque y se divierte.
Sigo pensando que nos engañan como madres. Que nos obligan a dejarlos al cuidado de otras personas, pero, donde de verdad deberían estar, es con nosotras, con sus madres, que somos las que les queremos por encima de todas las cosas y vamos a hacer lo mejor por ellos. Mentira de Conciliación.
Pero parece que no nos queda otra. Que la situación no va a cambiar y por lo menos, tengo la suerte de haber encontrado un sitio donde mi hija está contenta, donde se queda cada mañana con un beso y un fuerte abrazo, y donde la recojo cada día con una carcajada y un montón de besos. Después de 5 meses, por fin hemos superado la angustia de separación.