Campeones que fracasaron en revalidar títulos, favoritos o eternas promesas que no dieron la pedaleada suficiente, equipos que llegan a su final por problemas financieros, etc. A continuación El Pedal presenta a aquellos que han pasado su ‘annus horribilis’.
1. Bradley Wiggins (Sky). De más a menos en un año para olvidar.
Difícil comenzar nuestro ranking de lo peor del año sin colocar a Wiggins en la cabeza. A raíz de ganar la París-Niza, el Tour de Romandía y el Tour de France del 2012, así como la contrarreloj olímpica de Londres, Wiggins inició la temporada como seguro protagonista del calendario ciclista. Una de los principales interrogantes era si el belga nacionalizado bajo bandera del Reino Unido, podría mantener la forma y defender sus logros. Sin embargo, el 2013 resultó ser un rotundo fracaso.
Los inicios del desafortunado periplo comenzaron en el propio equipo. Sky anunció tempranamente que su líder para el Tour de France sería Chris Froome, quien como gregario había sido imprescindible para que Wiggins subsistiera en las montañas en 2012. De este modo, de oficio el equipo británico impidió a Wiggins defender su corona.
A pesar de ello, Wiggins consiguió quedar entre los primeros diez en la Vuelta a Catalunya y el Giro del Trentino. No obstante, su espada de Damocles la encontró en el Giro d’Italia. Tras ganar la contrarreloj por equipos inaugural y quedar 2do. en la individual, todo fue a peor, rozando lo impresentable. Etapa tras etapa perdió valiosos minutos con los primeros de la clasificación y finalmente abandonó la competición acusando dudosos malestares físicos. El lluvioso y técnico descenso a Treviso no sólo le valió perder aún más tiempo en la general sino ganar las críticas del mundo pedalista, entre ellos del propio Eddy Merckx.
Tras su retirada de la ronda italiana, Wiggins se mantuvo fuera de competición gran parte de la temporada, faltando como gregario de Froome en el Tour e incluso como líder a la Vuelta a España. En septiembre, Wiggins obtuvo finalmente su premio consuelo: un deslucido y algo monótono Tour of Britain, ante rivales de escasa jerarquía (excepto Nairo Quintana, que fue con el único propósito de estirar las piernas antes del Mundial). Si no fuera por ese premio consuelo, el ranking negativo de El Pedal hubiera sido lo único encabezado por Wiggins este año.
2. Alberto Contador (Saxo-Tinkoff). Un año en blanco.
El pinteño nunca se sintió cómodo durante el 2013. Comenzó la temporada siendo superado por Froome en el Tour de Omán, después fue 5to. en la Vuelta al País Vasco y apenas entró en el top ten del Critérium de Dauphiné.
Toda su preparación se centró en el Tour de France. Sin embargo, durante la ronda gala fue claramente superado una vez más por Froome y sólo tentó ataques en los descensos. Uno de ellos le valió una caída que conllevó varias críticas y puso en riesgo a Froome, que venía a rueda. A pesar de ello, Contador insistió en defender su estrategia e incluso culpó a Nairo Quintana y otros miembros del pelotón por no esperarlo. Actitud impresentable para un campeón de grandes vueltas y que debe revisar a futuro (hablamos del mismo Contador que en ediciones anteriores del Tour arrebató un maillot cuando al entonces líder, Andy Schleck, se le salió cadena). Posteriormente en los Alpes, fue superado claramente por Joaquim ‘Purito’ Rodríguez, quien acabo quitándole la tercera posición en el podio de los Campos Elíseos.
Para finalizar un año de olvido, Contador no se presentó en la Vuelta de España para defender su título y decidió reservarse para los campeonatos mundiales, donde tuvo una pálida actuación.
En 2013 Contador no obtuvo ninguna victoria y su final de temporada estuvo envuelta por rumores sobre probables diferencias con la dirección de su equipo. Además, el patrocinador Tinkoff retiró su apoyo al equipo tras severas críticas sobre el compromiso deportivo de Contador.
3. Philippe Gilbert (BMC). El campeón sin corona.
El mundo del pedal esperaba que el campeón mundial de ruta rindiera a la altura de las circunstancias pero no fue el caso. Tras un productivo 2012 el belga sólo cosechó buenas clasificaciones, aunque nunca con victoria, en la Flecha Barbanzona, el Amstel Gold, Lieja-Bastoña-Lieja y el Tour de Bélgica.
En las clásicas de primavera más destacadas no pasó de llegar a meta entre los primeros treinta pedalistas. En competiciones por etapas como la Vuelta al País Vasco, el Tour de California y el Eneco Tour ni siquiera finalizó la competencia. En la Vuelta de España consiguió sólo una victoria de etapa, tras varios intentos. Así Gilbert logró su primera victoria del año a finales de la temporada; algo difícil de digerir para un campeón mundial.
Es más, compitió en las disciplinas de ruta y contra el crono de su país y ni así pudo quedarse con la victoria. En todas estas competencias Gilbert, uno de los ciclistas predilectos de El Pedal, vistió el maillot de campeón mundial. No estuvo a la altura, en absoluto. Quizás el próximo año, sin el peso de llevar en el torso tan noble galardón (que pasó a manos de Rui Costa) su forma vuelva a subir.
4. Pierre Rolland y Thomas Voeckler (Europcar). Mucho ruido, pocas nueces.
Uno continúa siendo la eterna promesa del ciclismo francés. El otro, incapaz de defender sus contados logros, sigue teniendo más regularidad en la gesticulación que arriba de la bicicleta (a pesar de ser el pedalista francés mejor pago).
Rolland falló estrepitosamente en su afán de quedarse con el maillot de montaña en el Tour, seguramente su objetivo más importante en la temporada. Quizás más por ansiedad que por cálculo, se desgastó en las primeras referenciales puntuables y no tuvo respuesta en la recta final de la competición.
Lo de Voeckler fue aún más preocupante. En el Tour nunca arriesgó protagonismo. Incluso en etapas pirineicas y alpinas se mantuvo a la cola del pelotón, esperando quién sabe qué. Siempre acreedor de caras y morisquetas, quien ganó la montaña en la edición 2012 de la ronda gala no pasó de un mediocre desempeño en 2013. Además cuando tuvo que dar una mano a su compañero de filas, Rolland, no pudo hacerlo.
Como equipo de segunda categoría, Europcar requería un buen año de ambos pedalistas para sumar puntos. Los resultados no acompañaron, por tanto es probable que mueva piezas al respecto debido a sus cuantiosos salarios. Es difícil que el joven Rolland abandone el equipo, aunque lo del veterano Voeckler no sería extraño.
5. Euskaltel Euskadi. El fin de un grande del pelotón.
La nota negativa del equipo vasco no proviene de sus aguerridos pedalistas sino de su administración. Ante la severa crisis económica española, esta formación debió abandonar el profesionalismo tras dos décadas de crecimiento, preparación y éxitos. Más allá de lo poco que esto ayuda al ciclismo ibérico, es una advertencia no sólo para el mundo del pedal sino también para los ciudadanos de aquellos países cuyos gobiernos y empresas siempre resuelven las crisis financieras ajustando en el ámbito social.
El gusano multicolor ha perdido uno de sus colores más persistentes y valiosos: el naranja, siempre comprometido con la formación y proyección de los jóvenes así como con el espectáculo deportivo a través de largas fugas e inesperados ataques.