Revista Cultura y Ocio
Tras varios años de trabajo, con un considerable retraso y con flecos todavía coleando en un juzgado de Instrución de de Azpeitia, Cristóbal Balenciaga, uno de los más insignes modistos que ha dado nuestro país, ya tiene museo. Y lo tiene en Getaria, el pueblo que le vio nacer el 21 de enero de 1895.
Hijo de un pescador y de una costurera, soñaba desde niño con ser lo que pasado el tiempo lograría: uno de los modistos más conocidos del mundo. Tras triunfar con sus tiendas en San Sebastián, Madrid y Barcelona, y vestir a la burguesía del momento, la Guerra Civil le llevaría a instalarse en París, en la Avenida George V. Era agosto de 1937. Por su Casa pasaron en los siguientes años las damas más distinguidas, reinas, actrices famosas y todas aquellas que teneían algo que decir en la sociedad francesa y mundial.
Recordados especialmente son el traje de novia que Balenciaga diseño para nuestra Reina Fabiola de Bélgica o el innovador uniforme de las azafatas de Air France.
De la importancia de Cristobal Balenciaga en el panorama de la moda francesa, que es lo mismo que decir el panorama mundial, es la lista de modistos y diseñadores que trabajaron a sus órdenes y que terminaron por hacerse un nombre y un Taller propio: André Courrèges, Emanuel Ungaro, Hubert de Givenchy y Oscar de la Renta fueron discípulos y consideraban a Balenciaga como su maestro.
El nuevo museo cuenta con dos edificios en el Parque Aldamar de Getaria. El primero es el es el histórico Palacio Aldamar, monumental edificio del siglo XIX y residencia veraniega de los Marqueses de Casa Torres. En él se podrán ver las exposiciones temporales y estará el centro de documentación. El segundo es de nueva planta y de corte modernista, y albergará la colección permanente del modisto. El costo total del proyecto superó los treinta millones de euros. Los fondos iniciales del Cristóbal Balenciaga Museoa constarán de más de mil doscientas piezas, vestidos y complementos, provenientes de los fondos de la Balenciaga Fundazioa y de aportaciones de coleccionistas privados.