Revista Viajes
Este nuevo día contratamos de nuevo el coche con conductor que habíamos tenido el día anterior. Como ya dije, el especial trazado de las carreteras en Bali nos obligó a dirigirnos al sur de la isla y atravesar la capital de Denpasar con su tráfico intenso en vez de ir directos hacia el norte de la isla que es donde realmente era nuestro destino. Ese rodeo no hay quien se lo salte si partes desde Ubud con el alargamiento de los tiempos de desplazamiento que lleva consigo. Pero al menos pudimos disfrutar de los bellos paisajes a lo largo del camino y hacer una parada en el bonito Templo Taman Ayun.
Este precioso templo situado en la localidad de Mengwi está rodeado de un foso inundado de agua que protege las estancias interiores. Pura Taman Ayun, traducido literalmente como Templo del Vasto Jardín, simboliza el mundo hinduista sobre el mar cósmico y hay que pagar 15.000 rupias por persona para acceder a su interior. Aquí no hay mar cósmico que te libre de pagar. Las torres representan las montañas, y en ellas moran los dioses. Según la guía el templo está situado entre las montañas y el mar para proporcionar el tránsito armónico del agua desde las montañas a los arrozales, y de ahí al mar y vuelta a empezar el ciclo de nuevo hasta las montañas.
El templo cuenta con santuarios dedicados a las montañas, a los dioses de la agricultura o al mar. Eso si, no pudimos acceder al interior del mismo ya que no está permitido la entrada a los visitantes, pero si que pudimos disfrutar de Taman Ayun desde el exterior del foso de agua. Como casi siempre ocurre en los cientos de templos existentes en Bali, es fácil ver grupos de fieles con sus ofrendas a cuestas para agradar a los dioses y los espíritus. No es un templo especialmente visitado, al menos cuando estuvimos nosotros sólo unos pocos visitantes caminaban alrededor del muro exterior del Taman Ayun, pero sin duda merece mucho la pena darse una vuelta por él. Además está casi de camino al famoso Ulun Danu Batur.
Continuando nuestro recorrido hacia el norte de la Isla de Bali paramos en uno de esos lugares en los que el paisaje te proporciona unas sensaciones muy especiales. Los Arrozales de Jatiluwih probablemente sean los más visitados de toda la isla y su tamaño es más que considerable. Para acceder a ellos se paga en la carretera una entrada de 20.000 rupias por persona más 5.000 por el coche y dispone de diferentes puntos de observación que proporcionan vistas distintas de las terrazas, además de poder contemplar con detenimiento las canalizaciones que sirven para mantener inundadas dichas terrazas.
Los Arrozales de Jatiluwih se extienden hasta donde abarca la vista, son enormes, y uno no se cansa de contemplar semejante belleza, y mucho menos de fotografiarlos. Declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Es posible caminar entre algunos de esos arrozales y frente a ellos existe un buen número de restaurante y tiendas donde comprar productos típicos de Bali. Nosotros nos hicimos con un kilogramo de arroz rojo de Bali, que dicen que es bueno para la circulación sanguínea, enfermedades del corazón y reduce el colesterol malo. Por mi me hubiera traído para casa 10 kilos pero el peso del equipaje en bodega manda. Un lugar verdaderamente fascinante, y una de las imágenes que llevarse en la memoria de la Isla de Bali.
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Uno de los templos más conocidos de Bali sin lugar a dudas es el Pura Ulun Danu Batur. Es uno de los templos más importantes de la isla, y realmente es de gran belleza, lo que unido a su espectacular emplazamiento no es de extrañar que la gente lo visite hasta la saciedad. En realidad el Ulum Danu Batur es un conjunto de nueve templos dedicados a las montañas, el lago, los agricultores, etc...y todo lo relacionado con la forma de vida tradicional y cotidianidad de las gentes de Bali. Fue imposible disimular en nuestros rostros la emoción que nos embargaba por contemplar con nuestros propios ojos este lugar tan bello, portada de tantas guías impresas de Bali. La entrada al recinto del templo cuesta 30.000 rupias.
Generalmente las fotos impresas en catálogos de Bali del templo Ulun Danu Batur aparece éste rodeado por completo por las aguas del Lago Beratan. Pero en esta ocasión, como nosotros viajamos a Indonesia en septiembre, el nivel del lago había descendido por los rigores del verano y por ser temporada seca. En época de lluvias el templo queda aislado de la orilla por unos pasillos de agua. La grandiosidad y la magia de estos templos la aporta sin duda su emplazamiento, pero también contribuye el que sea el segundo en tamaño de toda la isla. De ahí que sea un lugar muy popular y especialmente concurrido como se puede apreciar en las fotografías.
Tras pasar un día intenso se nos había hecho tarde para comer, pero de todas formas nos fuimos por la carretera que bordea la orilla oeste del Lago Berantan en busca de los otros dos grandes lagos de la zona. Existe una carretera escénica que ofrece fabulosas vistas del Lago Danau Buyan y de su hermano pequeño el Danau Tamblingan. Éste último ocupa una caldera volcánica y lo rodea un bosque primigenio poblado por numerosas y exóticas aves. Esa carretera asciende a la montaña que domina ambos lagos y por el camino se atraviesan otros bosques repletos de monos pendencieros en busca de incautos turistas para robarles a la menor oportunidad.
Justo en medio de los dos lagos, en lo más alto de la montaña, un pequeño restaurante local ofertaba platos sencillos de la comida en Indonesia. Este tipo de locales suele estar abierto casi todo el día y lo mejor sin duda las vistas tan espectaculares y maravillosas que pudimos disfrutar sentados en sus sillas y mesas de plástico. La frondosa y verde vegetación que puebla las laderas de estos dos lagos ya delata que se trata de una zona que recibe abundantes lluvias. En cuanto a la comida los típicos pinchos satay de pollo, una especie de rollos de primavera llamados lumpia y un cerdo estofado con especias, todo por 123.000 rupias, unos 8 euros los dos. Abajo del todo una foto panorámica de las vistas que disfrutamos desde nuestra mesa de ambos lagos al borde de la caldera.
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