¡Ay señores míos! Se que últimamente estoy desatada pero es que las noticias no me dejan volver a mi cauce 100% maternal.
Yo les hablaría de los instintos suicidas que ha desarrollado mi Critter- como subirse al puro estilo mujer araña al mueble de la TV para poder besar a Minnie Mouse en vivo y en directo o escalar el sofá para abrir la ventana que da al jardín para saludar a su padre al llegar- pero eso seguro que les aburriría.
Mejor les cuento de una nueva actividad extraescolar que está de moda: clases de tubo para niñas. ¡Olvídese usted del ballet eso ya está muy pero muy pasado de moda!
Se de primera mano que una madre nunca deja de planear ¡y menos si se trata del futuro de sus criaturas! Ahora con la vuelta al cole, ya veo que todas están haciendo el planograma de las actividades extraescolares: lunes y miércoles toca inglés, martes y jueves natación, viernes ¿le daré libertad? ¡Ni en sueños! sábado y domingo que vaya a los scouts….¡Ains que las conozcoooo no quieran mentirme! Hasta por facebook pululan status de ¿ajedrez o judo? Como si a los 400 amigos les interesase la pregunta filosófica sobre el futuro de tu pequeño.
Es parte de la vida. Las madres atosigamos con actividades a nuestros hijos, y ellos nos atosigan la vida con festivales, exposiciones, disfraces y partidos
¡Cuantas veces no hice sufrir a mis padres teniéndose que tragar mas de tres horas de ver niñas bailando y haciendo los respectivos disfraces! -Mira papá ahora soy, “Cenicienta”, y ahora soy “El Cisne Negro”, ¡no te lo vas a creer me dieron el Cascanueces! Y así ad infinitum…
Mis pobres padres se tuvieron que zumbar horas interminables de ballets clásicos, bailes modernos, hip-hop hasta partidos de softball. Vamos en resumen, toda actividad que yo hice de pequeña, ellos siempre estuvieron detrás apoyándome y fomentando mi desarrollo como atleta (queda claro que fracasaron pues aunque en mi genética venía escrita la palabra deportista su esfuerzo no fue suficiente para que yo destacase y fuese a las Olimpiadas o al menos para que moviera este cuerpo choricero).
Hoy por hoy, tenemos la oportunidad como pueden ver aquí de apuntar a nuestras hijas a una actividad diferente. Una actividad que a ningún padre le daría pereza asistir ¡y más si baila la profe! ¡Clases de tubo para niños y niñas!Por supuesto que se hace un montón de ejercicio, por supuesto que sus hijos aumentarán su capacidad de flexibilidad. ¿Qué diferencia hay con una clase de ballet? En ambas llevan leotardos pegadines, en ambas hay barras, en ambas hay que estirar las piernas, en ambas hay que dar lo mejor de si ¡Si las clases de tubo es una forma de atletismo! ¿En que ojos cabe la posibilidad de verlo de otra manera?
Aún recuerdo cuando vivía en México que se puso muy de moda que las chicas asistieran a este tipo de clases. De hecho mi mejor amiga y mi cuñada se alistaron ¡y vaya cuerpazo que se les puso! Por supuesto mi hermano aplaudió como foca dicha moción, aunque luego cuando tuvo que taladrar el mármol de su piso para colocar un tubo en su habitación y cambiar la cama del lugar, para que pudiera practicar mi cuñis, ya no fue de su total agrado.
Estoy hablando de mujeres de 30 años (o más) que encontraban en esta actividad una diversión distinta (¡vale un poco de morbo hay!) y la posibilidad de ejercitarse.
Lo que no puedo imaginar es que en unos años vaya a recoger a mi Critter a una fiestecita y nos digan las niñas: ¡Mamá siéntate que hemos preparado un show, vamos a bailar! y en eso muestren al refinado público -los padres de familia- los dotes aprendidos en estas clasecitas.
Me da que voy a ser de las “madresdetodalavida” e iré a comprar el tutú, el leotardo blanco y estaré orgullosa de que Critter sea la bestia en “La Bella y la Bestia”. ¿Y ustedes? ¿Apuntarían a sus querubines a estas clasecitas?