Año 1972. La URSS y EEUU estaban envueltos en la denominada Guerra Fría, periodo durante el cual el bloque capitalista estaba enfrentado con el bloque comunista por imponer sus ideas y regímenes de gobierno. Pero aquí no hablaremos de política, sino de deporte, y en particular de la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos de Munich de ese en los que se enfrentarían la URSS y EEUU. La favorita para la final era EEUU, la cual llegaba al partido sin conocer la derrota en toda la historia de las Olimpiadas. Sin embargo, la URSS contaba con un equipo muy fuerte (en el que destacaba Sergei Belov) y que quería poner en duda la supremacía estadounidense en los JJOO.
Contra todo pronostico, los soviéticos fueron por delante durante todo el partido, siendo el marcador a falta de 10 minutos de la segunda parte (aún no existían los cuartos, eran dos mitades) 38-28 a favor de la URRS. Sin embargo, un apretón de los americanos les llevo, a falta de 55 segundos, a ponerse 46-49, y una canasta de Forbes les pone en 48-49.
Los soviéticos intentarían un ataque largo, dejando correr el reloj y buscando la falta, pero Collins, leyendo la linea de pase, intercepta el balón y yendo hacía canasta, es derribado bruscamente contra la canasta y se pitan dos tiros libres. Collins metería el primero, pero al lanzar el segundo, justo cuando prepara el tiro, suena una bocina. El entrenador de la URSS había pedido tiempo muerto (en ese momento, se podía pedir entre tiros libres) para desconcentrar al tirador. Pero de nada sirvió, Collins metería el segundo tiro libre, poniendo a EEUU arriba (49-50) por primera vez en todo el partido.
Faltaban tres segundos de partido, que se convertirían en, seguramente, los tres segundos más largos de la historia del deporte. Los soviéticos sacaron y pidieron tiempo muerto, poniendo dos segundos. Sin embargo, Righetto (arbitro brasileño) decidió que el tiempo restante seguía siendo de tres segundos. La URSS intentó un pase de un lado a otro de la cancha, pero sería interceptado por un jugador estadounidense. Los americanos celebraron el título, dando saltos de alegría, abrazos e incluso hubo invasión de campo. Sin embargo, los árbitros decidieron que se tenían que volver a jugar esos 3 segundos. La bocina había sonado cuando en el reloj ponía que quedan 2 segundos. Además, el secretario general de la FIBA, William Jones, bajó del palco para ratificar la decisión de los árbitros y obligó a re-jugar esos tres segundos infernales.
Nuevamente, los soviéticos intentarían la misma jugada, en este caso Belov (, Alexander y no Sergei, ambos con mismo apellido), cogería la pelota, y deshaciéndose de su defensor con más fuerza que técnica (por no decir, antirreglamentaria), metería la canasta que dio el Oro a la URSS y que suponía la primera derrota del combinado estadounidense de baloncesto en unas Olimpiadas.
Dada las circunstancias, Estados Unidos no aceptó su primera derrota en unos Juegos Olímpicos y decidió levantar una protesta formal, que hizo que esa mismo noche se reuniese un comité especial formado por cinco representantes de la FIBA para determinar la legalidad o la no legalidad de la final que se había disputado.
Y como hemos dicho, nos encontrábamos en plena Guerra Fría, y aunque no somos partidarios de mezclar política con deporte, en este caso en particular la política influyó en el resultado. La votación final sería 3-2 a favor de la URSS, con votos favorables de Polonia, Hungría y Cuba (curiosamente, tres estados que apoyaban al bloque comunista) y votos favorables para EEUU de Italia y Puerto Rico (que apoyaban al bloque capitalista).
Los jugadores norteamericanos decidieron no acudir a la ceremonia de medallas y no cogieron la medalla de plata que les correspondía, incluso hoy en día, se dice que el COI envía cada año a todos los integrantes de la selección estadounidense un formulario para recoger su medalla, sin que ninguno lo haya completado y, por tanto, recibido.
JAVIER ALCANTARA TELLEZ