Revista Sociedad

Balones de sangre

Publicado el 22 noviembre 2022 por Salva Colecha @salcofa

Ya nos dicen aquello de “Poderoso caballero es don Dinero” y una vez más van y tienen razón. Está visto que el “vil metal” todo lo puede, tanto como para que por aquí en occidente nos olvidemos de todo lo que nos ha llevado a considerarnos una sociedad civilizada y nos hayamos abrazado a un régimen que ni sabe lo que son los Derechos más básicos ni tienen intención de documentarse al respecto. Aunque sepamos que nos están ofreciendo un «remake» de Diamantes de sangre o nos hayamos aceptado, una vez más, una historia de dolor y muerte, como las del cobalto o el coltán. Qué más dará, algunos han hecho su agosto en mitad del desierto y nada más importa. ¿No?
Poco nos ha valido aquello de que hayan muerto multitud de personas trabajando en régimen de semi esclavitud (unas 1500 personas según dicen, aunque nunca lo sabremos) para construir unos campos de futbol que no son sostenibles porque ya me dirás tu como podremos mantener el césped ese tan verde y mullidito en mitad del desierto y más aún en un país donde eso del futbol no es que tenga demasiado arraigo que digamos. Ya verás, ya… en un par de años lo que tantas vidas costó acabará peor que la Expo de Sevilla, acabará abandonado y soterrado por el desierto, en el mejor de los casos. Supongo que no quedará en la consciencia de nadie tanto sufrimiento de personas gastado para que durante un mes veamos unos partidos de futbol de unas selecciones que, supongo que, en su gran mayoría, no entienden que narices hacen jugando un mundial en noviembre y en mitad del desierto. Igual por las altas esferas de la FIFA saben algo. Un dato, Infantino (el presi) vive en Catar con un sueldo de dos millones, ¿casualidad? Si lo es, tambien es mala sombra y si no lo es, menuda desfachatez.
Los mandamases de la FIFA, los mismos que parece que se hayan olvidado de todos los derechos de las comunidades LGTB+ porque se suman a aquello de “donde fueres haz lo que vieres” y eso de prohibir parece que les haya gustado. Resulta chocante que una institución moderna y civilizada amenace a los capitanes de las selecciones con una tarjeta amarilla en el caso que se les ocurra llevar el brazalete arcoíris para hacer ver algo que ya sabemos porque hasta el régimen Qatarí lo admite, con naturalidad “el diferente molesta” y advierte que se han de respetar las costumbres locales. Menos mal que no es costumbre comerse crudos a los niños.
¿Lo chocante? Que no nos importa. A pesar de que hayamos protestado (tibiamente) y de que nos rasguemos las vestiduras diciendo que empatizamos con los que no son “clones de la norma”. A pesar de que nos ofrezcan una ceremonia de inauguración un tanto hipócrita intentando maquillar lo que ocurre en un país donde la inmensa mayoría de la población malvive como puede mientras unos pocos son las mayores fortunas del mundo y se pueden permitir mantener la Edad Media permanente, el baloncito ha empezado ya a rodar en mitad del desierto y el mundo aplaude, como hipnotizado, cada gol de sus selecciones, aunque esos goles estén teñidos de sangre e injusticia. Parece que nada cambia, también en la antigua Roma morían los gladiadores en los «shows» patrocinados por los emperadores, todo sea por el espectáculo y por distraer a las masas, ya sabes «panem et cirsenses» .


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