Revista América Latina

Bancos de alimentos, una red invisible pero esencial

Publicado el 12 abril 2011 por Sofogebel
Bancos de alimentos, una red invisible pero esencialImprimirEs necesario promover la sanción de una ley de donación de alimentos para sostener el aporte de las ONG dedicadas al tema.La Fundación Banco de Alimentos surgió en Buenos Aires en el convulsionado año 2001, cuando el escandaloso problema del hambre y la nutrición deficitaria de cientos de miles de compatriotas se había agudizado al extremo. Desgraciadamente, muchísimas personas de bajos recursos e indigentes enfrentaban severos interrogantes respecto del futuro posible para sus hijos con carencias elementales para su maduración y desarrollo. Desde su creación, la fundación, que opera en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, ha crecido y también ha aumentado el número de personas asistidas. Los males descriptos lamentablemente perduran y se han agravado por lo que, a lo largo de esta última década, nuevos bancos de alimentos han ido surgiendo en distintos puntos del país para atender y mitigar este grave problema.
El aumento en el precio de los alimentos ha sido muy acentuado en la Argentina y, a su vez, si bien no hay estadísticas oficiales, responsables de comedores populares refieren aumentos del 35 y hasta 40 por ciento en la cantidad de gente que asiste a ellos desde fines del año pasado.
En 2003 se constituyó la Red Argentina de Bancos de Alimentos para potenciar el trabajo conjunto y fortalecer las herramientas de cada uno. Hoy agrupa a doce organizaciones de nuestro extenso país, a las que continuarán sumándose otras. Alfredo Kasdorf, presidente de la Red Argentina, ha destacado la importancia de la labor realizada para concretar los propósitos humanitarios propuestos, mediante la articulación de esfuerzos de distintos sectores: empresas, organizaciones estatales, religiosas de diversos cultos, ONG e instituciones universitarias que se potencian en una alianza estratégica para combatir el cruel flagelo del hambre en nuestro país (el martes pasado, murió un bebe wichi por desnutrición en Salta, y con éste ya son doce los casos en el año en esta provincia).
La Red también se ocupa de capacitar a quienes deben manipular alimentos y cocinarlos, y aplicar conocimientos sobre nutrición en condiciones de escasez de recursos, lo que constituye un significativo aporte educativo para las familias.
Las encuestas anuales que realiza la Red entre las organizaciones beneficiarias permiten apreciar la magnitud de la obra que se lleva adelante y detectar las necesidades no resueltas para orientar los criterios de acción. El 82 por ciento de la población asistida pertenece a zonas urbanas y el 80 de los asistidos son menores de 17 años. Por otra parte, más de la mitad de los encuestados confirma que el número de personas que carecen de alimentos ha crecido en los últimos años. Las organizaciones comunitarias vinculadas a la Red proveen al menos una comida principal al día. Un dato adicional de interés: el 47% por ciento puede planificar el menú semanal o mensual.
En 2010, la Red distribuyó 5,8 millones de kg de alimentos entre 1145 organizaciones, alcanzando a 176.000 personas. Una labor tan valiosa requiere de constante apoyo para sortear los múltiples obstáculos cotidianos. Desde estas columnas, hemos insistido reiteradamente en la necesidad de sancionar una ley nacional que promueva la donación de alimentos. Esta legislación existe en muchos países con el nombre de "ley del buen samaritano" y ayudaría exponencialmente a sumar contribuciones, facilitando, a la vez, el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil en colaboración con el sector comercialmente productivo del país.
Acertadamente, el sacerdote Rafael Braun, miembro del Consejo Asesor e incansable propulsor del Banco de Alimentos de Buenos Aires, sostiene que, en un hecho colectivo en el que prime una postura solidaria, lo importante no es que algunos lleguen primero, sino que todos lleguen a la meta, por sus propios medios o recibiendo asistencia en el camino. Y acota: "Hay dos puestos clave: la vanguardia que marca el rumbo y la retaguardia que marca el ritmo. Nuestro país tiene tres desafíos por delante: el primero, mejorar la calidad de la vanguardia, lo que significa reclamar mayor responsabilidad a todos sus dirigentes; el segundo, entrenar mejor a los que pueden caminar por sí mismos; el tercero, dedicar las mejores cabezas y los mejores corazones a atender la retaguardia, lo que supone dar amparo y protección a los más afectados por la exclusión y la marginalidad social".
El trabajo de la Red de Bancos de Alimentos constituye un significativo aporte a este fin. Los cientos de miles de argentinos que esperan y sufren hambre hacen cola en estos bancos sin mostradores; confiemos en que seamos más los que depositemos nuestra ayuda. Esta Red de Bancos solidarios merece el apoyo de toda la sociedad.
Fuente: lanacion.com.ar

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