El cambista y su mujer, cuadro de Quentin Massys
El otro día llegó Ricardo al centro y me entregó una cantidad importante de dinero, 200 euros. Para él es la mitad de sus ingresos. Me dijo que lo había sacado con su tarjeta de crédito del cajero automático. Me contó que había abierto una cuenta nueva en un banco y había dado orden a sus pagadores para que le ingresaran la pensión en el número de cuenta que él mismo los había facilitado. Me lo contó con una naturalidad pasmosa. A partir de este mes cobraría en ese banco. Le pregunté si esto lo sabía su curador, y me dijo que no hacía falta porque es un ladrón, aparte de otros insultos que no puedo reproducir aquí por decoro.¿Cómo es posible que un banco haya permitido abrir una cuenta a una persona incapacitada jurídicamente? ¿No reciben una alerta al introducir el DNI del cliente como hacen en los casinos o en las salas de juego con los pródigos? Es un sistema sencillo y barato y me niego a creer que desde el banco no hayan tomado todas las medidas de seguridad. Me asalta una terrible duda. ¿Quien autorizó la apertura de esa cuenta es un desalmado que espera lucrarse de una persona vulnerable? ¿Está todo permitido? ¿El máximo castigo será la anulación de la cuenta? ¿No tiene usted la sensación de que los de siempre, especialmente los poderosos, los bancos, aplastan sin misericordia a los más desfavorecidos? Se me ocurren muchos calificativos para describir a los bancos, pero temo acabar con mis huesos en la cárcel tras denuncia de la Fiscalía, así que dejo que sea usted quien los imagine. ¿Por qué tenemos que aguantar esto? ¿Qué hubiera pasado si no me doy cuenta y aviso a su curador? Muchas preguntas. Pocas respuestas. Yo no quiero formar parte de una sociedad que consiente estos abusos y mira hacia otro lado. Hacia el dinero. ¿Y usted?
Piensen.
Sean buenos.La canción regalo de hoy es American soul. Bienaventurados los mentirosos, porque la verdad puede ser incómoda. Con todos ustedes: ¡U2!
https://www.youtube.com/watch?v=VLHubsghTOM