Hay días que te sientas en el sofá a ver una película, agarras la tarrina de dvds y ni siquiera sabes que te apetece. Entonces dices, pues ésta mismo. A veces, las más, ves un truñete curioso, y otras, las menos, te llevas una grata sopresa. Hoy he tenido suerte, no ha salido cruz. Sin embargo, no ha sido porque haya visto una película magnífica de las que se te agarran al estómago y a cada fotograma que pasa pides que no sea el último. No. Se trata de My Blueberry Nights (2007), una película que merece la pena ver y dedicar una entrada , sobretodo, por su música. La verdad es que esto de las bandas sonoras no deja de sorprenderme. ¿Cuando la harán para que quede tan perfecta en cada momento de la película? ¿Acaso el director le encomienda de antemano la música al que corresponda y posteriormente se encarga de ajustarla, o el director le pasa la película al compositor y éste trabaja en función de las escenas ya preconcebidas? Psss, no sé, supongo que cada maestrillo tendrá su librillo, el caso es que en esta película no sólo cada canción se acopla de manera sorprendente a cada situación, sino que además son canciones de una calidad indiscutible, y eso se agradece cuando has dedicado hora y media o dos de tu valioso tiempo a verlas venir.Cada canción es una gota de lo mejor del panorama musical estadounidense, casando perfectamente con una historia de desamor y búsqueda de sí mismo, enmarcada en una road movie entre dos de los lugares más cinematográficos que existen: New York y los desiertos del sur de Estados Unidos. De esta manera, nuestro oído se deleita con el dulce canto de Norah Jones en "The Story", la guitarra blues de Ry Cooder en "Long Ride", el torrente de voz de Mavis Staples con "Eyes on a prize" y el monstruo, el mejor, Otis Redding con la emocionante "Try a little tenderness". Es una banda sonora selecta, con un repertorio que nada entre el jazz, blues, y sobre todo soul. Ideal para curar cerebros entumecidos con Lady Gaga o David Guetta. No os la perdáis.