Siempre nos ha gustado el mundo animal, pero de un tiempo a esta parte, aún le tenemos más devoción. Ayer mismo, una de nosotras se sorprendía mirando embobada el deambular de un gorrión, sobre el árbol que le daba sombra en la piscina; piaba a ratitos, se limpiaba las plumas o el piquito contra la rama que le daba apoyo... Fascinante, la verdad. La otra de nosotras todavía va a más, pues, quitando a las odiadas "cuquis", cualquier otro animalejo le inspira el más profundo respecto, hasta el punto de que hemos parado momentáneamente de lijar algún mueble, por no dejar caer el polvo sobre una hormiga que iba cargada con algún alimento, camino del hormiguero...Quizás no nos sentemos expresamente frente a la tele a ver un documental sobre animales, pero como nos pille alguno zapeando, qué dificil resulta dejar de verlo ¿verdad? Al menos a nosotras, que nos quedamos enganchadas de la vida y milagros del bichejo en cuestión, casi como hipnotizadas... Es una realidad que cada día nos sentimos más unidas a la madre naturaleza, y que nos gusta que nuestros hogares se hagan eco de ella con plantas y animales. Aunque éstos últimos, por razones obvias, mejor servidos en bandeja...
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Estamos convencidas de que si viviéramos en una chalet o casa con espacio, tendríamos, además de un pequeño huerto, un mini zoo que incluyera gallinitas felices... ¿Qué os parece nuestro sueño?