Revista Opinión

Banderas de Repentismo

Publicado el 09 octubre 2015 por Diariocubano

Me parece saludable que el Repentismo -ese fenómeno cultural del que nos sentimos orgullosos los cubanos-, se haya convertido en una suerte de manzana de la discordia. Nadie duda que somos potencia a nivel mundial, si se habla de cualquier tipo de expresión logoaédica. Aún cuando se ha dicho y redicho que las contradicciones generan desarrollo, no debemos confundirnos. El triunfador de un certamen nacional de repentismo es digno de todos los elogios, mas no deja de ser el ganador de una competencia. Un Premio Nacional de Literatura, Música, Teatro o Artes Plásticas se otorga por la obra de toda una vida, y no por algún resultado en particular. Es cierto que las instituciones involucradas deben conocer al dedillo cuáles son sus funciones. No se trata únicamente de priorizar determinada actividad y olvidarse del resto. A todas hay que ponerles ganas: lo mismo a la organización de un concurso, o evento teórico, que a un plan editorial para difundir las creaciones de nuestros decimistas más destacados, así como los tan necesarios estudios críticos e investigaciones relacionados con el tema.

A mi juicio, la elección es libre, y cada poeta se arroba el derecho de asistir o no a una competencia. A fin de cuentas, cualquier improvisador puede estar en estado de gracia y arrebatarle un lauro a otro más mediático. Es cierto que muchas veces no se hacen bien las cosas y eso trae como consecuencia desmotivación y escepticismo.

¿Quién es el mejor repentista cubano? ¿Es acaso medible algo tan subjetivo? Y no voy a negar que yo también tengo decimistas de mi preferencia, ¿quiénes son? Bueno… aquellos que desde una propuesta conceptual y estética menos accidentada concuerden con mi estado de ánimo. Son múltiples los excelentes poetas que, faltos de carisma, no son valorados con justeza; otros, menos avezados, son capaces de hacer bullir un auditorio. Para ser honesto creo que buena parte de los exponentes del género tienen una pretensión demasiado culterana, y no reflexiona en que se trata de un arte con raíz popular, y por ende, apegado al espíritu colectivo. La décima requiere de la metáfora pulida, pero también de la picaresca, o lo que es lo mismo, del sentido del espectáculo, de lo contrario estaríamos en una asamblea y no en una canturía.

La décima improvisada o escrita, se ha erigido como bandera de combate en cada etapa de nuestro proceso libertario. No fue por azar que el insigne patriota bayamés José Fornaris, la reconoció como estrofa del pueblo. Es tiempo –considero- de que todos los repentistas enarbolen sus versos sobre astas de amor, sencillez y fraternidad. La Patria reclama la sana vocación, no la pasión morbosa. Ya lo enunció Martí atinadamente: Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.

Por Juan Carlos García Guridi.

Via:: Diario Mayabeque


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