Revista Opinión

Banderas victoriosas

Publicado el 09 octubre 2021 por Manuelsegura @manuelsegura
  • Banderas victoriosas

En septiembre de 2017, más de 50.000 personas, según los organizadores, participaron en una impresionante manifestación en Murcia para demandar que el tren de alta velocidad llegara a la ciudad soterrado y no en superficie. Aquella convocatoria de la Plataforma Pro Soterramiento, que tuvo un eco espectacular entre la ciudadanía, sirvió para que las intenciones del Ejecutivo central, entonces en manos del PP, no fructificaran. Los populares sostenían que la prioridad era que el AVE llegara cuanto antes, independientemente de que a posteriori se buscara su soterramiento. 

En mayo de 2018, la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy de la presidencia del Gobierno de España y posibilitó la llegada del socialista Pedro Sánchez a La Moncloa, reforzó las tesis de quienes defendían el soterramiento y el proyecto salió adelante. Hoy se trabaja para que el AVE llegue definitivamente bajo tierra, algo que aseguraron desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) será antes de que finalice 2022.

Sin embargo, aquella impresionante manifestación de hace cuatro años, en la que no solo participaron mayoritariamente potenciales votantes de la izquierda, sino seguro que también electores de opciones más conservadoras, no impidió que en noviembre de 2019 la candidatura de Vox ganara las elecciones generales en la Región de Murcia, obteniendo casi 200.000 votos y tres diputados en el Congreso. Por su parte, el PP, que también obtuvo tres escaños, lo hizo rozando los 189.000 sufragios. Los socialistas, con algo más de 176.000 votos, se hicieron con otros tres parlamentarios, mientras que Podemos, con 63.500 sufragios, obtuvo uno.

Más de 70.000 personas volvieron a salir a la calle el pasado jueves en Murcia. Esta vez lo hicieron para reclamar la regeneración medioambiental del Mar Menor. Una manifestación política, según la tildó en su víspera el consejero de Medio Ambiente, Antonio Luengo. La laguna se asfixia y su flora y fauna fenecen ante la pasividad de los políticos, que se limitan a lanzar invectivas, día sí y día también, acusándose de que las competencias para acabar con esta desidia son de unos o de otros. 

Sorprende sobremanera que el discurso oficial del PP haya calado entre la gente, al menos entre un considerable sector de su electorado, en el sentido de que gran parte de la responsabilidad del desastre ecológico recae en el Gobierno de Pedro Sánchez -en el poder, recordemos, desde mayo de 2018- y no en el suyo, que rige los destinos de la Región de Murcia desde 1995. Es, una vez más, lo del relato goebbeliano, tantas veces repetido para convertir una trola en una sentencia. Contrasta con lo expuesto este viernes por el fiscal superior del TSJ, Jose Luis Díaz Manzanera, que calificó el asunto como el problema medioambiental más grave de la historia de la Región, “derivado de un cúmulo de acciones y omisiones que se arrastran desde hace más de 40 años”.

Y mientras populares y socialistas se lanzan los trastos a la cabeza, la ciudadanía sale a la calle demandando una solución urgente ante un mar que permanece en la UCI desde hace ya demasiado tiempo. Muchos se esperanzaron en noviembre de 2017 con que las cosas podrían cambiar en esta Región, tras aquella marea del soterramiento. Craso error, pues en mayo de 2019, y aunque el PSOE fuera la lista más votada en las autonómicas, alcanzando los 17 escaños, la dirección nacional de Ciudadanos optó por elegir al PP como socio preferente y permitir que siguiera gobernando esta comunidad autónoma hasta 2023, al renovarle por otra legislatura más a través de sus seis votos, junto a los cuatro de Vox. El atisbo de cambio, con el intento de una moción de censura de marzo de 2021, fue tan solo una torpeza más en el camino, protagonizada por la dirección regional de Ciudadanos y el PSOE. 

A finales de este mes de octubre, el sueño de presentar en el Congreso de los Diputados medio millón de firmas para que el Mar Menor tenga personalidad jurídica propia puede hacerse realidad. Y aunque, al contemplar la otra noche a más de 70.000 almas desfilando resueltamente esperanzadas por la Gran Vía, haya quien piense que algo podría moverse de cara al futuro, permítaseme que lo ponga en duda. Dentro de unos veinte meses volveremos a ser convocados a las urnas. Y será cuando, todos los veremos con los ojos que se comerán los gusanos, vuelvan las banderas victoriosas, como se cantaba en aquel pretérito himno, al paso alegre de la paz. 

[eldiario.esMurcia 9-10-2021]


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