La ministra de Empleo y Seguridad Social, Mónica Báñez, está ante un problema después de que su ayudante más cercana le haya facilitado presuntamente al periódico “La Razón” los datos del ERE que prepara el PSOE para despedir a 180 de sus empleados.
La derrota que privó al PSOE de buena parte de sus ingresos le obliga a despedir a numeroso personal para evitar la ruina. Las condiciones de su ERE, como las de cualquier empresa, debe aprobarlas el Gobierno.
Ese expediente aprovecha el “expolio a los trabajadores” que, según el PSOE, es la reforma laboral de Rajoy. Los dirigentes socialistas sólo negociarán algo más de veinte días por año trabajado de la ley actual.
El “Bañezgate”, la revelación del ERE, irritó al diario prosocialista “El País”, que exigió la dimisión de la ministra, ridiculizada en la izquierda por evocar a la Virgen para cuestiones terrenales, al igual que el PSOE de Rubalcaba, exministro de Interior.
Aquí se espía todo lo que desacredite al contrario: para demostrar la implicación de Báñez “El País” publicó este viernes documentos secretos robados en los ordenadores del Ministerio, como prueba de que la información del ERE habían salido de allí.
Por otra parte, está iniciándose un cambio de poder periodístico. “El País” está irritado porque pierde la influencia mantenida gracias a que el PSOE, que gobernó y controló Interior durante 22 años, le facilitaba informes, por ejemplo, de espionajes al PP.
Su influencia llegaba a los tribunales, que le filtraban autos elaborados en las cercanías del juez Garzón y de otros magistrados progresistas.
Ese poder omnímodo le inspiraba miedo a muchos políticos populares, tanto, que para autoprotegerse le facilitaban delaciones a ese diario antes que a los de derechas.
Pero ha cambiado el paradigma: este Gobierno parece haber elegido otras parejas de amor, confesión y confidencias para pasar al ataque.
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SALAS