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Banksy y la mercantilización del arte / Criticar por criticar o no

Publicado el 12 noviembre 2010 por Dontdisturbmagazine
Bansky y la mercantilización del arte

Últimamente, veo el arte como negocio, el arte como lanzamiento definitivo del ego. Una afirmación arriesgada, que sin embargo parece más vigente que nunca en un mundo tan banal como el que vivimos,donde cuenta más la fama, la popularidad y el dinero que la dignidad, la reflexión y el trabajo bien hecho y la coherencia.

Hoy en día “casi todo” se considera arte, “casi todos” se autodenominan artistas. Y me consta, cómo no, que en la viña del Señor hay de todo, que una obra viene legitimada por la crítica, las instituciones y el mercado. Sin embargo, en este caso y como lega en la materia, elijo la reprobación frente a la adulación o el testimonio.

Para quienes hayan visto el pseudo-documental de Banksy Exit through the gift shop, mi afirmación se auto-explica, o eso espero; para aquellos que no lo hayan visto, tal vez se quede un poco en el aire. Veamos: la trama de este largometraje parece una vuelta de tuerca más del graffitero más controvertido de la tierra. Lo que se nos vende como un documental sobre Banksy, no es sino un viaje de iniciación al mundo del graffiti y una reflexión sobre la mercantilización y banalización del arte de la mano de un particular y pobretón Cicerone, el “artista” Thierry Guetta (conocido como Mr. Brainwash, lavacerebros, para más inri). Nosotros, los espectadores, nos reímos de él durante todo el metraje; pero, tal vez, sea él quien se ríe de nosotros desde el otro lado de la pantalla bajo el nombre de Banksy.

kissingcoppersBanksy

Banksy, como saben, se mueve entre la ilegalidad, el mercado, la genialidad y la protesta social. En este sentido, todo encaja: el propio artista lanza esta reflexión en forma de fake, al estilo de Fraude, de Orson Welles. ¿No será Banksy, insisto, el mismo Thierry Guetta? Me gusta pensar que todo es un juego más dentro de la brillante trayectoria del artista. Hagan apuestas.

Y es que no podemos obviar lo que ocurre en el mundo del arte. Especulaciones económicas (Damien Hirst y su tiburón de 12 millones de dólares, o  Andreas Gursky y su 99 Cents II, Diptych, una fotografía de 2,3 millones de euros), ruido mediático, cotizaciones al alza de obras vacías (la subasta de botellas de vino de Thomas Jefferson), artistas que brotan como champiñones, lucha de egos… ¿Quién dijo que el mercado del arte fuera serio? ¿Por qué, a veces, nos parece una broma?

Andreas Gursky

Pedro Medina, crítico de arte, pone el punto final y añade un poco de cordura a tanto desmadre: “El concepto se debe imponer sobre lo mercantil, para no incapacitar al arte como ventana a la imaginación”.

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ARTÍCULO PUBLICADO POR LA QUE ESTO SUSCRIBE EN LA WEB DEL CLUB DE CREATIVOS (cdec) EL 9 DE NOVIEMBRE DE 2010.

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