Revista Cine

Banner! de Azzarello y Corben

Publicado el 25 octubre 2011 por Juancarbar

El pack de saldo de BoMEs de Hulk (¿cómo los editores, unos profesionales, no vieron que este formato no iba aguantar cuando muchos aficionados sí lo vimos?) no está nada mal, lástima que el formato sea malo. Aunque consta de 3 cómics voy a hablar sólo de “Banner!” por ser el título más desconocido del paquete. Este se sitúa fuera de continuidad, no obstante su argumento es el clásico de la colección. La fórmula dominante en la época preDavid. Hulk anda libre por el EEUU. profundo y el ejército de ese país, aquí con la ayuda de Doc Samson, le busca para detenerle.

Banner! de Azzarello y Corben

La bondad de “Banner!” reside en que Azzarello plasma muy bien lo que podemos llamar el mito de Hulk, si bien, como ya avanza el título, se centra en Banner. Este cuenta que un tímido y debilucho con corazón de héroe y una de las mentes más brillantes de EE.UU. está condenado a vagar sin fin, cual Judío Errante, por el midwest porque un accidente en un experimento nuclear con fines militares le transformó en un ser bipolar al crear en su interior un monstruo hiperfuerte e invulnerable de escasa inteligencia, violento y colérico que surge cada vez que le sube la tensión. Hoy en día este mito no se puede recontar porque es difícil creer que Banner no haya encontrado una cura, se haya exiliado o le hayan anulado los demás superhéroes marvelitas. De ahí que desde finales de los 80 (coincidiendo con la publicación de “Watchmen” y “El Caballero Oscuro”, los cómics que dieron al género superheroico la forma que actualmente tiene ) todo guionista de Hulk (de David en adelante) haya hecho su particular huida hacia delante buscando contar historias del personaje sin recurrir a su mito. Quizás por eso en el siglo XXI y casi 25 años después del cambio, Azzarello decidió recontar el mito de Hulk, el cual leyó muchas veces cuando era joven.

La diferencia de esta nueva versión del mito o la aportación de Azzarello como aedo al mito de Hulk es un enfoque posmoderno, es decir, realista y psicológico. Es cierto que esto último ya está en el mito pero la diferencia es que ahora se pone en primer plano, de ahí que el título sea Banner y no Hulk y que el antagonista sea Doc Samson, un psiquiatra. Así, Azzarello en “Banner!”, al no tener que cumplir todas las premisas del género superheroico (el cómic pertenece al sello MAX, es decir, para adultos, de Marvel), enriquece el mito dándole la verosimilitud de la que carecía por su origen pop y juvenil contando de forma cruda (si bien esto afecta más al dibujante) los efectos en una ciudad de un Hulk desatado, edificios e infrastructuras destruidas y cientos de víctimas hechas giñapos (con lo que se hace patente el ominoso poder del coloso emeralda y cuanta es su distancia con un humano), un poder que contrasta con un Banner vagabundo, torturado y frágil, profundizando y ensombreciendo la tortura personal de Banner (en este cómic intenta suicidarse) y dando un papel más creíble al gobierno de EE.UU. en el asunto de Hulk haciendo que desee usar a este como arma de destrucción masiva (de este modo Azzerello subraya la alegoría que es Hulk de la bomba nuclear) y que encubra los desastres de Hulk, lo que trae otra de las ideas brillantes del cómic, las consiguientes dudas de Banner de si cada desastre del que informan los periódicos es culpa suya. Para rematar el guión Azzarello añade un poco de reflexión humanística posmoderna. Así, nos retrata a Banner como un representante de una humanidad, esta capacidad es la que distingue a los héroes de los villanos, por eso Hulk, a pesar de su monstruosidad, pertenece al primer grupo, que en el interior de su fragilidad alberga una furia capaz de la destrucción masiva gracias al intelecto. De este modo, Banner se convierte en la metáfora de una humanidad que está a un enfado de su destrucción. Una maldición que Azzarello hace parangonable a la de Job. Por eso el intento de controlar a Hulk es una lucha inútil en cuanto no es a él a quien hay que aprisionar sino a nuestra agresividad. Pero “Banner!” no es un cómic desesperanzado pues para Azzarello está en nuestro intelecto, del que es metáfora Banner, el poder solucionarlo. Una esperanza que curiosamente defiende el personaje más inhumano de todos, Doc Samson, quizás porque como psiquiatra y superhéroe ve a la humanidad desde fuera. Así pues el mito de Hulk no terminará hasta que Banner encuentre la solución, la cual para el guionista es la liberación, no la represión. Hasta entonces está condenado a errar porque uno no puede escapar de sí mismo. Una maldición que le priva de prestigio y dinero por utilizar su brillante cerebro para la guerra. Así Azzarello sintetiza a la perfección en 4 grapas lo que se cuenta en tropecientas historias de Hulk . Es decir, captura la esencia clásica del coloso esmeralda, el monstruo errante tan destructivo y amoral como una bomba nuclear. Todo esto nos lo cuenta de forma rápida y dinámica, cuasi cinematográfica, pues prácticamente solo hay un bocadillo, breve, por viñeta, cuando estas no son mudas, y con humor negro. Por tanto, el peso de la narración lo lleva Corben.

Este dibujante es uno de los maestros que está todavía en activo y eso se nota en “Banner!” en que el guión está perfectamente plasmado en dibujos. Un guión difícil, porque su dinamismo y psicologismo exigen mucho al dibujo pues este ha de narrar sin ayudas y expresar emociones, que Corben resuelve notablemente usando viñetas cinemascope cuando hay acción y primeros planos cuando hay conversación. De este modo el dibujo es capaz de satisfacer las exigencias de espectaculariad e intimidad así como de volar solo (el cómic tiene varias escenas largas mudas) cuando se lo piden. Pero Corben no sólo hace un trabajo competente y espectacular sin perjudicar la narración ni immponerse a la obra, sino que también nos regala los ojos con muchas viñetas brillantes como aquella de un piloto de helicóptero viendo lo que se le viene encima y nosotros viendo en el reflejo del parabrisas que es Hulk. Estremecedora. Además, Corben, a parte de su experiencia y talento, aporta singularidad a “Banner!” porque su estilo expresionista y naif de figuras hercúleas no tiene mucho que ver con los cánones del género de superhéroes. Una particularidad que la historia de Azzarello necesita para poder distinguirse de las demás versiones del mito, para señalar que tiene algo genuino, si bien esto no es más que poner de relieve que lo que hay detrás de Hulk es la Guerra Fría. De este modo, el dibujo de Corben, al igual que el guión de Azzarello, nos recuerda que Hulk no es exactamente un cómic de superhéroes. Lástima que el color no sea de Corben, medida un poco absurda porque es como encargar un cuadro a Rafael pero dibujarlo tú mismo.

Así pues, “Banner!” es una cómic bien contado, con ideas interesantes y detalles que complementan muy bien la historia (por ejemplo, Banner piensa en verde, pero habla en negro) que va de menos a más, de modo que concluye de forma tan brillante y emocionante como apropiada para un mito, que, además, sintetiza perfectamente la esencia del Hulk clásico de tal modo que es una joyita que se basta a sí misma. Lo malo es que ni Planeta ni Panini la han editado decentemente, lo bueno es que la segunda aún puede enmendarse sacando una edición decente y asequible de esta historia de la versión marvelita del doctor Jekyll y mister Hyde.

Tags: azzarello, corben, hulk, marvel


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