Baños con burbujas: ¿bueno o malo para los niños?

Desde que descubrió los baños con burbujas, mi hijo no se cansa de pedirme -todas las tardes- que le llene la bañera con agua y espuma para jugar con sus carritos. Me parece genial porque la hora del baño se convierte en un spa.
La lleno con dos o tres pulgadas de agua y luego le echo un líquido burbujeante. Siempre verifico la temperatura antes de meter al niño.
Ahora bien, hace poco llevé al nene a la pediatra porque se estaba quejando de dolor en los oídos. Una de las recomendaciones que me dio la especialista es que tuviera precaución con los baños con espuma porque el líquido que estaba usando pudiera ocasionarle infección.
Así que puse manos a la obra y comencé a negarle los bañitos con burbujas al nene. Con el tiempo, y como suele ocurrir, volvimos a las andadas. Esta vez, mamá se sumergía con el bebo.
Afortunadamente, las infecciones no han regresado. Estamos siguiendo las recomendaciones de la pediatra: 

• Controlar el tiempo que pasa en el agua (15 minutos máximos)
• Supervisarlo directamente para evitar accidentes
• La cantidad de agua no debe alcanzar seis pulgadas
• Utilizar un líquido hipoalergénico, sin olor y sin colorantes
• Colocar una alfombra plástica dentro de la bañera para evitar resbalones
• Colocar un poco de vaselina alrededor de la oreja para “desviar” el agua

Tengo que aprovechar ahora que le gusta bañarse. Ya sabemos que hay una edad en la que le huyen al tema del agua.
¿Tus hijos también disfrutan de los baños con burbujas?
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Foto: Flickr|信心謙怡