Revista Cine
Creadores: Jonathan Tropper & David Schickler
A la luz de los hechos, tal parece que los atentados culturales no son perpetrados únicamente por fanáticos religiosos asesinos, sino que también por malos perdedores enfundados en trajes que llevan el color de sus lágrimas, y cuyo sentido común es nutrido por un nacionalismo ridículo y tremebunda falta de memoria y dignidad propia. En fin, si no son los unos, entonces son los otros: ¡todos hacen fila!, y por la boca muere el pez. Qué se puede hacer, salvo esperar y contar... 3, 2, 1... ¡Hablemos de "Banshee"!, esa serie a la que en este blog se le tiene cariño supremo, sobre todo con esta tercera temporada que supera con creces lo hecho en la anterior, y si me apuran, incluso en la primera. ¿La mejor temporada hasta ahora? Es probable, ya lo veremos.
Es más o menos sabido: un criminal sin nombre sale de la cárcel e inmediatamente va a un pequeño pero nada tranquilo pueblo llamado Banshee, ¿con qué motivo?, para recuperar a su amada que no ve hace quince años. Por esas cosas de la vida nuestro criminal toma el lugar del Sheriff Lucas Hood, imponiendo la justicia a su manera mientras intenta recuperar el amor y el tiempo perdido, ocultar su verdadera identidad, y huir del pasado que lo perseguía en forma de mafiosos ucranianos. Ya en esta tercera temporada la cosa es así: Chayton Littlestone, líder de los RedBones, una pandilla india supremacista, quiere vengarse del hombre blanco y para ello considera justo y necesario iniciar una guerra contra todos los lados de la ley; por otra parte, Hood y los suyos se interesan en un interesante botín de diez millones de dólares, incluso cuando sus dueños son unos letales y retorcidos mercenarios algo fallados de la mente. Como siempre, mucha violencia rural: pueblo chico infierno grande.
Si la temporada anterior parecía ser, en cierta forma, la temporada para la esperanza -con un Hood que junto a Anastasia/Carrie pretendían retomar su tan interrumpido sueño amoroso-, esta tercera fue la temporada del despojo y el desnudo (metafórico) total, la de sacudirse por fin el polvo del pasado; todo esto, sin nunca abandonar la oscuridad inherente que caracteriza a "Banshee", oscuridad producto de un repertorio de personajes y paisajes cuya humanidad es ambigua y encerrada en sus propios males condenatorios y sanguinolentos. Me ha gustado mucho ver a un Hood mucho más hastiado y cansado, intentando liberarse de las ataduras idealistas que su nuevo e improvisado cargo le insertaron en su inconsciente, y por ende más cercano a su verdadero "yo" de buscavidas, el sujeto que hace lo que tiene que hacer: su lucha entre su lado justiciero y su lado individualista es una constante que la agrega sabor y fondo a cada conflicto suyo y del resto. Más aún, me ha gustado que al tipo ya no le quite el sueño la posibilidad de que se sepa que en realidad no es ni policía ni el tal Lucas Hood, como si estuviera, de nuevo, encontrándose con su verdadero ser, un simple sobreviviente más que un (anti)héroe del montón. Por lo demás, no me cansaré de decir que Hood/? es un gran personaje en el que verdaderamente menos es más, aunque los creadores no se cansen de mostrarnos flashbacks de su estremecedor y espeluznante pasado. ¿Cómo es eso? Quizás sea el hecho de que el tipo no tiene identidad pero sí multitud de facetas vacías y huecas que él mismo se encarga de llenar de significado según qué acciones, pero en el fondo esto es cosa mía: me atrae mucho la psicología del personaje, tan lleno de miedo como de ira.
En aspectos más descriptivos y formales, esta tercera temporada me parece la mejor lograda por dos cosas -a grandes rasgos-: Primero, porque presenta una narración mucho más centrada y mejor hilada que sus predecesoras, acostumbradas a abrir múltiples flancos argumentales para encontrar soluciones pequeñas, y a tropezar constantemente con la misma piedra narrativa, esto es dilatar las tramas y por ende perder impacto y sustento progresivamente. Segundo, lisa y llanamente porque el conflicto central está mejor pensado y ejecutado, sin irse por las ramas ni complejizar lo que no necesita mayor presunción.
Con respecto a lo primero, la temporada inicial se caracterizaba por estructurarse episodio a episodio, pero con el fantasma de Mr. Rabbit -el gran antagonista- de fondo, es decir, ya fueran moteros locos o rednecks locos o nazis locos o adolescentes locos o lo que sea, el tema central consistía en mostrar la dinámica del nuevo Sheriff no dado a los procedimientos regulares -trastocando la vida civil/criminal en todo sentido- mientras su identidad era amenazada con un mafioso sediento de venganza que eventualmente iba a poner pie en Banshee. Era muy interesante y entretenido ver todo ello, indudablemente por el toque adulto y la cosmovisión violenta de fondo, pero hacía falta un poco más de solidez narratológica. La segunda temporada apostaba por una estructura más serializada, pero lamentablemente el conflicto central -un reciclado de Mr. Rabbit francamente inexplicable- no daba el ancho, por lo que de manera repetida caíamos en vacíos argumentales y episodios muertos, y a decir verdad la serie perdía un poco su habitual carisma. En la presente temporada todo eso se ha corregido -no de manera magistral, aclaro- con dos líneas delimitadas y apropiadamente tratadas que logran mantener los diez episodios a flote, sin excepción. Y, desde luego, el creciente hartazgo de Hood pone el toque personal, pues no todo es puro y frío cálculo.
No obstante, hay numerosos vicios que se vuelven a repetir a lo largo de la temporada. El más notorio es esa extraña cursilería que surge de tanto en tanto, extraña porque el contraste entre extrema y estilizada violencia francamente desconcierta. Pero peor que la cursilería como tal es el cómo se muestra: con mecanismos propios del cine indie estadounidense más empalagoso, al estilo David Lowery o al inefable estilo Shane Carruth de "Upstream Color": mucho sol, mucha música bonita de fondo, muchos rostros y planos detalle, etc., pero poca sustancia -y los de "Banshee" saben que la sustancia no es su fuerte-... Entre medio tampoco aguanto las visiones y el tormento mental/sentimental al estilo Mad Max versión Tom Hardy (¿por qué un hombre que hace lo que sea necesario para sobrevivir y que sabe que el mundo es basura salvaje y violenta se deja llevar por lamentaciones?). Desde luego algunas decisiones argumentales son repentinas y no del todo creíbles, pero hay una máxima -o una verdad incuestionable- que no se debe olvidar: "Banshee" es "Banshee", con todo lo que ello implica. No busquen completa verosimilitud: no se extrañen si de repente algún personaje no dado a la violencia extrema, digamos un alcalde o un abogado, se vuelve un peligroso commando; no se sorprendan si cada escenario es potencial campo de batalla que nadie se molesta en reportar; no se irriten si es que cada diálogo acaba en una ensalada de puños y patadas; no abran los ojos como platos si es que un soldado altamente entrenado a lo largo de los años y en los lugares más conflictivos del mundo es derrotado por un policía venido a menos; no desesperen cuando... en fin, ya entienden la idea: en los pueblos chicos la ley no la dictan las instituciones ni los códigos penales. más bien la gente local y su historia: lo que sucede en Banshee se queda en Banshee, las verdades se encuentran enterradas en sus profundos bosques.
A fin de cuentas, no esperen ni inteligencia ni excelencia ni maestría de parte de "Banshee", pues no van a encontrar nada de ello: "Banshee" es excesiva, tremendamente imperfecta, pero es lo que es: una gozada de tomo y lomo -no comparto lo de "placer culpable", pero creo que el concepto base podría aplicarse o entenderse-. "Banshee" tiene estilo, tiene actitud, tiene energía, tiene identidad, tiene ilimitadas ganas de superarse a sí misma para bien, ilimitadas ganas de hacer gozar al espectador con sus locuras infinitas. Y lo logra, al menos conmigo. Igual no me hagan caso de manera literal: "Banshee" no es tonta ni amateur ni deficiente: simplemente es diferente, quizás un tanto inclasificable: si estás en el club, bienvenido. Además, hablando en serio, esta temporada está muy bien lograda en un sinnúmero de ocasiones y por varios motivos -guión, interpretación, dirección...-, o si no esperen a que llegue el momento del atraco de los diez millones: pura genialidad, una manera original y atrevida de ejecutar un heist. Como "Banshee", ninguna. Y a mi me encanta y estremece cada vez que la veo. Punto.
Y como despedida, el opening: evocador, oscuro, atmosférico, bello... PERFECTO