Revista América Latina

Barackomunismo

Publicado el 25 marzo 2015 por Jmartoranoster

Carola Chávez.


Sin título

Alerta del frente de damas indignadas con todo lo que haga el gobierno
Ante las recientes declaraciones de Barack Obama con respecto a nuestro país, -aunque decir nuestro es una imprecisión porque todas sabemos que este país ya no es nuestro sino de esos ordinarios chavistas- yo, Marifer Popof, presidenta del frente de damas indignadas con todo lo que haga el gobierno, me veo en la urgente necesidad de elevar mi voz y alertar, ya no a mis valientes damas porque, una a una, todas se fueron demasiado, sino al mundo decente y pensante si es que existiere, sobre el trasfondo verdadero de dichas declaraciones. Oídme, mundo: ¡Obama es chavista!
La traición va ligada al sospechoso color de piel de ese señor, tal y como lo he venido alertando desde el mismo momento en que dijo “Yes we can” y “Change we need”. Se encendieron alarmas entonces, al ver a un fulano de pelo chicharrón llamando al cambio, y así lo advertí, aunque nadie me hizo caso, como siempre y por eso estamos como estamos.
Solo un agente cubanoide podría echar por el suelo y de una sola patada, años y años del estoico y meticuloso trabajo que hamos llevado a cabo para convencer a este pueblo ignorante y manipulable de que luchamos a favor de Venezuela, a favor de ellos, ¡Válgame Dios!, con lo difícil que resulta disimular cuando uno de esos pata en el suelo se lo cree y pretende plantar un beso, digamos, en la mejilla de nuestra Maria Corina. Años de abrazos y apretones de manos con esa clase media que se cree igual a uno tan solo porque sabe medio balbucear tres frases en inglés, y ¡peor! con acento mayamero… Años desmintiendo la injerencia de los Estados Unidos, desmintiendo su patrocinio, hasta el punto de llegar a prohibir el uso de la bandera de las barras y estrellas en nuestras manifestaciones, para que no se nos notara tanto lo que los chavistas ordinarios llaman el plumero.
Y entonces sale el negrito, sí, el negrito digo porque ya no estoy dispuesta al disimulo, al eufemismo, no señor, ¡negro es negro! y este no deja dudas de ello… Decía que entonces llega el negrito que en lugar de presidente debería mejor dedicarse a cantar rap, y sale con la ridiculez de declarar una emergencia nacional allá en los Estados Unidos, porque según él, Venezuela, esta despreciable republiqueta bananera entregada a la más mediocre de las dictaduras, este paisucho tercermundista que a nadie importa, es una amenaza para la seguridad nacional del país más poderoso del mundo. Si esto no es a propósito ustedes dirán…
Los efectos de las palabras de Obama no se hicieron esperar. En Venezuela, el chavismo, irremediablemente adicto a la confrontación, se reagrupa y se olvida de que no tienen el champú que con tanto esmero escondimos. Y nosotros en la oposición quedamos al descubierto, Obama, de un golpe, le dio la razón al chavismo, confirmando a voz en cuello que Washington sí se mete en los asuntos de Venezuela y peor, que nos van a mandar más dinero… lo único que le faltó al negrito fue llamarnos pitiyankis. Y para colmo, se encarga maliciosamente de dejar en evidencia a Leopoldo, nuestro Leopoldo, ese que quisimos promover como el tatara-primo-hermano-sobrino-nieto de Bolívar, con la repulsión que nos causa Bolívar y más ahora que el chavismo no solo lo venera sino que se afinca en su discurso antiimperialista y repiten los chavistas como loros hipnotizados:  ”Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia…” y bla bla bla…
Aquí, en este tercermundista continente, Obama, con su premeditada estupidez brinda a la Unasur y al Celac, dos de los más nefastos inventos de Chávez, la oportunidad para demostrar, una vez más, unión y fuerza. Y luego los países no alineados, un centenar de países que no están alineados porque a nadie le importan, gracias a Barack, tienen sus cinco minutos de fama declarando su apoyo a Venezuela. Y China y Rusia aprovechan su oportunidad, puesta en bandeja de plata, para recordarnos que el madurismo no está solo. El rechazo fue casi unánime, no por indignación, como nos quieren hacer creer los maduristas, sino por ridícula. Solo algunos gobiernos, de esos que ya no tienen más nada que perder, como el de Mariano Rajoy, se atrevieron a bailar son de la Casa Blanca sin pensar que están bailando al son de conga y bongó.
Así como lo oyen, conga y bongó, porque uno no puede sino sospechar que estas declaraciones fueron planeadas en Cuba bajo el manto del falso acuerdo de acercamiento que suponía llevar la democracia a la isla comunista y, según podemos apreciar, como que ha sido todo lo contrario: el imperio cubano entró a Washington por la puerta grande.
Por lo tanto levanto mi voz siempre indignada contra la cubanización de la Casa Blanca, contra la traición de su inquilino y sobre todo, contra el mal gusto de la primera dama, valientemente denunciado por un brillante periodista venezolano residenciado en Miami, aunque ya no sabemos por cuánto tiempo porque, dando otra seña inequívoca de que llegó el Barackomunismo, por órdenes de Washington, éste fue vilmente despedido por cumplir con su sagrado deber de informar la verdad.
¡Libertad, libertad!


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