Revista Opinión

Barceló sants (barcelona)

Por Candreu
BARCELÓ SANTS (BARCELONA)
BARCELÓ SANTS Plaça dels Països Catalans08014 Barcelona

Habitación: 726
Fecha de entrada: 28/12/2020

Tarifa: 57,00 (SA)
Ubicado sobre la estación de Sants, en un llamativo edificio de siete plantas con enormes ventanales. El acceso no resulta muy agraciado, y hemos de atravesar la estación, para una vez fuera de ella acceder al hotel por un largo pasillo enmoquetado en negro con cristales con vistas a la sala de espera principal de la estación. Al fondo de esa larga rampa y junto a un enorme mural con la foto de una de las habitaciones del establecimiento encontramos dos ascensores de ruidosas puertas automáticas pintadas en blanco como si de la puerta de una nave espacial se tratara. Su interior, oscuro con una pantalla que ofrece información sobre el hotel. Paredes y suelos tapizados con vinilo negro con estrellas. En un momento nos dejan en el enorme hall de recepción.

Suelo en moqueta verdosa con puntitos blancos. A la derecha se abre una enorme cristalera con vistas a una zona de parking por si alguien llega al hotel el coche. Una gran puerta giratoria permite allí el acceso. El recibidor es descomunal, quizá demasiado. En el centro, una gigantesca mesa redonda, como si del puesto de mando interestelar se tratara con algunos ordenadores a disposición de los clientes. Sofás, plantas, un astronauta a tamaño natural, un C3PO, una gran escalera... cartelería con letras de inspiración espacial... Al fondo del espacio, una barra de bar y algunas mesas altas que dan servicio a la cafetería.A la izquierda del ascensor hay un pequeño mostrador de consejería con un par de pantallas que avisan de las salidas y llegadas de los trenes. A continuación y al fondo encontramos el mostrador de recepción, que resulta grande y robusto. Negro. Tres puestos de trabajo señalizados por cordones y protegidos por metacrilatos. Al fondo en la pared una enorme inscripción "Boarding Check". El proceso de recepción es algo lento: datos y más datos. Nos ofrece pagar en ese momento cosa que aceptamos. El hombre que nos atiende, perfectamente uniformado nos indica que nos han hecho un upgrading a la Junior Suite. Cosas de ser vip de la cadena... Nos explica los horarios de los servicios del hotel y del funcionamiento del wifi que es gratuito y veloz en todo el edificio tras un sencillo chequeo de acceso. Junto al mostrador hay una pequeña mesa para hacer el checkout express así como un carro de bebidas y un armario con algunos productos a la venta por si algún viajero olvidó algo en casa.  A la derecha de los mostradores, en dirección al bar, pasamos junto a una enorme pantalla que emite imágenes y noticias sobre astronomía y espacio. Pasada esta encontramos la zona de los ascensores. En ella una zona de juegos con máquinas de marcianos, una vitrina con recuerdos espaciales, un cajero automático revestido de máquina espacial. Los ascensores, cinco, con puertas automáticas en forma de puerta espacial. Grandes, oscuros, forrados con vinilos que imitan el espacio y las estrellas y con dos espejos a cada lado del fondo de curioso efecto. En la pantalla del interior, además de noticias sobre el hotel y la cadena, se emiten noticias de la Agencia Espacial Europea.Salimos a un amplio recibidor, muy oscuro. Suelo de moqueta negra, luces indirectas y tiras de led retranqueadas junto al techo. Dos butacas en forma de medio huevo en el centro. La tipografía espacial nos indica el camino a seguir hacia nuestra habitación. A ambos lados del recibidor corren sendos pasillos de habitaciones. Conforme vamos avanzando por él, se encienden las tiras de led que decoran el pasillo. Todo muy efectista. Las puertas, completamente enrasadas con las paredes del pasillo, disponen de lectores de tarjeta por contacto y manivelas metálicas. En cada fondo del pasillo, sendas ventanas de techo a suelo dejan entrar tímidamente la luz exterior. 

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Atravesada la puerta, enorme y que se cierra sola, el espacio resulta gigante. Accedemos a un largo salón que se remata al fondo con una enorme ventana de techo a suelo protegida por un estor eléctrico blanco y un visillo como plastificado con agujeritos. A la izquierda la ranura para meter la llave e interruptores en blanco. Suelo de madera clara muy cuidada y agradable, madera que se extiende hasta media altura de la pared. Techos primero en blanco y luego en negro. Sensación de limpieza, calidez y modernidad. Al dejar la llave de la habitación puesta, encontramos la temperatura adecuada para el frío que hace fuera.
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A la izquierda tras unas puertas correderas encontramos una zona con un hervidor de agua, una máquina de Nespresso (con varios cafés, infusiones y azúcares a disposición), el minibar, vacío por culpa de la pandemia y un armario con vasos, copas... A la derecha, la pared es de madera blanca y en ella hay una puerta que da acceso a un pequeño aseo todo en porcelana blanca muy luminoso, con un pequeño lavabo con espejo, toalla y pastilla de jabón, un inodoro de cisterna oculta en la pared y una papelera metálica. A continuación un enorme espejo desde el techo hasta el suelo. Justo enfrente una mesa de madera, robusta, con cuatro sillas en metal y piel blancas. Sobre ella dos feos jarrones de cristal blanco, y como cortesía del hotel una manzana, una botella de agua grande y una caja de bombones. En la pared varios enchufes disponibles y colgando del techo, en el centro de la mesa una lámpara de metacrilato y cristal blanco. Antes de los dos sofás negros que forman como un salón, en la pared encontramos un artilugio de madera para poner sobre las piernas (en el sofá o en la cama) y colocar sobre el portátil para trabajar. A su lado, una mesa baja lacada en blanco, un lustrazapatos automático
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 y otra lámpara de metacrilato alta. 

Antes del enorme ventanal con unas espectaculares vistas a toda la ciudad (con la Sagrada Familia al frente) sobre una tupida alfombra negra hay dos sofás tapizados en negro con dos pequeñas mesas lacadas en blanco. Sobre ellas una bienvenida del director del hotel con dos botellas de agua y unos caramelos. Justo delante de la ventana hay una curiosa butaca en piel oscura y metal blanco giratoria y cómoda. A su lado varios enchufes disponibles junto a un porta revistas incrustado en la pared, varios interruptores para la luz y para subir y bajar el estor que cubre totalmente y a la perfección la ventana sin dejar pasar un rayo de luz. Además hay una pequeña lámpara de pie baja, de lectura en metal blanco. 
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En una pared como de capitoné de piel negra cuelga una enorme pantalla de televisión. A cado lado hay puertas correderas en madera clara que dan acceso al dormitorio. A su lado hay un display para manejar el aire acondicionado, que funciona perfectamente y de forma silenciosa. Hay un sistema para el salón y otro para la habitación. Esta destaca por la luminosidad, no sólo de su enorme ventanal con las mismas vistas al salón sino por tener todas sus paredes blancas y por la enormidad de la cama doble completamente vestida de blanco. El colchón de gran calibre resulta comodísimo, igual que la lencería que se presenta suave y ligera. Seis almohadas de distintos tamaños y durezas hacen el descanso realmente exquisito. La cama se empotra ante un pequeño cabecero de madera, del mismo color que la del suelo y tras el que corre una tira de led que hace muy cálida la luminosidad de la zona. También en la zona de la ventana hay otra tira de led en el techo. A cada lado de la cama, retranqueadas en el cabecero hay sendas mesillas. En una de ellas el teléfono de la habitación y el mando de la televisión envuelto en plástico por el Covid. En la otra, un radio despertador con un par de salidas USB para enchufar algunos aparatos electrónicos. Sobre ambas, metidos en el remate en piel blanca que tiene el cabecero, dos pequeños focos redondos dirigibles para leer en la cama. Interruptores, mando para subir y bajar el estor y un par de enchufes disponibles, así como el sencillo display del aire acondicionado que permite regularlo desde la cama.
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A los pies de la cama y en la parte trasera de la pantalla de televisión del salón hay simétrica la misma pared cubierta en piel oscura y otra enorme pantalla. Bajo ella, hay un largo maletero en piel oscura. En la pared, y a modo de decoración hay una semiesfera de plástico con unas coordenadas escritas en ella y un fondo con una foto de motivos vegetales, todo muy "espacial". Si a la izquierda del dormitorio hay una enorme ventana, a la derecha en el centro encontramos en cristal blanco la puerta de acceso al baño, y ambos lados sendos armarios en blanco. En su interior, hay una luz automática que se enciende al abrir la puerta. Una barra colgadora con media docena de perchas normales, cajones y alguna balda. En uno de ellos está la caja fuerte, y en el otro hay una tabla de planchar y una plancha además de la bolsa de la limpieza y y de una gamuza lustrazapatos. El descanso se hace sencillo. La cama resulta reparadora, la insonorización exterior es increíble, y la interior no le va a la zaga. Aunque el hotel es enorme resulta tranquilo por dentro, y desde el pasillo hasta la cama además de la puerta enorme de acceso hay un montón de espacio y las puertas correderas de madera que nos aíslan todavía más. 
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Pasada la gran puerta de cristal blanca del baño encontramos un enorme espacio también blanco. Suelo porcelánico y paredes en el mismo tono. A la izquierda encontramos los interruptores de la luz, también en blanco, y un potenciómetro que en algún momento debió servir como hilo musical. Sobre ellos un par de perchas metálicas ancladas a la pared. A la izquierda encontramos una enorme encimera de silestone blanco con dos lavabos de modernísima grifería. Delante de cada uno de ellos cuelgan sendas toallas de lavabo. Debajo en una larga balda se ofrecen dos enormes toallas de baño, dos albornoces y dos juegos de zapatillas de felpa, todo ello de fantástica calidad, tamaño y con el logo de la cadena bordado, una caja de pañuelos de papel y un secador de pelo de buena potencia metido en una bolsa de tela. Sobre la encimera hay un espejo de aumento con luz incorporada que es móvil. En una bandeja de porcelana blanca se ofrece un completísimo juego de amenities en cajas de cartón blanco: set de afeitado, set dental, algodones, champú, gel, acondicionador, pastilla de jabón, gorro de ducha, todo por dos. Sobre los lavabos un gran espejo hasta el techo. Buena iluminación con varios puntos de luz en el techo y varias tiras de led retranqueadas en el mismo en la cabina de ducha y en la cabina del inodoro.
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A la derecha del baño encontramos una enorme bañera con un reposacabezas en piel blanca. Anclada en la pared moderna grifería de ducha de teléfono. Junto a la bañera, una banqueta metálica blanca permite acercar las toallas para salir del baño. En el frente encontramos dos cabinas, una con puerta corredera de madera lacada en blanco y acceso al inodoro. En su interior además de una papelera metálica hay una taza de esas modernas de gusto japonés con chorrillos de agua que se manejan desde un mando a distancia anclado a la pared. La luminosidad del espacio es curiosa con la tira de led metida junto al techo. Sobre el inodoro otra media esfera con coordenadas y fondo de color rojo. En la otra cabina, esta con puerta de cristal opaco, encontramos la enorme cabina de ducha. En el suelo, la alfombra de baño, en un espacio dentro de la pared encontramos otro bote de champú y gel, en la pared un grifo de teléfono y en el techo un enorme rociador de efecto lluvia. La potencia, el caudal y la temperatura no tienen parangón. Sencillamente espectacular. 
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Por la mañana en la recepción nos preguntan por el descanso, se interesan por nuestro viaje y poco más, porque la habitación ya está pagada desde el check in.
Calidad/precio: 10
Servicio: 9
Ambiente: 9
Habitación: 9.5
Baño: 10
Estado de conservación: 10
Desayuno: 

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