El Ayuntamiento de Barcelona se prepara para introducir una nueva medida que promete hacer más estricta la convivencia en el espacio público: la obligación de que los dueños de perros limpien los orines de sus mascotas. Este cambio forma parte de la reforma de la ordenanza de civismo, una actualización de la normativa que entró en vigor en 2005 y que, según parece, se aprobará en los primeros meses del año próximo.
El fin de los pipís en las esquinas
La nueva ordenanza prohibirá que los perros hagan pipí en cualquier esquina, farola o parterre sin que sus dueños limpien después el área afectada. Esta propuesta ha sido una de las más apoyadas en el proceso participativo que el Ayuntamiento de Barcelona ha llevado a cabo para reformar la ordenanza de civismo. Entre las medidas que más apoyo han recibido, destaca la que exige que los propietarios lleven una botella de agua o una solución desinfectante para limpiar los orines en la vía pública.
La pregunta que muchos se hacen ahora es si será obligatorio llevar siempre una botellita y si bastará con agua o será necesario un líquido específico para desinfectar. También surgen dudas sobre si realmente habrá multas para quienes no sigan estas nuevas normas. Las negociaciones entre los diferentes grupos políticos sobre cómo se implementará esta medida están por comenzar, y es probable que, dado el fuerte respaldo ciudadano, se acabe aprobando.
Un problema creciente
El malestar entre los vecinos ha ido en aumento en los últimos años debido a los problemas que ocasionan los orines de los perros en las calles de la ciudad. Comerciantes, residentes y transeúntes se quejan del mal olor, la suciedad y la obligación de esquivar charcos en las aceras. Barcelona ya cuenta con más perros que niños, lo que refleja el gran impacto que las mascotas tienen en el espacio público. El auge de dueños responsables que limpian los excrementos y orines de sus perros ha crecido, pero aún queda mucho por hacer para que esta práctica se generalice.
Desde el Consistorio, se destaca que la gestión de las aceras y el uso del espacio público se ha vuelto más compleja en los últimos años, especialmente tras la pandemia. Las preocupaciones ciudadanas han evolucionado, y lo que antes centraba el debate en torno al civismo, como la mendicidad o la venta ambulante, ahora ha dado paso a nuevos desafíos como la proliferación de patinetes, la ocupación de aceras por motos y, por supuesto, el impacto de las mascotas en el entorno urbano.
El proceso participativo que lo hizo posible
El Ayuntamiento ha llevado a cabo un proceso participativo entre febrero y julio de este año, que recogió 570 propuestas ciudadanas, finalmente agrupadas en 534. Entre las más populares se encuentran varias relacionadas con la gestión de los orines de los perros. En el portal municipal #DecidimBCN se han publicado los resultados de este proceso, y de las 10 propuestas más apoyadas, cuatro han sido aceptadas, tres de las cuales se refieren a los pipís de las mascotas.
Las propuestas aceptadas exigen medidas claras: los dueños deben llevar a sus perros atados, recoger sus excrementos y limpiar los orines con una botella de agua o desinfectante. Además, se pide que se prohíba que los perros orinen en parterres, esquinas de edificios y farolas. El Ayuntamiento también ha recibido sugerencias para que se impongan sanciones a quienes no cumplan con estas normas y que se lleve a cabo una campaña informativa para educar a los ciudadanos sobre sus nuevas obligaciones.
La reforma está en camino
El gobierno del alcalde Jaume Collboni confía en que la nueva ordenanza de civismo sea aprobada antes del verano de 2025. En este momento, los técnicos municipales están redactando la propuesta que se presentará en la comisión de gobierno en febrero. Si el consenso político se logra, lo de regar los orines de los perros pasará a ser obligatorio mediante una disposición que modificará la ordenanza de tenencia de animales, integrando ambas normativas en una solución conjunta.
La comisionada municipal de Convivencia, Montserrat Surroca, también ha indicado que las conversaciones con la oposición ya han comenzado para agilizar el proceso, aunque las tensiones entre partidos podrían ralentizar las negociaciones. Aun así, todo apunta a que la demanda popular de esta medida será difícil de ignorar.
Otras preocupaciones ciudadanas
Si bien la reforma de la ordenanza de civismo se centrará principalmente en temas como los orines de los perros, otras propuestas ciudadanas han quedado fuera de esta actualización y se han derivado a diferentes áreas de gestión municipal. Entre las preocupaciones mencionadas se encuentran la regulación de los patinetes eléctricos, el aparcamiento de motos en las aceras, la instalación de terrazas y la alimentación de palomas en la vía pública.
Estas cuestiones, aunque también muy apoyadas, no se incluirán en la reforma de la ordenanza de civismo actual, sino que se tratarán por separado, lo que hace que su resolución sea menos inmediata. Otras propuestas, como las acciones contra los grafitis y las pegatinas de cerrajeros, también se han incluido en los primeros lugares de las demandas ciudadanas.
Un cambio necesario para la convivencia
El Ayuntamiento de Barcelona busca con esta nueva reforma adaptarse a las necesidades actuales de la ciudad y mejorar la convivencia entre vecinos y dueños de mascotas. La cantidad de perros ha crecido notablemente en los últimos años, y con ello, la responsabilidad compartida de mantener las calles limpias y seguras para todos.
Si la reforma es aprobada tal como se espera, los dueños de mascotas tendrán nuevas obligaciones que cumplir. El impacto de los orines en las aceras ha sido una de las principales quejas vecinales, y el Ayuntamiento confía en que esta medida contribuya a mejorar la convivencia y el uso del espacio público de manera más respetuosa.