Barcelona hace un último esfuerzo para ser la capital del móvil

Los organizadores del Mobile World Congress (MWC), la entidad GSMA que agrupa a casi 800 operadores de telefonía móvil de todo el mundo, están a punto de dar a conocer cuál será la ciudad ganadora del concurso que convocaron para la adjudicación de la organización del MWC del 2013 al 2017.
Barcelona compite con París, Milán, pero sobre todo con Múnich, por ser la ganadora.
La ciudad agraciada no solo recibirá durante cuatro días este gran evento empresarial sino que además será considerada la capital mundial de las tecnologías móviles ya que, aparte de ser la sede de la organización durante ese lustro, también acogerá, a lo largo de todo el año, una serie de actos relacionados con el sector, desde demostraciones de equipos, desarrollo de negocios, actos culturales, presentación de premios, conciertos, exhibiciones permanentes de tecnología, de aplicaciones, un museo, un café móvil, espacio para oficinas…
La repercusión económica que le ha supuesto a Barcelona ser la sede del MWC se estima en torno a los 200 millones de euros anuales. Es por ello que los responsables políticos no sólo de la ciudad sino también de Cataluña y España, son conscientes de lo mucho que se juegan. Es por eso que, días antes del fallo, están jugando sus últimas cartas.
En este sentido las tres administraciones al unísono han presentado una propuesta con varios elementos diferenciales.
La propuesta económica de la candidatura barcelonesa que es sede del Mobile World Congress desde 2006, se sitúa en los 15 millones de euros aunque si se suman las aportaciones, vía patrocinio, de diferentes empresas privadas, como Telefónica, puede alcanzar los 25 millones, una cantidad en sí misma insuficiente frente a la presentada por otras candidatas.
Incentivos fiscales
Conscientes que la candidata alemana ha realizado una muy fuerte oferta económica hasta el punto que la posiciona como virtual ganadora, en unos momentos de reducciones presupuestarias, Barcelona no puede igualar el montante pero plantea otras ‘ganancias’ a los organizadores.
La propuesta local incluye una serie de incentivos fiscales. Se trata en concreto de declarar el evento de ‘interés público’ lo cual conlleva una desgravación por mecenazgo para las empresas patrocinadoras que podría llegar a aproximarse a la totalidad de lo invertido.
Si el Congreso de Diputados declarase el “acontecimiento de excepcional interés público”, la máxima categoría de la Ley de Mecenazgo (artículo 27) permite desgravar hasta el 95% de las tasas así como el 100% de las aportaciones que hagan los patrocinadores de cualquier evento que tenga esta consideración durante varios años.
Ello supondría para los organizadores un elemento añadido que podría facilitarles un aumento de los ingresos al poder incorporar más patrocinadores.
Un planteamiento desgravador que ya se ha utilizado en otros grandes eventos como los JJOO, las Expo y el Salón del Automóvil de Barcelona en 2009.
Por otro lado, Barcelona propone avanzar su oferta al año 2012 (recordar que ese año Barcelona aún tiene otorgada la organización del MWC en la ciudad), de tal manera que GSMA tendría más ingresos un año antes.
Otros puntos a favor de la ciudad condal es el clima, tan diferente al de las otras candidatas, sobre todo en febrero, fecha de celebración del MWC, a lo que habría de añadir la ‘experiencia vivencial’, o sea, el hecho que la ciudad ya es conocida por el sector. Y es que las encuestas de satisfacción de los asistentes son muy altas.
Junto a lo expuesto, la ubicación del recinto ferial en medio de la ciudad y no en el extrarradio como en algunas de las ofertas, es un punto más a su favor.
Entre los hándicap de Barcelona hay que citar la aún insuficiencia que tiene el aeropuerto de El Prat de enlaces directos con otros continentes. Hay que recordar que gran número de los asistentes al MWC provienen de Asia y América.
Las cifras de la última edición son esclarecedoras de la importancia del acontecimiento a escala mundial. Con 2.700 periodistas acreditados y más de 1.300 empresas, se registraron cerca de 60.000 profesionales que pagaron una alta inscripción y que ocuparon más de 30.000 habitaciones de hotel durante los cuatro días del congreso.