Revista Viajes
Situado a las puertas del Parque Natural del Saja-Besaya y junto al Río Argoza, Bárcena Mayor es un pueblo increíblemente bello y preservado en un estado de conservación maravilloso en el que apenas viven permanentemente 80 personas. Merecidamente posee el título de uno de los pueblos más bonitos de España y es un buen ejemplo de la vida en los pueblos montañeses, por su arquitectura y por su trazado de calles, por su situación en lo profundo del valle y por su carácter etnológico. Aunque este último ejemplo ha decaído en los últimos años debido a la presión turística. Llegar al corazón de Cantabria es muy sencillo, por las buenas carreteras existentes, y una experiencia de conducción inolvidable, por la maravilla de paisajes que te vas encontrando a medida que devoras kilómetros. Bellos pueblos, ríos caudalosos, valles, montañas, prados o "praos" como se dice por aquí, innumerables fincas llenas de vacas rubias y tudancas pastando a sus anchas.....y sobre todo paisaje y más paisaje.
Ya en Bárcena Mayor nos reciben sus casonas montañesas con sus típicas balconadas en madera y sus calles empedradas. Casas rurales levantadas en piedra, muchas de ellas con las cuadras en planta baja, algunas -sólo unas pocas- aún medio derruidas por el paso del tiempo y el abandono aunque la mayoría de las edificaciones del pueblo de Bárcena Mayor lucen espléndidas como vais a poder ver en la fotografías a continuación. La Iglesia de Santa María construida en el siglo XVII casi pasa desapercibida rodeada y apretada por las viviendas circundantes.
El pueblo se recorre muy fácilmente. Embutido entre el Río Argoza y las laderas de los montes circundantes hace que sus numerosas casas montañesas se compacten en poco espacio. Pasear por sus calles empedradas es un placer al igual que contemplar sus balconadas adornadas con flores, sus arcos en piedra de sillería, las balaustradas y las solanas que se aprovechaban para secar el maíz y colgar las cosechas y donde es fácil ver ristras de ajos o pimientos guindilla colgando de ellas.
Y hablando de solanas, había llegado la hora de comer, y si algo ha traído el turismo al pueblo de Bárcena Mayor son unos cuantos restaurantes donde poder familiarizarse con la gastronomía local y cántabra en general. Nosotros solemos acudir al restaurante La Solana que es el que más nos gusta, aunque el restaurante Río Argoza y El Puente también son muy buena opción y llevan largo tiempo dando de comer a los visitantes. En verano en los meses estivales puede ser una odisea conseguir mesa en los restaurantes de Bárcena Mayor. En esta ocasión nos decantamos por probar lo que saben hacer muy bien en La Solana. Un día primaveral soleado pero con algo de fresquete que requería para calentarse de unos buenos platos de cuchara. En el caso de Bárcena , en vez de platos te sirven pucheros para repetir hasta en tres ocasiones. Yo me decanté por un potente cocido montañés mientras que Ceci se animó a unas fabes estofadas con venado, más suaves de sabor. Tras el envite inicial nos fuimos al segundo asalto con un tierno y sabrosísimo solomillo de vaca tudanca, la vaca autóctona de Cantabria. Los postres nos lo saltamos y pasamos directamente al café y orujo, no somos muy de dulces y a decir verdad tampoco teníamos ya los estómagos para fiestas.
Tras la sobremesa tocaba paseo por el pueblo para facilitar la digestión de tan copiosa comida y sus correspondiente vino, curioseando por las tiendas de productos gastronómicos de la tierra y el Valle de Cabuérniga. Raro es la visita que no salimos con chorizos picantes caseros, salchichón de ciervo, chorizos de jabalí, quesucos o licores. Para los golosos también hay, desde sobaos a chochitos, pasando por quesadas y otros dulces. Postres típicos de los valles de la región.
En la visita a Bárcena Mayor es muy recomendable llevar calzado cómodo. La razón es la maravillosa naturaleza que rodea a la aldea. Cruzando el puente de piedra sobre el Río Argoza entras de lleno en la Reserva Natural del Saja-Besaya. Comienzan los caminos pedregosos y de tierra donde no es posible acceder con vehículo y cuyos lados se encuentran bordeados de helechos, acebos y hayas y en ocasiones tupidas alfombras de musgo de color verde intenso que tapizan troncos y paredes de piedra medianera de fincas. Un espectáculo para los sentidos.
Y tras casi un ahora de ascensión logramos un lugar despejado de vegetación en una de las laderas del valle donde pudimos disfrutar de unas bonitas vistas panorámicas. Allá abajo, como encajado con un calzador, aparecía a los lejos el pueblo de Bárcena Mayor, uno de los pueblos más bellos de España. Aquí os dejo el enlace a la web de la Confederación de los Pueblos más bonitos de la Tierra y el de los Pueblos más bellos de España por si queréis saber alguna cosa más.
Posted in: Cantabria , España Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook