Revista Opinión

BÁRCENAS y Rajoy, una magnífica fábula para demostrar la veracidad de las tesis de Marx

Publicado el 22 julio 2013 por Romanas


BÁRCENAS y Rajoy, una magnífica fábula para demostrar la veracidad de las tesis de Marx.
BÁRCENAS y Rajoy, una magnífica fábula para demostrar la veracidad de las tesis de Marx.  Tesis 1: Todo es economía.  Tesis 2: El verdadero poder es el económico. Decía Rajoy, ayer, ante los prebostes de la Unión Europea, intentando desesperadamente luchar contra esa marea de corrupción que a otro individuo con un átomo de dignidad ya lo hubiera expulsado de su peana: “lo importante realmente, lo verdaderamente democrático es haber llegado al poder mediante unas elecciones generales”.  Decía Lara, creo, líder de IU: “pero ¿qué dice este hombre?, él no ha llegado al poder mediante unas elecciones generales libres sino esencialmente falseadas por la más absoluta de las corrupciones económicas”.  Filosóficamente, ¿cuál de las 2 proposiciones es cierta?  Que Rajoy ha engañado a la inmensa mayoría de su electorado, es una evidencia tal que no necesita ninguna clase de demostración.  ¿Cómo? Utilizando a su favor todo ese inmenso poder que le otorgaba ser el más poderoso de los agentes políticos en liza en las pasadas elecciones generales.  En cualquier país, la publicidad electoral no es que sea importante,  es absolutamente decisiva.  Si desde todas las atalayas de la información real, ésa que efectivamente llega al pueblo, a la masa indiscriminada de analfabetos políticos, se sostiene el falso mensaje de que el partido preparado desde siempre para resolver todos los problemas económicos que lo arrasan  es el partido que detenta desde siempre también el poder económico, indefectiblemente este canallesco partido ganará inexorablemente las elecciones.  Y, ahí, están los hechos indubitables para demostrarlo.  Pero la realidad real, la realidad también indiscutible es que era ese apestoso partido, precisamente, a nivel mundial, el partido liberal capitalista, el que había llevado al mundo a una quiebra de proporciones universales, de la que tanto nos va a costar salir si es que salimos sin deslegitimar para siempre el paradigma liberal capitalista que afirma, desde Adam Smith, seguido por sus epígonos intelectuales Von Misses, Hayek, Popper, Friedman “et alteri”, que es la libertad más absoluta, ésa que comprende, como no, la absoluta libertad de mercados, la panacea capaz de resolver, y no de crear, como en la realidad ha resultado, todos los problemas del mundo mundial.  Soy perfectamente consciente de que hay una aparente contradicción entre lo que ahora escribo y aquellas iniciales tesis del marxismo con las que comenzaba este trabajo.  Si todo no es más que puñetera economía, si el verdadero poder es realmente el económico, no hay científicamente otra solución para que las cosas funcionen bien que dejar actuar el libre juego de las fuerzas económicas.  Falso, de toda falsedad. También soy plenamente consciente de que soy un marxista especial. La vida humana no es sino una más de las que pueblan, de las que actúan sobre el mundo material. Y este mundo material dejado a funcionar a su antojo provocaría ineluctables tragedias que quizá hubieran ya acabado con esta era, como parece que acabaron hace millones de años, con las sucesivas eras de las que se tienen noticia.  Lo que hace a este mundo material humano es precisamente la capacidad que tiene el hombre de modificar absolutamente su entorno.  Está absolutamente comprobado que abandonado el mundo económico a su absoluta libertad, dicho liberalismo económico produce inevitablemente crisis que lo colocan, que pueden colocarlo a punto de su propia desaparición.  Es, por lo tanto, forzosa la intervención decisiva humana para que los ciclos económicos no sean  ineluctables, o sea, es absolutamente obligado un intervencionismo político para evitar que crisis como la que actualmente padecemos se produzcan inevitablemente.  Y ésta parece que es la técnica que están aplicando algunos países como China no ya para salir de la crisis, que no la han sufrido, sino para evitarla decisivamente.  Regresando de Úbeda, Bárcenas le está ganando la partida a Rajoy, se la hubiera ganado ya si éste fuera un país medianamente decente, porque ha sido el dueño del verdadero poder económico del partido, el dueño de sus finanzas.  A las asquerosas manos de Bárcenas, han tenido que ir a comer todos, absolutamente todos de los grandes jerarcas del Partido Podrido, y este mequetrefe, que ha actuado, a niveles contables, como el tendero de la esquina, los ha puesto a todos a parir de mala manera, de tal modo que la comunidad internacional ya ha desechado en masa a todos los políticos españoles por dejarse corromper de tal modo por  un tipo que ni siquiera alcanza la categoría de aprendiz de brujo.  O sea que Bárcenas era, es, el auténtico poder en el PP, sólo porque el jodido tenía la llave de los cuartos, de la cochina economía, como  era “ad demostrandum”.


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