Cuando la conocí a Aixa Rava, me contó que había nacido en Tierra del Fuego. Qué lindo, le dije y ella me miró, sutil. Dijo: Bueno, ya vas a ver algo de eso en el libro.
Al abrir Barda (Buenosaires Poetry, 2014), una ráfaga de viento le da al lector en la cara. El libro comienza en la infancia (“… la isla para el niño es una cárcel…”) y a medida que pasan los poemas, pasa también el tiempo y aparecen otras prisiones (“… creo que también me sentí presa/ y me fui antes de morderte más las uñas…”) En medio de pájaros, gaviotas y golondrinas, a veces ella misma es un poco ave (“… dejará en la punta de mis alas/ su beso seco…”). Como toda persona nacida en una isla, tiene una particular relación con el agua (“… en tus labios el mundo se hace de agua/ y por primera vez ahogarme me encanta.”). Tatung, la hermana, aparece en varios poemas y edades. También están muy presentes la madre, el olor a pan y el interior de la casa (“Jugar es cosa de adentro, no de plaza…”). Afuera quedan el hielo y la tempestad.
- Barda
- Aixa Rava
- Buenos Aires Poetry
- Año 2014