La “Bardemcilla” es un café latino, probablemente bolivariano o cubano, bien es verdad que podría haber sido también un café palestino, pero difícilmente judío o americano, porque eso solo sirve para alumbrar a los retoños de la creciente familia, a la que la Sra. Cruz se añadió en fechas más recientes. El clarn decidió retirar el expediente regulador de empleo después de que los medios vsertiesen todoa suerte de críticas contra ellos por seguir en la práctica una línea contraria a la que predican en sus encierros y manifestaciones políticas. Mamá Bardem, la matriarca, es toda sonrisa comprensiva desde donde nos mira, en la altura intelectual propia de su carácter solidario; después va y reduce la plantilla, como los sindicatos, aprovechando las normas contra las que se menifiestan, en ese ejercicio de contradicciones tan propio del pseudoprogresismo de Visa Platino. Los Bardem, como nosotros, como cualquiera, disfrutan de cierta tranquilidad en el Meditterráneo porque Israel es una democracia económicamente solvente, que evita la influencia de repúblicas islámicas, como Irán o los propios palestinos, recibiendo en pago el desprecio a su país, la crítica a sus ciudadanos y la defensa de quienes atentan desde el fanatismo colocando escudos humanos hasta en las escuelas. En la Bardemcilla se cantará la Internacional y habrá pañuelos palestinos de apoyo a los sufridos terroristas, pero a la hora de mirar la caja, el imperialismo más rancio se apodera de los propietarios que, como es lógico cuidan sus propios intereses. Que difícil es ser solidario en tiempos de crisis.