El Baño de la Cava
Aguas abajo del puente de San Martín se yergue junto a la corriente del Tajo un torreón cuadrado, con tres puertas a distinto nivel y una escalera empotrada en el muro, que conduce a lo que sería un piso superior, ya desaparecido, o simplemente a una terraza que estaría almenada para su mejor defensa.
Dentro ya del agua y a muy poca distancia, un robusto bloque de mampostería y argamasa, volcado, parece haber sido su continuación hacia la otra orilla, donde quedan solamente un par de hiladas de lo que debio ser otra torre similar.
Entre estas tres construcciones parece que debió haber un puente, solamente de barcas pues su fortaleza es insuficiente para apoyar arcos en ellas. Fácil de arrastrar por las riadas del Tajo, debió averiarse con frecuencia y acabó sustituyéndole otro puente mucho más elevado y sólido: el actual puente de San Martín, seguramente a finales del XIII o a comienzos del XIV.
El torreón de la orilla derecha lleva tradiciomilmente el nombre de "Baño de la Cava", siendo la apoyatura física de una famosa leyenda toledana. Según ella, la hija de un conde llamado don Juhán y cuyo nombre em el de Florinda según las versiones más elaboradas o simplemente el de ,. La Cava" en las más populares, era huésped del rey Rodrigo y gustaba de bañarse en el río junto a esta torre.
Y todos los cronistas relatan que' sorprendida en tal operación por el propio rey, quien tenía su palacio sobre la] ínea de murallas que domina a este paso del río, sintió un irrefrenable deseo de poseerla. Alojada como decimos en su palacio, lo consiguió al fin. aunque a la fuerza, mientras su padre estaba ausente en Toledo, por el gohernador de Ceuta. Al regresar don .Julian a la ciudad supo del acto reprobable del rey, que deshonraba a su hija y a su linaje.
Decidido a vengarse, volvió a Ceuta, se desligó de la obediencia real y se ofreció a los árabes que ya proyectaban invadir Hispania. aceptó su jefe, Muza, su oferta; utilizó los propios barcos para cruzar el estrecho de Gibraltar, primero mediante la expedición de tanteo de Táriq (Gebel·Táriq, Gibraltar) que invadió la península, bien asesorado del ofendido don Julián y derrotó a Rodrigo en la batalla de Guadalete, perdiendo éste allí su vida y el reino a la vez. Por ello, de la desenfrenada lujuria de un monarca advino el hundimiento de la monarquía visigoda y el nefasto "Baño de la Cava" pasó al Romancero y a la lista de leyendas toledanas más famosas.
De los tres principales personajes de esta leyenda, al menos dos existieron sin duda alguna. No sólo existieron, sino que fueron contemporáneos y, aunque no nos consta que llegaran a conocerse alguna vez, al menos debieron enviarse mensajes y, por supuesto, la Historia los une en el año crucial de 711.
Son estos dos personajes don Rodrigo, Último rey de la Hispania visigoda (1), muerto efectivamente en Wadi-Lacca o Guadalete y cuyo sepulcro apareció en Viseo (Portugal) y el llamado don Julián, seguramente conde (comes) de Ceuta (Septem o Septa), .Have del Estrecho como aún ostenta su escudo.
Debió ser un beréber de religión. cristiana, o quizá el último jefe bizantino de la guarnición ceutí y su nombre verdadero parece ser Urbano, Olián u O¡bán (2). Es curioso que la primera versión de esta leyenda de la Cava se deba a los historiadores musulmanes y que en ella el rey que traiciona la confianza de su súbdito no es ltodrigo, sino Witiza (3).
Como en otros relatos semi-legendarios, la primera versión cristiana de éste del Baño de la Cava nos la da el ar-.tObispo don Rodrigo, quien utilizó como fuente, según es sabido, manuscritos árabes no conocidos por nosotros (4) y que cambia a Witiza por Rodrigo. Así eliminaba las con tradicciones entre los datos conocidos entonces, ya que se presentaba a Julián como pariente precisamente de Witiza ("familiaris et consanguineus Vitizae") y era además lógico su enfrentamiento con quien privó del trono a los hijos de éste.
Es interesante también la variante que incluye el propio Jiménez de Rada en su obra, al decir que "alii dicunt uxori Comitis vim fecisse" (5); pero fuera la hija o la esposa la violada, admite que éste fue el motivo de que don Julián cambiara de bando y colaborara eficazmente con las tropas árabes, en la invasión de la Península. Su colaboración fue, por cierto, bastante prolongada, sin que se limitara a ayudarles a pasar el Estrecho.
No sólo acompañó, según parece, a Muza en su visita al califa Ulit, cuando le rindió cuentas de su expedición a España, aconsejándole con acierto (6), sino que Jiménez de Rada relata que se le hizo responsable de la derrota de Munuza al intentar tomar a Gijón, en venganza de lo cual fue ejecutado por los propios musulmanes, unidos ,con los hijos de Witiza. (7). Tal vez se intentara con ello una eliminación de las posibles cabezas de una futura rebeldía
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