El Sevilla FC no pudo pasar del empate sin goles frente al Basilea en la ida de los octavos de final de la Europa League, por lo que la eliminatoria continúa muy abierta y tendrá que decidirse el próximo jueves en Nervión. El conjunto sevillista manejó el peso del partido aunque no logró generar demasiado peligro.
- El conjunto sevillista llevó la iniciativa durante la mayor parte del partido aunque no consiguió generar demasiado peligro en los últimos metros.
- Banega fue el auténtico motor del juego de los sevillistas y el futbolista más determinante del equipo.
- David Soria tuvo un partido bastante tranquilo y en sus pocas intervenciones evidenció seguridad y tranquilidad.
- Las sustituciones de Unai Emery apenas contribuyeron a que el Sevilla pudiese generar mayor peligro en sus llegadas.
- La rigurosa expulsión de N´Zonzi por doble amonestación condicionará el centro del campo en el partido de vuelta. Probablemente ninguna de las dos acciones fueron tarjeta amarilla.
El Sevilla presentó la siguiente alineación ante el Basilea: David Soria, Coke, Rami, Kolo, Tremoulinas, Cristóforo, N´Zonzi, Banega, Krohn-Dehli, Vitolo y Gameiro.
El vigente campeón de la Europa League comenzó el encuentro con la intención de llevar la iniciativa en el juego y hacerse dueño de la posesión, mientras que los locales antepusieron como principal objetivo el no encajar ningún gol e intentar salir al contragolpe. El Sevilla inició el partido mandando aunque la primera ocasión clara sería para el Basilea, cuando a los siete minutos Steffen puso un gran centro al corazón del área y Janko cabeceó para que el balón se marchara muy cerca del poste derecho que defendía David Soria.
Superado el susto inicial, el Sevilla insistió en dominar el encuentro y madurar su juego con el paso de los minutos, aunque sin conseguir generar demasiado peligro, exceptuando las jugadas de estrategia a balón parado, donde N´Zonzi y Coke lograron rematar en el interior del área en el 9´ y en el 14´, respectivamente.
El Basilea permanecía bien arropado en su parcela defensiva y el Sevilla presionaba la salida de balón muy arriba y con numerosos efectivos, propiciando que el conjunto suizo tuviera que recurrir al juego directo. Banega manejaba la batuta del juego con eficacia pero se echó en falta un mayor dinamismo del equipo en los metros finales, por lo que el resto de la primera parte discurrió con un dominio poco efectivo del Sevilla pero que al menos propició que los suizos apenas pudieran llegar con claridad a los dominios de David Soria. La única ocasión reseñable se produjo poco antes del descanso, donde N´Zonzi remató desviado un buen centro de Krohn-Dehli.
En el descanso, Unai Emery no desistió de su planteamiento inicial y tras la reanudación se vio un Sevilla calcado al del primer periodo, con los mismos hombres sobre el terreno de juego. En los primeros minutos pareció que el Basilea iba a mostrarse más ambicioso aunque resultó ser un mero espejismo.
Nuevamente, el segundo periodo comenzó con susto, pues a los 50 minutos, el Basilea estuvo muy cerca de ponerse por delante en el marcador. Prácticamente en su primera posesión más o menos larga, una buena acción individual de Xhaka recortando hacia dentro en el borde del área terminó con un disparo que repelió Tremoulinas y el posterior rebote le cayó en franca posición a Bjarnason en el interior del área, aunque por fortuna, el jugador del Basilea se llenó de balón y envió su disparo demasiado arriba.
El Sevilla continuó dominando pero ofreciendo un bagaje ofensivo bastante pobre, los laterales no conseguían llegar con claridad a la línea de fondo y tanto Vitolo como Krohn-Dehli estaban ofreciendo un rendimiento bastante discreto, por lo que Gameiro apenas entraba en contacto con el balón y no podía disfrutar de ocasiones más o menos claras de gol. En cambio, el centro del campo funcionaba bastante bien, Cristóforo le cubría las espaldas a la perfección a Banega, el cerebro del equipo y N´Zonzi aportaba el equilibrio y el músculo necesario a la medular.
A pesar de ello, el Sevilla disfrutó de más ocasiones en esta segunda mitad. A los 60 minutos, un gran pase bombeado de Banega a la espalda de la defensa encontró a N´Zonzi, que pinchó el balón como si fuese Kanouté y encañonó en el interior del área encontrándose con una buena respuesta del guardameta del Basilea.
Pocos minutos después, Vitolo abandonó el terreno de juego y fue sustituído por Konoplyanka para que el ucraniano se situara en el extremo izquierdo y Krohn-Dehli se marchara al extremo opuesto. El ucraniano no terminó de ofrecer lo que el partido demandaba y no otorgó la frescura que Unai Emery pretendía con su entrada en el campo.
Banega, el mejor del Sevilla sobre el terreno de juego, era la principal amenaza para el Basilea. A los 68 minutos, Gameiro se asoció con el y tras una pared con el argentino se plantó en el área y sin otra opción que la del disparo desde una posición algo escorada, el delantero francés chutó a puerta y Vaclík envió el esférico a saque de esquina con una buena intervención. Parecía que el partido se animaba para el Sevilla, pues el Basilea parecía inofensivo y el conjunto sevillista estaba incrementando su presencia en el campo contrario.
Posteriormente, Unai Emery decidió sustituir a Gameiro por Llorente, buscando probablemente el juego aéreo del riojano con Konoplyanka sobre el campo. Sin embargo, Llorente apenas entró en juego y la única ocasión del Sevilla en el último tramo del partido fue un buen disparo de Konoplyanka en el interior del área que el guardameta del Basilea detuvo en dos tiempos.
A pocos minutos de la finalización del encuentro, N´Zonzi vio la segunda tarjeta amarilla y se tuvo que marchar del terreno de juego tras una acción en la que el colegiado inglés se mostró muy riguroso. Además, la primera tarjeta que vio el centrocampista galo se produjo tras una falta inexistente. Anthony Tailor, el árbitro británico necesitó muy poco para dejar al conjunto sevillista con un hombre menos sobre el terreno de juego, mientras que se mostró demasiado condescendiente con Walter Samuel, quien si mereció la expulsión. A pesar de jugar en inferioridad algunos minutos, el Sevilla no corrió demasiados riesgos y casi con el tiempo de descuento cumplido, Banega fue sustituído por Carriço con la intención de que el partido finalizase sin más consecuencias. Emery parecía estar satisfecho con el resultado, quizás porque sabe que su equipo no suele fallar en las grandes citas europeas, sobre todo si son en su estadio.
Finalmente, el empate sin goles ofrece una doble lectura. La lectura positiva es que el Sevilla se jugará el pase en Nervión ante un equipo que no le causó grandes problemas y con una victoria pasaría a la siguiente ronda. La negativa es que cualquier gol del Basilea en la vuelta complicaría la eliminatoria, pues cualquier empate con goles resultaría fatal para los intereses del conjunto nervionense. Entre medias, el Sevilla tiene una importante cita con el Villareal este domingo en el Sánchez Pizjuán que podría dilucidar las aspiraciones reales en liga de los nervionenses para este último tramo de la competición. La gestión de las rotaciones podría ser clave para afrontar los próximos encuentros.
fuente fotos: www.sevillafc.es