Revista Literatura

¡basta!

Por Salvaguti
Más allá de los cálculos económicos o bancarios, en los desahucios encontramos un sinfín de dramas humanos, familiares, que deberían estar por encima de cualquier otra circunstancia. ¡Basta!¡BASTA!La tragedia inmensa y mareante de los desahucios, hemos tenido que soportar en nuestras conciencias los primeros suicidios para tener constancia y real de algo que le puede suceder a cualquiera, a usted, a su hermano, a su vecino, a mí, perfectamente. A este respecto, no me vale el argumento que escuché el otro día: “es que nos hemos metido en muchas cosas, que hay gente con muy poca cabeza, y luego pasa lo que pasa”. Claro que hay gente a la que se le fue la cabeza en los años de la “fiesta” –quien la tuviera, insisto- y que, viéndose con una buena nómina, se ha sentido con la capacidad de mantener su estatus económico en el futuro y se ha embarcado en demasiado. Claro que lo ha habido, todos tenemos un ejemplo en la cabeza. Me das trescientos mil y así tengo para amueblar el piso y para un coche alemán con media docena de airbags. Sí, es cierto. Pero también no es menos cierto que nadie se podía imaginar esta crisis brutal con visos de no acabar jamás. Nadie, que los “gurús” deberían estar calladitos para la eternidad en vez de seguir mostrándonos –alucinógenos- brotes verdes donde los demás sólo contemplamos cenizas y escombros. Y, sobre todo, no olvidemos la responsabilidad de los bancos, que concedieron hipotecas, en algunos casos por el 120% del valor patrimonial de la vivienda, con el aval, por ejemplo, de un contrato de trabajo de tres meses. Es un ejemplo real. Negocio asegurado, yo te presto, le presto a todo el mundo, y a cambio me devolvéis unos más que jugosos y escandalosos intereses. Porque le animo a que compruebe en su hipoteca lo que le baja del total la aportación mensual; si no lo ha hecho nunca, le puedo asegurar que... sigue leyendo

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