Revista Cine
No había leído nada de la periodista y escritora Carmen Amoraga. Hace unos años, cuando obtuvo el Premio Nadal (2014) acudí a una presentación. Me gustó lo que contó y cómo lo contó, me llevé el libro y ahí está todavía esperando su turno. Por eso, cuando salió "Basta con vivir", tuve claro que no lo dejaría caer en el olvido. Mi primer acercamiento a la escritora, os adelanto, ha sido muy positivo.
Basta con vivir nos cuenta de forma alternativa, la historia de sus dos protagonistas. Por un lado, conocemos a Crina, una joven rumana con un futuro prometedor, por quien sus padres han hecho grandes esfuerzos para que así sea. Crina comete el error de enamorarse de quien no debe, y cae en una trampa que la traerá a España para formar parte de una red de trata de blancas. Por otro lado, Pepa es una mujer madura amargada, arisca, huraña, con un pesimismo vital que le hace creer que el universo conspira en su contra. A priori no parece que las dos mujeres tengan nada que ver, dos historias bien distintas, pero el destino hace de las suyas y sus caminos se acaban cruzando, cambiando la vida de ambas. Y así es como iremos acompañando a Crina en su particular infierno, un infierno que a menudo tiene lugar muy cerca nuestra y no lo vemos (o no lo queremos ver), un infierno que le aterra, pero en el que no piensa permanecer el resto de su vida...También acompañaremos a Pepa, una persona que culpa de todos sus males a los demás, incapaz de sentir interés, cariño o empatía por los que le rodean, que solo ve lo negativo y que encuentra justificación para ser así en la distorsión o interpretación errónea que hace de la realidad, de su presente, e incluso de sus recuerdos. Pero hay una llama interior en ella, una llama que despierta sin darse cuenta cuando la obligan a tomarse unos días de vacaciones porque su actitud ante la vida está a punto de poner en peligro también su puesto de trabajo. Y esa llama la lleva a tomar las riendas de su vida ("...acepta, en sueños, los pequeños regalos que le da la vida, una conversación sin trascendencia, unos calamares a la romana con una cerveza antes de comer nada tonterías. En sueños, lo nota. Nota que esa es la vida que quiere, no la que tiene").Ambos personajes, Crina y Pepa, muestran sus temores, sus errores, sus sueños rotos, sus esperanzas...mostrándose creíbles y dotados de humanidad (Amoraga nos habla al final de las mujeres de carne y hueso que le inspiraron para dar vida a ambas protagonistas). Ambos resultan cercanos y ambos son ejemplos de lucha y superación. Ambos hacen sentir al lector, conmueven, exasperan e incluso arrancan algunas sonrisas (especialmente Pepa).
Una novela, en definitiva, sobre segundas oportunidades, sobre ayudar y ayudarse a uno mismo, porque no se trata de lo que te pase, sino de tu actitud ante lo que te pase, de tu capacidad de levantarte tras la caída, y ya lo decía también Víctor del Árbol: hay que subirse al tren de la vida, aunque esté en marcha. Porque, "para vivir, basta con querer vivir".